Y QUÉ MÁS DA ROCÍO CARRASCO
ANDREA MOMOITIO
Es probable que se haya dicho ya todo sobre el documental de Rocío Carrasco porque se ha analizado desde todas las perspectivas posibles. No creo que haga falta pero, como parece que posicionarse sin matices es obligatorio hables de lo que hables, me posiciono: Yo la creo. No he visto todos los capítulos del documental, pero he visto muchos. Me sobrecoge el pecho su testimonio, pero me pasa exactamente lo mismo cuando veo que su caso se plantea como un conflicto entre dos personas en el que la audiencia tenemos capacidad suficiente para dirimir quién tiene razón. Espero que no volvamos a perder la oportunidad de explicar que las violencias contra las mujeres responden a una lógica estructural. Que no importa si Rocío esto o David lo otro. Estamos en "peligro" todas y es importante que lo digamos así de crudo: con cada mujer asesinada o agredida se va un poquito de la libertad de cada una de nosotras. Y así será hasta que se dé el cambio cultural que necesitamos para que los hombres crean que las mujeres somos sus iguales.
Me preocupa que
Rocío Carrasco se convierta en un símbolo. Me preocupa porque si algún día se
descubre que alguna de sus afirmaciones no son ciertas, lo que se va a
cuestionar es el relato de todas las mujeres que han sufrido violencia
machista. Me preocupa que salgamos en su defensa como no hemos salido en
defensa de otras miles de mujeres que han vivido situaciones parecidas. Erigir
como símbolo a un personaje público tiene muchos problemas. Sabemos demasiadas
cosas sobre ella y, aunque no nos haga falta saber tanto para desplegar sobre
ella nuestra solidaridad feminista, lo cierto es que corre el riesgo de
decepcionarnos en algún momento. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si pasado mañana dice
que ella no es feminista o que el feminismo le parece esto o lo otro?
El tratamiento
informativo de las violencias machistas es un terreno muy complejo, de debates
y dudas a lo largo de muchos años. Telecinco lo ha descubierto ahora, sí. Es
importante que mujeres con la proyección pública de Rocío Carrasco hablen
públicamente de las violencias que ellas también han sufrido, pero insisto:
cuidado con hacer de ella un símbolo.
Cada mujer
superviviente lo hace a partir de sus propias experiencias y herramientas. A mí
me encanta, por ejemplo, escuchar a Pilar del Álamo. Ella ha fallecido ya, para
nuestra desgracia, pero su manera de relatar los años que estuvo conviviendo
con su maltratador, nos acerca a la violencia machista desde una perspectiva
que no es nada habitual. La entrevista, de Patricia Simón, es una pieza
imprescindible para entender por qué es tan complejo proponer medidas que
sirvan para proteger a todas las mujeres que viven con sus agresores.
Pilar miraba de
frente a la cámara y lanzaba un mensaje muy claro: "Nunca fui
sumisa". Ella hablaba con su agresor de la situación, es capaz de
reconocer que no todo fue malo durante los más de veinticinco años que estuvieron juntos, habla de
patriarcado, de estructuras de dominación, habla de sexo, reconoce que sus
hijos no eran queridos, cuestiona la vía judicial, se ríe. Su testimonio es uno
más, pero para mí es uno de los más poderosos y transgresores que he escuchado
nunca.
Quizá el movimiento
feminista no esté haciendo de Rocío un símbolo como tal, pero sí lo están
haciendo quienes llevan décadas negando la violencia machista. Lo demuestran
los miles de comentarios negacionistas que encontramos en redes sociales y los
hombres que acudieron al juzgado, el día que declaraba Carrasco, con carteles de
STOP FEMINAZI. Es igual de peligroso que Rocío Carrasco se convierta en un
icono de las mujeres que sufren violencia machista como que se convierta en una
figura a destruir para los hombres que luchan por derrocar los avances que ha
logrado el movimiento feminista. Telecinco lo ha descubierto también ahora,
pero las feministas sabemos que son miles los hombres que están organizados en
diferentes asociaciones y plataformas para hacer pública su ideología machista.
Miles de hombres que niegan que las mujeres asesinadas son asesinadas por el
hecho de ser mujeres y, por tanto, tiran por la borda años de lucha del
movimiento feminista.
Ellos, en nombre de
lo que llaman igualdad real, condenan todo tipo de violencia y, así, destrozan
en un lema que no recoge matices, una ideología que el pensamiento feminista ha
conseguido desgranar hasta el detalle. Si el movimiento feminista exige leyes
específicas para condenar la violencia de género es porque sabemos que las
mujeres que son asesinadas por sus parejas lo son porque ellos creen que
nosotras somos de su propiedad, que somos más débiles, que les complementamos,
que biológicamente somos distintas y por eso cuidamos más y mejor; que somos
más malas, un poco putas y manipuladoras. Porque creen que ellos son más fuertes
y más listos, que se merecen nuestro respeto y están capacitados para
castigarnos dándonos un tortazo o llevándose a nuestros hijos.
Ellos han
encontrado ahora en Rocío Carrasco un objetivo a batir. Si demuestran que lo
que dice no es verdad, si no gana el juicio, se equivoca o si falla en algo,
queda así demostrado que todas mentimos. Y sobre esto se sustenta otro de los
pilares del pensamiento patriarcal: los hombres responden por sus actos en
concreto, pero nosotras respondemos por todas las mujeres. Las feministas, en
realidad, estamos dispuestas, pero tenemos que estar dispuestas todas.
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