‘LOVING’ PABLO
Es una
tragedia que tengamos que perder a un político tan brillante porque a los de
siempre les incomodaba. Pero seguiremos luchando. Iglesias ha dejado un legado
maravilloso: una vicepresidenta y ministra de Trabajo brillante
ELISA MORA ANDRADE
Pablo Iglesias, en la marcha del cambio del 31 de enero de 2015.
Ayer fue un día
difícil. Han ganado los bares, han ganado las muertes en las residencias, han
ganado los millones para Florentino, las pizzas para los niños pobres, los
bocatas de calamares, las colas del hambre y de vacunación, las listas de
espera, los privilegios, las mentiras y los bulos, el nacionalismo español.
Cuando los
deprimidos nos recompongamos, habrá que preguntarse seriamente por qué. De
momento el luto no nos lo permite.
Quiero dedicar estas líneas a Pablo Iglesias.
Mi generación ha
crecido con el lastre de la crisis económica, con el apogeo de las tramas de
corrupción, los privilegios, el desempleo, la desafección y la incertidumbre total. Pablo Iglesias nos
dio a muchos un clavo donde agarrarnos, una luz, una alternativa que parecía
viable dentro de todas esas terribles expectativas. Nos enseñó que no teníamos
que conformarnos, que podíamos optar por algo más. Una persona joven, formada,
con una increíble capacidad de oratoria, que se atrevía a decir muchas de las
cosas que sentíamos y que parecía que no podíamos decir. Pablo Iglesias ha
marcado un antes y un después.
La batalla que ha
liderado Iglesias no ha sido justa. Ningún otro candidato ha tenido que luchar
contra los insultos, las mentiras, el acoso, las portadas, las tertulias como
él.
A Pablo Iglesias le
han hecho dimitir. Han quemado tanto su imagen, dedicándole horas y horas,
introduciendo historias falsas en la cabeza de todos los españoles, que si es
comunista, que si es el más egocéntrico, que si le financian dictaduras, que si
defiende el terrorismo, el independentismo y la violencia. ¿Por qué?
Simplemente por desenmascarar a muchos. Por poner encima de la mesa los
privilegios, la relación política y mediática con las élites económicas, por
intentar que la gente entienda que no es normal vivir en ciertas condiciones,
sin poder pagar un alquiler, arriesgándote al desahucio, trabajando 12 horas
cobrando un sueldo patético. Dar derechos a muchos siempre supone quitar el
privilegio de unos pocos. Y eso, con perdón, jode. Que la población despierte a
muchos les viene fatal.
Evidentemente no a
todo el mundo puede gustarle un político o un partido, en eso consiste también
la democracia, sin embargo, creo que muchos ni siquiera han tenido la ocasión
de preguntárselo. Antes de poder hacerlo, de analizar lo que proponía, de
calcular si les convenía, ya tenían la imagen de una rata con coleta y con
dinero de Venezuela.
En fin, Pablo
Iglesias, callando varias bocas, ha demostrado tener un compromiso democrático,
una honestidad, una dignidad y una generosidad sin precedentes en la política
española. Los sillones que decían que quería los quería para poder cambiar la
vida de la ciudadanía, mejorar nuestras condiciones. Renunciando a su proyecto,
renunciando a la vicepresidencia, entendiendo que han hecho de él un lastre
para su partido, Pablo Iglesias ha salvado a su grupo en Madrid y se ha ido
para permitir que Unidas Podemos tenga un futuro.
Es una tragedia que
tengamos que perder a un político tan brillante porque a los de siempre les
incomodaba. Pero seguiremos luchando. Pablo Iglesias ha dejado un legado
maravilloso, una vicepresidenta y ministra de Trabajo brillante, que quizás y
ojalá un día conseguirá llegar muy lejos.
Ahora que el chivo
expiatorio se ha ido, los medios y las derechas estarán desesperados buscando
de qué hablar, con qué cubrir horas y horas de tertulias, con qué esconder un
programa en blanco. En el fondo Pablo, les viene fatal.
Si empezáis a ver a
Yolanda Díaz en todos los medios, si su nombre está en boca de todos, por
favor, recordad que esto ya ha pasado y que es solo una cortina de humo. No
caigáis otra vez en la trampa, no dejéis que nos quiten a otra persona valiosa.
Gracias Pablo por
estos años, por demostrarnos que hay dignidad en la política, que hay
compromiso, que hay cariño, que vale la pena. Yo, personalmente, te debo mi
pasión por la política, mi esperanza en un cambio real, en un mundo más justo.
Gracias.
Seguimos.
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