EL RACISMO EXPLOTADOR
DAVID BOLLERO
Semanas atrás demostraba estadísticamente cómo la discriminación por origen racial o étnico ha aumentado en España a medida que Vox ha cobrado peso y el PP ha endurecido su mensaje para que la extrema-derecha no continúe comiéndole terreno. Si el racismo y la xenofobia son en sí mismos despreciables, el cinismo y la hipocresía incrementan aún más la inmudicia moral de quienes son partidarios de pisotear Derechos Humanos (DDHH). Esto es lo que está sucediendo en lugares donde Vox ha vivido un repunte en las urnas mientras la explotación de migrantes en situación irregular continúa extendiéndose.
Ayer conocíamos la
noticia de la muerte de un jornalero nicaragüense sin papeles, electrocutado en
lo que parece una negligencia en materia de prevención de riesgos laborales. La
noticia pasó inadvertida ante los ojos de buena parte de la prensa, que ha
perdido el norte mirando más a coletas cortadas que a cuestiones absolutamente
humanitarias, como los asesinatos a manos del Gobierno colombiano, los ataques
de Israel a Palestina, la guerra en el Sáhara Occidental o el mismo respeto de
los DDHH dentro de nuestras propias fronteras.
Aldrich Rivera, la
víctima de la explotación laboral que murió ayer en La Palma del Condado
(Huelva), no estaba dado de alta en la Seguridad Social ni tenía permiso de
trabajo, algo que su empleador podría haber resuelto en un abrir y cerrar de
ojos. No lo hizo, porque contratar a alguien en situación de vulnerabilidad
abre las puertas de par en par a la explotación, al abuso, a lucrarse con la
desgracia ajena.
No es casual que en
esta localidad Vox haya experimentado un repunte, convirtiéndose en la segunda
fuerza política en las últimas elecciones generales. El mismo partido que emite
mensajes xenófobos, que alardea abiertamente de su racismo e incita al odio a
las personas migrantes, contribuye crear un ecosistema de explotación al
vulnerable.
Diez meses antes,
otro jornalero, esta vez ecuatoriano, moría en Lorca de un golpe de calor.
Cuando aún se encontraba con vida, en lugar de tratarlo como un ser humano, lo
abandonaron en un centro de salud. ¿Adivinan qué partido ha aumentado su
caladero de votos en esta localidad murciana hasta ser la segunda fuerza
política más votada? Sí, Vox, el mismo partido que también ha crecido en Palos
de la Frontera, donde se sucedieron los incendios contra los asentamientos
chabolistas de jornaleros, buena parte de ellos marroquíes... eso sí, por lo
general, incendios que no surgen durante la campaña de recolección, sino cuando
ésta ha terminado.
El patrón siempre
es el mismo: desprecian a las personas migrantes mientras se aprovechan de
ellas, mientras abusan de ellas. Grandes conquistas sociales, como el derecho
al aborto o el matrimonio igualitario siempre se topan con palos en las ruedas
por parte de los conservadores, llevándolas incluso al Tribunal Constitucional
en ese delirio de que creerse los únicos defensores de la Carta Magna. Sin
embargo, como sucederá con la ley de eutanasia, no dudan en hacer uso de estas
leyes, incluso, mientras sus recursos se están tramitando. Hipocresía en estado
puro.
Lo mismo sucede con
la migración, a la que denigran, criminalizan y desprecian en público mientras,
en privado, se llenan los bolsillos a su costa. Las penas por estos delitos
deberían trascender las sanciones económicas contemplando, si no prisión, sí al
menos trabajos comunitarios obligatorios y no remunerados con colectivos a los
que desprecian, a los que vampirizan. La extrema-derecha, quienes la siembran y
quienes la riegan, ni siquiera son genuinos, su autenticidad hace aguas al
calor del euro. Miserables.
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