LOS DIOSES ESTÁN EN EL OLIMPO
Movimiento por la Unidad
del Pueblo Canario
El 10 de
noviembre de 2015 pasará a la historia de la nación catalana como el día del
oprobio y la vergüenza, y confiemos en que el honorable pueblo catalán no tenga
que asumirlo como el equivalente al muro de las lamentaciones del pueblo judío.
En el Parlament de Catalunya se celebraba
la sesión de investidura como president del Sr. Arthur Mas, que ha tenido la
valentía de plantarle cara al rancio colonialismo español, primero convocando
un referéndum sobre la independencia de Catalunya y a continuación unas
elecciones plebiscitarias que, en coalición con Ezquerra Republicana, y bajo la
denominación de Junts pel Sí, ganó por una amplia mayoría, pero insuficiente
para ser proclamado President en un primer debate de investidura, para lo que
necesitaba el voto de por lo menos seis parlamentarios más que se suponía
provendrían de la Candidatura d’Unitat Popular (CUP), organización con la que
han venido negociando desde el 27 de septiembre, fecha de celebración de las elecciones,
un programa de gobierno que como paso previo incluyó una propuesta de
resolución mediante la que el Parlament de Catalunya “Declara solemnemente l’inici del procés de
creació del l’estat catalá independent
en forma de república”.
Para sorpresa de propios y extraños, el portavoz de la CUP, David
Fernández, de ascendencia zamorana, no sólo pide votar en contra de la
investidura del candidato a President con el que supuestamente tiene negociado
un programa de gobierno, ni siquiera se abstiene, sino que, en nombre de lo que
dice llamar “La revolución”, vota en contra de la investidura.
Revisando la historia comtemporánea sólo hemos sido capaces de encontrar un
error de similar magnitud, casualmente en Catalunya y durante la II República
española. El general Franco, autodenominado “El Generalísimo”, se había alzado
contra el legítimo gobierno republicano mediante un golpe de estado que
desembocó en una guerra que se prolongó durante más de tres años. Los
republicanos catalanes (socialistas, comunistas y anarquistas), embarcados en
la defensa de la república querían además hacer la revolución, al contrario que
los fascistas, que se centraron en ganar la guerra y la ganaron.
Si los republicanos en lugar de pretender ambas cosas, ganar la guerra y
hacer la revolución, se hubieran centrado en ganar la guerra probablemente no
estaríamos todavía pagando las consecuencias de tamaño error, el mismo que el
10 de noviembre de 2015 cometió la CUP votando en contra de la investidura del
Sr. Mas como President de la Generalitat y es que a lo mejor hay fuerzas
suficientes para conseguir un estado catalán republicano, pero es bastante improbable
por no decir imposible que, con diez parlamentarios de la CUP, en el estado
catalán se haga además la revolución.
Craso error. Y
téngase en cuenta que las palabras no son inocentes: cometer un craso error es
una equivocación grande cuyo arreglo es bastante complicado. El origen de la
expresión es antiquísimo, pues se trata de una expresión milenaria, procedente
de la Roma antigua. En el año 60 antes de la era cristiana se iniciaba la
gestión del triunvirato, una especie de gobierno tripartito entre los políticos
mas destacados de la época: Pompeyo, César y un tercero que había participado
de manera decisiva en varias guerras con éxito, Marco Licinio Craso.
Cada uno desempañaba su puesto en
función de los méritos realizados: Craso por haber derrotado a Espartaco,
Pompeyo fue quien organizó la sublevación para el ataque a Hispania, mientras
que César era un valido de uno de los fundadores de Roma. Todos ellos se repartieron
en mayor o menor proporción los territorios que por aquel entonces poseía el
imperio romano: a Pompeyo le tocó España y África, a César las Galias y a
Craso, el menos conocido de los tres, Siria. Pese a que los libros de historia
no lo han hecho muy famoso, Craso era un hombre muy influyente en la época y
sobre todo extremadamente rico, lo que le permitía agasajar a políticos en
apuros e incluso a jueces. Gobernaba un territorio de infinitas riquezas, pero
lo perdió la ambición, su idea de poder con todo lo que se le pusiera por
delante y su deseo de hacerlo lo antes posible le hizo cometer varios errores,
el mayor de los cuales fue invadir el imperio parto, actual Irán, lo que le
costó la vida, origen de la expresión “craso error”.
Movimiento por la Unidad
del Pueblo Canario
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