DEJARÁ BOLSONARO ALGÚN BOSQUE
EN LA AMAZONÍA?
HEDELBERTO LÓPEZ BLANCH
Un estudio realizado por la Universidad Federal de Pará (UFPA) y el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonia (IPAM), resulta demoledor sobre la forma en que son arrasadas las tierras por latifundistas con la plena autorización del gobierno de Jair Bolsonaro.
La investigación fue publicada a finales de junio en la revista Land Use Policy bajo el título:”Tierra sin ley en la tierra de nadie: las áreas forestales públicas no destinadas de la Amazonia brasileña”. El artículo científico afirma que esa ocupación indiscriminada es «fuente de deforestación, explotación predatoria de recursos naturales, actividades económicas insostenibles y violencia en el campo».
Claudia
Azevedo-Ramos, profesora del Núcleo de Altos Estudios Amazónicos de la UFPA
denunció en entrevista al medio brasileño Eco: «Si el propio Gobierno, que
debería estar fiscalizando estas áreas que son públicas, está transmitiendo un
mensaje de que no les va a pasar nada (a los usurpadores), que sus tractores no
van a ser quemados o confiscados, que la Policía Federal no los va a controlar,
que pueden entrar en Tierras Indígenas, pueden extraer minerales a gusto…eso
definitivamente son tierras sin ley”.
Recordemos que el
presidente Jair Bolsonaro, denominado como el “depredador ambiental”, desde el
inicio de su campaña electoral enfatizó que no reconocería ni un centímetro más
de tierras indígenas y tras la llegada al poder impulsó la explotación
económica de los recursos naturales amazónicos “sin regulaciones ni
burocracia”.
En sus planes de
explotación del Amazonas, Bolsonaro despojó de atribuciones y recursos a
administraciones públicas como el Instituto Brasileño del Medio Ambiente y de
los Recursos Naturales Renovables (IBAMA), vinculado al Ministerio de Medio
Ambiente y responsable de la ejecución de esa Política Nacional.
Con el fin de
impulsar el agro-negocio que cataloga como el eje fundamental de la economía,
Bolsonaro está destruyendo el principal pulmón verde del planeta.
En casi todas sus
intervenciones públicas ha insistido en que los incendios registrados en la
Amazonia son «mentira» y que cada país de la región tiene derecho a explotar
los recursos naturales de sus territorios.
Como no quiere que
nadie se le interponga en ese destructor camino, cuando el director del
Instituto Nacional de Investigación Espacial (Inpe), Ricardo Galvao presentó a
principios de 2020 un informe donde denunciaba que la Amazonía había perdido 5
879 kilómetros cuadrados en los últimos 12 meses, 40 % más que un año antes,
Bolsonaro lo destituyó inmediatamente.
Solo en el mes de
julio de este año, el área desbrozada por talas indiscriminadas e incendios,
según el Inpe, es tres veces más grande que la ciudad de Nueva York y se
cuadruplicó con respecto al año anterior.
En la explotación
de los recursos de la Amazonía brasileña, con la plena autorización del
gobierno derechista, se han involucrado empresarios, políticos, individuos con
gran capital económico y hasta compañías transnacionales.
Bajo esas
circunstancias, unas 12 millones de hectáreas de tierras públicas, un área del
tamaño de Guatemala y El Salvador juntos, han sido ocupadas ilegalmente por
esos propietarios privados que desalojan sin contemplación a los nativos de
esas zonas. La tala ilegal dentro de Tierras Indígenas en 2019-2020 aumentó 80
% en relación con 2018.
La Amazonia
comprende 5 % de la superficie terrestre del planeta, 40 % de América del Sur y
4,2 millones de kilómetros cuadrados (61 % del total) cubren la mitad de
Brasil, en la región norte.
En julio, el
Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales, registró 82 900 hectáreas
deforestadas, un récord mensual en relación a los últimos cinco años, lo cual
confirma un crecimiento continuado de la deforestación en los últimos 13 meses
y un aumento total del 78 % en relación al período 2018-2019.
En los meses de
julio, agosto y septiembre, una de las regiones que más ha sufrido la
deforestación ha sido el Gran Pantanal, situado en el extremo sudoriental en
los Estados de Mato Grosso y Mato Grosso del Sur (su alcance se extiende a
Bolivia y Paraguay) con una superficie de 187 818 hectáreas y abarca las
cabeceras de los ríos Cuiabá y Paraguay. Es uno de los ecosistemas humedales de
agua dulce más vastos del mundo.
Los enormes
incendios han destruidos el hábitat de numerosas especies y afectado a
pobladores de las ciudades de Aquidauana, Cáceres, Corumbá, Coxim, Miranda,
Poconé, Barao de Melgado, Puerto Suárez y Puerto Guijarro.
La directora
adjunta del Instituto Centro de Vida, Alice Thuault, explicó que debido al
cambio climático, el Pantanal vive la mayor sequía de los últimos 47 años,
situación que se incrementa con los prolíferos incendios.
La situación es
dramática en el Parque de las aguas, dentro del Pantanal que ya ha perdido el
85 % de su territorio, lugar de mayor concentración del mundo de jaguares y
sitio natural del raro guacamayo jacinto o guacamayo azul.
Thuault denunció
que son muy raros los incendios espontáneos, la mayoría de ellos se originan en
terrenos privados, con el objetivo de limpiarlos y acaban extendiéndose a zonas
protegidas.
La dura realidad es
que el mundo de la Amazonia va reduciéndose a pasos agigantados, mientras un
presidente inconciente, agresivo e inepto niega el cambio climático y a la par
impulsa la deforestación para incrementar el agro negocio. Y el mundo se
pregunta: ¿con esa arbitraria política antiambiental dejará Bolsonaro algún
bosque en la Amazonía?
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