DIVAGACIONES DE UNA MAÑANA
DE AGOSTO…
DUNIA SANCHEZ
No, la calidez de
los rayos solares se oculta, se esconden bajo una masa inanimada de nubes que
desean recorrer la urbe. Lo cotidiano da un salto roto y nos encontramos con un
sabor amargo, penoso, aborrecible que induce en divagaciones indecisas. Amanece
y todo es gris metálico, un gris que nos agarra y nos impide avanzar. Un verano deslucido, opaco, triste nos
envuelve y el rasgueo de una guitarra(cualquiera sabe dónde) eleva el
pensamiento en lo neutro, en la nada. Me extiendo en la cocina y un café alimenta mis labios, meditativa me pierdo en las llanuras de las
mareas, de los prados, de este día cenizo tocando la desgana. Es temprano…muy
temprano, los cantos de los pajarillos surcan mi ventana y un café asesora mis
pensamientos en espiral, con un movimiento ondulatorio que me hace vibrar en el
verdor de la jornada. Y es verano, y es
ducha bajo las aguas del despertar. Sí, estamos despiertos, conscientes
de los pasos a dar. Garabateo algo, que es rutina habitual en el estímulo de
los sentidos.
Me detengo y vuelvo con un café alimentando mis labios. Hago la
cama, los quehaceres de los días antes de salir. Me fijo y observo que a mi
camisa le falta un botón en la zona del pecho.
Y todo sigue gris, las aceras gastadas, sucias me dejan pasar, en una
esquina hallo el rasgueo de la guitarra. Lo miro, con ojos oscuros, seguros y
me abandono en las calles sin sentido alguno. Una leve llovizna cae, me dejo ir
en la profundidad de su humedad, de su olor.
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