MURAMOS POR
LA PATRIA,
MI GENERAL
POR ANIBAL MALVAR
Ha
salido el CIS y, para alivio de analistas, nos hemos dado cuenta de que lo que
más preocupa a los españoles no es el fichaje de Irene Lozano por el PSOE.
Aunque en el momento de realizar la encuesta no se conocía el ingreso del
general José Julio Rodríguez en Podemos. Que no ha dejado indiferente a nadie.
Hoy mismo, José María Marco, en La Razón, nos explica que el ex jefe del Estado
Mayor “está en la línea de los Espartero y los Prim. Un nuevo ayacucho que
conecta con la tradición caudillista que Podemos, vía la Venezuela bolivariana,
reivindicó en su momento”. Para Santiago González, columnista de El Mundo, la
incorporación del general supone “convertir el ejército en otro círculo de
Podemos, donde los militares voten a sus jefes y las acciones en el exterior”.
Hasta el ministro de Defensa, Pedro Morenés, ha afeado al ex JEMAD su paso al
frente. Con toda la razón. Como todo el mundo sabe, los españoles preferimos
tener como ministro de Defensa a un traficante de armas y no a un general
civilizado. No hay que olvidar que Morenés fue, antes que fraile, consejero de
la empresa Instalaza, que vendía bombas de racimo a Gadafi. No me extraña que a
Morenés no lo quiera fichar Podemos. Muramos por la patria, mi general
Rodríguez. Pero solo por su patria (de ellos).
Adiós,
Europa
Sorprende
a este humilde vate el hecho de que la suspensión de la libertad en Europa haya
causado tan escaso revuelo en la prensa de papel. Este jueves, escondiéndose en
una columna casi coja de la página 8, nos informaba El País de que “París
suspende Shengen un mes por la Cumbre del Clima”. Que no pasa nada, o sea. Que
lo importante es si Catalunya pot o no pot. Por encima de la unión monetaria
(pues el dinero nunca une), la identidad de la nueva Europa que queríamos
construir solo se había perfilado en este tratado, que permitía la libre
circulación de las personas. Ahora se interrumpe por la Cumbre del Clima. Es
como si Tordesillas se amurallara de soldados y aduaneros cada septiembre para
impedir que los revoltosos acudan a boicotear el Toro de la Vega. Las cumbres
del clima son tan importantes como el toro. Como todo el mundo sabe, las
cumbres del clima siempre han valido para que las petroleras jodan impunemente
el clima de las cumbres. Y por eso deben de ser protegidas con el recorte de
libertades, derechos y tal.
El
Mundo y sus foros
Con
gran agilidad, el diario El Mundo acaba de impulsar un foro en el que debatirán
durante esta interminable campaña electoral nuestros atractivos candidatos a
presidente del caos establecido. Ocurre en la misma semana en que nos enteramos
que el periódico de la bola anda como lánguido, y ya solo supera al nada
estólido ABC en 8.000 ejemplares diarios. Por supuesto, como manda el
protocolo, el primero en acudir fue Mariano Rajoy, que empezó su discurso citando
a Ortega y Gasset con la soltura de quien lo ha leído. Para eso están los
foros. “No sabemos lo que nos pasa y eso es precisamente lo que nos pasa”.
Bella es la frase, no cabe duda. Pero en boca de Rajoy pierde algo de lustre.
Porque Rajoy lleva cuatro años intentando con denuedo que nunca sepamos lo que
nos pasa. Encended TVE, por poner un ejemplo. Y yo creo que él tampoco quiere
saber lo que nos pasa. Esas veleidades intelectuales se las deja a la patronal
y a la oligarquía, que estudiaron en mejores colegios.
Sin
embargo, lo que más me asombró al día siguiente de la visita del presidente a
El Mundo, fue el segundo editorial, aleve y etéreo como mariposa nenufarosa de
Rubén Darío. Dicha égloga a España se titulaba Una sociedad más libre,
preparada, plural e igualitaria. Y qué agradable susto filofascista me dio el
texto, referido a los 40 años de la muerte de Francisco Franco, ese hombre.
Cito con los dedos temblando sobre el teclado: “Es cierto que en los últimos
años del régimen se pusieron las bases materiales que facilitaron la
transformación de las estructuras políticas, sociales y económicas”. O sea, que
ahora no solo nos mandan idealizar una Transición tutelada y a su tutor, Adolfo
Suárez, secretario general del Movimiento. También hay que empezar a idealizar
el aperturismo franquista, y si no lo hacemos nos cambian otra vez el modelo
educativo. Qué hartazgo. Dejó dicho Franco que lo dejaba todo “atado y bien
atado”, y el periódico de David Jiménez es buena muestra de ello. Nos obvia,
por evidente, el hecho de que los hijos de las oligarquías franquistas siguen
hoy campando por sus bancos y sus eléctricas; las víctimas del franquismo
continúan criando malvas en nuestras adorables cunetas (somos, tras Camboya, el
país con más desaparecidos del siglo XX); la Iglesia disfruta del Concordato y
presiona con éxito a gobiernos de todo color; los asesinos de la dictadura
siguen muriéndose demasiado dulcemente en sus camas, y dejando en herencia a
sus vástagos lo que saquearon al pueblo tras el glorioso alzamiento; nuestro
jefe de Estado fue designado a sable por el viejo dictador; y etcétera. Tá
claro: durante la dictadura “se pusieron las bases materiales que facilitaron
la transformación de las estructuras políticas, sociales y económicas”. Garrote
vil a quien lo discuta.
No
contentos con el canto espiritual al viejo régimen, los editorialistas de El
Mundo nos ilustran sobre las bondades de nuestro presente sustentado sobre tan
honrosos cimientos señalando que hoy “todos los jóvenes pueden acceder a la
Universidad”. Y llevan razón, pues en las puertas de las universidades
españolas todavía no se ha suspendido el tratado Shengen. Hay en España gente
que dice que conoce a un amigo que tiene un hijo cuya novia se lo monta con una
amante que ha tenido que dejar la universidad por no poder pagar las tasas.
Pero son leyendas urbanas. Como todo El Mundo sabe.
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