jueves, 6 de mayo de 2021

‘LOVING’ PABLO


‘LOVING’ PABLO

Es una tragedia que tengamos que perder a un político tan brillante porque a los de siempre les incomodaba. Pero seguiremos luchando. Iglesias ha dejado un legado maravilloso: una vicepresidenta y ministra de Trabajo brillante

ELISA MORA ANDRADE

Pablo Iglesias, en la marcha del cambio del 31 de enero de 2015.

Ayer fue un día difícil. Han ganado los bares, han ganado las muertes en las residencias, han ganado los millones para Florentino, las pizzas para los niños pobres, los bocatas de calamares, las colas del hambre y de vacunación, las listas de espera, los privilegios, las mentiras y los bulos, el nacionalismo español.

 

Cuando los deprimidos nos recompongamos, habrá que preguntarse seriamente por qué. De momento el luto no nos lo permite.

 

Quiero dedicar estas líneas a Pablo Iglesias.

 

Mi generación ha crecido con el lastre de la crisis económica, con el apogeo de las tramas de corrupción, los privilegios, el desempleo, la desafección  y la incertidumbre total. Pablo Iglesias nos dio a muchos un clavo donde agarrarnos, una luz, una alternativa que parecía viable dentro de todas esas terribles expectativas. Nos enseñó que no teníamos que conformarnos, que podíamos optar por algo más. Una persona joven, formada, con una increíble capacidad de oratoria, que se atrevía a decir muchas de las cosas que sentíamos y que parecía que no podíamos decir. Pablo Iglesias ha marcado un antes y un después.

 

La batalla que ha liderado Iglesias no ha sido justa. Ningún otro candidato ha tenido que luchar contra los insultos, las mentiras, el acoso, las portadas, las tertulias como él.

 

 

 

A Pablo Iglesias le han hecho dimitir. Han quemado tanto su imagen, dedicándole horas y horas, introduciendo historias falsas en la cabeza de todos los españoles, que si es comunista, que si es el más egocéntrico, que si le financian dictaduras, que si defiende el terrorismo, el independentismo y la violencia. ¿Por qué? Simplemente por desenmascarar a muchos. Por poner encima de la mesa los privilegios, la relación política y mediática con las élites económicas, por intentar que la gente entienda que no es normal vivir en ciertas condiciones, sin poder pagar un alquiler, arriesgándote al desahucio, trabajando 12 horas cobrando un sueldo patético. Dar derechos a muchos siempre supone quitar el privilegio de unos pocos. Y eso, con perdón, jode. Que la población despierte a muchos les viene fatal.

 

Evidentemente no a todo el mundo puede gustarle un político o un partido, en eso consiste también la democracia, sin embargo, creo que muchos ni siquiera han tenido la ocasión de preguntárselo. Antes de poder hacerlo, de analizar lo que proponía, de calcular si les convenía, ya tenían la imagen de una rata con coleta y con dinero de Venezuela.

 

En fin, Pablo Iglesias, callando varias bocas, ha demostrado tener un compromiso democrático, una honestidad, una dignidad y una generosidad sin precedentes en la política española. Los sillones que decían que quería los quería para poder cambiar la vida de la ciudadanía, mejorar nuestras condiciones. Renunciando a su proyecto, renunciando a la vicepresidencia, entendiendo que han hecho de él un lastre para su partido, Pablo Iglesias ha salvado a su grupo en Madrid y se ha ido para permitir que Unidas Podemos tenga un futuro.

 

Es una tragedia que tengamos que perder a un político tan brillante porque a los de siempre les incomodaba. Pero seguiremos luchando. Pablo Iglesias ha dejado un legado maravilloso, una vicepresidenta y ministra de Trabajo brillante, que quizás y ojalá un día conseguirá llegar muy lejos.

 

Ahora que el chivo expiatorio se ha ido, los medios y las derechas estarán desesperados buscando de qué hablar, con qué cubrir horas y horas de tertulias, con qué esconder un programa en blanco. En el fondo Pablo, les viene fatal.

 

Si empezáis a ver a Yolanda Díaz en todos los medios, si su nombre está en boca de todos, por favor, recordad que esto ya ha pasado y que es solo una cortina de humo. No caigáis otra vez en la trampa, no dejéis que nos quiten a otra persona valiosa.

 

Gracias Pablo por estos años, por demostrarnos que hay dignidad en la política, que hay compromiso, que hay cariño, que vale la pena. Yo, personalmente, te debo mi pasión por la política, mi esperanza en un cambio real, en un mundo más justo. Gracias.

 

Seguimos.


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