miércoles, 10 de julio de 2019

DESNORTADOS


DESNORTADOS
JM AIZPURUA
Éramos 180/ 170 en los escaños de Madrid cuando tiramos a M Punto al cajón de la basura histórica. Y hoy somos 199/151, pero alguno no se está enterando.
El proyecto progresista, plurinacional, ha vencido de calle al facha, recentralizador y neocons.  Y cada uno de su padre y de su madre, entre los 199 hay diversidad, la misma que existe en los linderos del Estado, y son los 199 de igual valor democrático y representativo. No vengan con milongas de escaños puros e impuros. La Democracia obliga a respetar todos los escaños, de VOX o de HB BILDU.
Y le tocó a Sánchez gestionar esos 199 escaños, sin complejos, sin tapujos, y sin concesiones al trifachito ni a la patronal, pues estos perdieron en su 151, no llegando ni a su amado 155.
Y cuando todo estaba claro y diáfano, entró la mano oculta que entre coalición y cooperación nos quiere hacer un lío incomprensible salvo que la avaricia por el sillón obnubile a sus señorías.
Los abuelos, los precarios, los dependientes, las mujeres, las viudas pensionistas, los asalariados miserables, miramos asombrados a la pugna entre Iglesias y Sánchez en la que no parece que hablan de lo nuestro y que por ello discuten; no. Al parecer son otros los temas de discusión.
Se creen que la subida del salario mínimo es un gran hito, pero, acompañada de subidas generalizadas se queda en poco. Cuando fuimos a votar los del 199 pensábamos que lo del IPC era ineludible después de la pelea que los pensionistas habíamos desarrollado, pero en cuanto oímos Pacto de Toledo se nos hiela el alma. Algo no marcha.
Y en la peor decisión de su equipo, PODEMOS, insiste en entrar a como sea en un Gobierno Sánchez que tiene unos planes diferentes a los del 199: se ve a la legua. Y comete la torpeza de jurar lealtad ¿sin ver? ignorando que sus electores tomamos nota y pese a lo que me gusta Alberto, y yo ya no les votaré más si siguen erráticos y mendicantes.
Ese Gobierno Sánchez 2019 es un polvorín en el que la izquierda respetable no debe arriesgarse a entrar. Marchena y sus 155 sapos se agazapan a su vera. Y el laboralazo y la mordaza aún gozan de buena salud sin que el Sanchismo haya movido un músculo en su contra. Aún el pajarraco de la Rambla preside la ciudad saludando la entrada de los cruceros, ahora con presidente estatal, nacional canario, y alcalde; todos de Psoe.
¿Para que arriesgarse a este Plan Sánchez, seguramente conciliador con las fuerzas vivas más allá de su poderoso 199?
Podemos debe someterse a su electorado, no a su camarilla, y dar sin dudar su voto de investidura al equipo Sánchez, sin nada a cambio y sin ataduras, lo que le permitirá lealtad a su electorado.
Entrar en el Gobierno Sánchez, sin enfrentarse al Más España de los traidores, es abandonar el espacio político de los 5 millones y dejar sin estructura política a una corriente social de plurinacionalidad y progreso que irrumpió desde Madrid despertando la esperanza de reformar un Estado que hace aguas.
El equipo de Iglesias-Montero tiene unas labores urgentes de consolidación de partido, en las que la poltrona gubernamental sería incompatible con ellas y dejaría el campo abierto a los liquidacionistas de Errejón.


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