EE.UU. Y EL AVISPERO DE
ORIENTE MEDIO
GERMÁN
GORRAIZ LÓPEZ
Las
premisas de la Administración Trump serían la defenestración de Al Asad y la
posterior partición de Siria en tres partes. Así tendremos la Siria alawita,
protectorado ruso que abarcaría desde la costa mediterránea hasta Alepo, el
Kurdistán sirio tutelado por EE.UU. y la zona sunita del sur sirio que se
englobaría en el nuevo Sunistán sirio-iraquí, lo que unido a la división de
Irak consagraría el triunfo de los esfuerzos de Israel para la balcanización de
Siria e Irak. Asimismo, la OTAN asumirá próximamente el papel de gendarme en
los países árabes del arco mediterráneo con el objetivo inequívoco de
establecer un anillo de seguridad que impida la salida anual de cerca de
150.000 personas rumbo a Europa. especialmente desde Libia, Estado fallido en
el que el llamado Gobierno de Unidad Nacional sería impotente para controlar la
anarquía reinante con el wahhabísmo salafista instaurado en Trípoli mientras
grupos takfiríes (satélites de Al-Qaeda) dominan tribalmente el interior.
Irán
adquirió una dimensión de potencia regional gracias a la política errática de
Estados Unidos en Iraq, (fruto de la miopía política de la Administración Busch
obsesionada con el Eje del Mal ) al eliminar a sus rivales ideológicos, los
radicales talibanes suníes y a Sadam Husein con el subsiguiente vacío de poder
en la zona, por lo que reafirmó su derecho inalienable a la nuclearización,
pero tras la elección de Hasan Rowhani como nuevo Presidente electo de Irán se
abrió un escenario nuevo y una oportunidad para la resolución del contencioso
nuclear EE.UU.-Israel-Irán. Por otra parte, el acuerdo de cooperación
energética del 2010 entre Irak, Irán y Siria para la construcción de un gasoducto
South Pars a Homms que conectaría el Golfo Pérsico con el mar Mediterráneo
relativizaría la importancia estratégica de las vías energéticas turcas lo que
aunado con que un posible bloqueo del estrecho de Ormuz (por el que pasa un
tercio del tráfico energético mundial) podría agravar la recesión económica
mundial y debilitar profundamente todo el sistema político internacional,
obligó a EE.UU. a reconsiderar el papel de Irán como potencia regional y
posible árbitro en la contienda siria.
Sin
embargo, tras la aprobación por el Congreso y Senado de EE.UU. de una
declaración preparada por el senador republicano Lindsey Graham y el demócrata
Robert Menéndez que señala con rotundidad que “si Israel se ve obligado a
defenderse y emprender una acción (contra Irán), EE.UU. estará a su lado para
apoyarlo de forma militar y diplomáticamente”, con la Administración Trump
asistiremos al aumento de la presión del lobby pro-israelí de EE.UU. (AIPAC)
para proceder a la desestabilización de Siria e Irán por métodos expeditivos.
Así,el Senado de EE.UU. renovó de forma unánime hasta el 2.026 la Ley de
Sanciones contra Irán (ISA por sus siglas en inglés) y tras el lanzamiento de
un nuevo misil balístico por Irán, Trump estudia incrementar las sanciones
contra varias empresas iraníes relacionadas con los misiles balísticos sin
violar el Acuerdo Nuclear firmado entre el G+5 e Irán en 2.015 , conocido como
Plan Integral de Acción Conjunta (JCPOA por sus siglas en inglés) Todo ello
sería tan sólo simples fuegos de artificio para distraer la atención del
maquiavélico Plan esbozado por la Alianza anglo-judía en 1960 que incluiría del
balcanización de Irán. Así, EE.UU. e Israel habrían empezado a teledirigir al
DAESH para mediante atentados mediáticos y selectivos desestabilizar el régimen
del Líder Supremo, ayatollah Ali Khamenei y cuyo primer paradigma sería el
reciente doble atentado en el corazón de Teherán.
Hacia
la balcanización de Pakistán
Aunque
los talibanes han sido expulsados de algunas zonas de su bastión del sur de Afganistán,
los combatientes del grupo insurgente afgano Haqqani (afín a los talibán),
siguen cometiendo ataques transfronterizos desde sus bases paquistaníes
situadas en la frontera oriental con Afganistán. Así, según un.org , Sirajuddin
Jallaloudine Haqqani sería uno de los líderes más prominentes e influyentes, de
la red Haqqani, (grupo de combatientes con estrecha cooperación tanto con los
talibanes como con Al-Qaida ) y habría sido uno de los principales comandantes
de la red desde 2004, heredero natural del carisma y la autoridad de su padre,
Jalaluddin Haqqani, comandante militar de los talibanes y ministro del régimen
talibán. Por su parte, el actual Presidente de Paquistán, Mamnoon Hussain
habría sido acusado por EE.UU. de “tibieza en la lucha contra Al Qaeda para
lograr desbaratar las redes terroristas en Pakistán y para degradar cualquier
habilidad que tengan para planear y lanzar ataques terroristas
internacionales", lo que aunado con su escaso entusiasmo por “fortalecer
las capacidades de contrainsurgencia de Islamabad” y su peligroso acercamiento
a China hacen predecir un incierto futuro para él. En consecuencia, no sería
descartable un golpe de mano auspiciado por la CIA para lograr la balcanización
de Pakistán, su debilitamiento como Estado y posterior sumisión a China, para
lo que la CIA recurrirá al endémico contencioso de Cachemira que será un nuevo
episodio local entre un Pakistán aliado de China y una India apoyada por Rusia,
con el agravante de disponer ambos países de misiles balísticos nucleares.
¿Será
Xinjiang el siguiente objetivo del DAESH?
Según
un artículo publicado por el New York Times, una buena parte de la producción
petrolera de Irak tendría como destino China, dado que las compañías
occidentales (Exxon Mobil, Shell, BP y otras serían reacias a invertir en dicho
país, pues las regalías, impuestos y otros cargos cobrados en Irak suelen
engullir el 90% o más de las ganancias de una empresa petrolera, mientras que
las inversiones en EE.UU. consiguen una ganancia del 50% aunado con el hecho de
que EE.UU. importa tan sólo el 3% de sus necesidades petrolíferas de Iraq. Así,
el Gobierno de Al Maliki firmó en 2008 un acuerdo con China cifrado en 3.000
millones de dólares, mediante el cual la firma estatal China National Petroleum
Corp. (CNPC) obtuvo los derechos de explotación durante 23 años del campo
petrólifero de Al Ahdab (el mayor yacimiento abierto en Irak durante las dos
últimas décadas con una producción estimada de 25.000 barriles diarios)
recibiendo de parte china la condonación del 80 por ciento de la deuda heredada
de la época de Sadam Hussein, estimada en unos 8.500 millones de dólares. Ello
suponía un misil en la línea de flotación de la estrategia brzezinskiniana cuyo
objetivo confeso sería cortar las fuentes de alimentación energéticas de China
para lograr la total rusodependencia energética china y en una fase posterior
acabar enfrentándolas entre sí y finalmente someterlas e implementar el nuevo
orden mundial bajo la égida anglo-judío-estadounidense, por lo que bajo la
excusa de “acabar con las fuentes de financiación del Estado Islámico”,
estaríamos asistiendo al bombardeo sistemático de refinerías y campos
petrolíferos controlados por el EI para pasar posteriormente al sabotaje por
comandos de Israel y EE.UU. de grandes campos petrolíferos como el citado de Al
Ahdab y que serán atribuidos al Estado Islámico.
Por
otra parte, la Doctrina Kissinger abogaba por la implementación del G-2 (EE.UU.
y China) como árbitros mundiales. Así, en un artículo publicado por el New York
Times, titulado “La ocasión para un nuevo orden mundial”, Kissinger considera
ya a China una gran potencia (felow superpower), desaconseja el proteccionismo
o tratar a China como enemigo (lo que llegaría a convertirla en verdadero
enemigo) y pide que se eleven a un nuevo nivel las relaciones entre Estados
Unidos y China sobre la base del concepto de destino común,( siguiendo el
modelo de la relación trasatlántica tras la segunda guerra mundial), con lo que
asistiríamos a la entronización de la Ruta Pacífica (América-Asia) como primer
eje comercial mundial en detrimento de la Ruta atlántica (América- Europa). Sin
embargo, el objetivo inequívoco de EE.UU. sería la confrontación con la
Organización de Cooperación de Shanghai (OCS), fundada en 2001 por los Cinco de
Shanghai (China, Rusia, Kazajistán, Kirgistán, Tajikistán) más Uzbekistán y
convertida junto con los países del ALBA e Irán en el núcleo duro de la
resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos y Gran Bretaña, teniendo a
Xinjiang como escenario para sus operaciones desestabilizadoras tras el
traslado desde Siria e Irak de los 10.000 combatientes de etnia uigur que
combatirían con el Dáesh.
El
Turkestán oriental o Xinjiang (“Nueva Frontera”), fue incorporado al imperio
chino en el siglo XVIII y representa el 17% de la superficie terrestre del país
y el 2% de su población) y la etnia uigur de Xinjiang (de origen turco-mongol y
con un total de 8.5 millones de habitantes), conserva características étnicas e
islámicas que les situarían muy próxima a sus parientes de Asia central y
Turquía, por lo que sería el caldo de cultivo ideal para implementar la
estrategia brzezinskiniana del “choque de civilizaciones”, consistente en
lograr la balcanización de China y su confrontación con el Islam (cerca de 1.500
millones de seguidores) así como secar sus fuentes de petróleo de los países
islámicos del Asia Central, pues varios de los más importantes gasoductos de
China pasan por Xinjiang en procedencia de Kazajstán, Turkmenistán, Uzbekistán
y Rusia, lo que explicaría la importancia estratégica de dicha provincia dentro
de la estrategia brzezinskiniana de lograr la total rusodependencia energética
china para en una fase posterior acabar enfrentándolas entre sí y finalmente
someterlas e implementar el nuevo orden mundial bajo la égida anglo-judía.
No hay comentarios:
Publicar un comentario