LA COMEDIA
J-M
AIZPURUA
Me
cayeron dos grandes lagrimones: el “chico” había sido abatido por el malo en la
matinal del vetusto cine colegial. Joseba, un año mayor que yo y más golfante
me dio un codazo y dijo:
“No
seas tonto, que es mentira, y el chico no se muere; es comedia y luego se va a
merendar a su casa.”
Aprendí
de la vida, y por eso no lloro por Catalunya. Además; seguro que, a mí, no me
invitan a la merienda.
Me
meto en el Blog de Anghel, pues tengo el mío abandonado, y él ayer se metió con
“los vascos”, levemente, respetuosamente, sin llamarnos godos ni nada de eso,
pero sé que se mordió la lengua.
Anghel:
los vascos bastante tienen con tragarse lo que se están tragando, como para
meterse en los charcos de los demás. Es cuestión de preparación intelectual,
casi de erudición que un vasco sepa que estas islas africanas, antes
afortunadas, sean una colonia camuflada en el territorio borbónico.
La
crisis catalana del “procés”, pone muchas cosas de manifiesto, y es el
principio del fin del Régimen 78, que, tras una larga transición de 40 años, ha
llegado a asimilarse con su origen; el franquismo. Si seguimos la senda
constitucional, es al Ejército con su jefe al frente, naturalmente el rey
Felipe, al que corresponde responder al secesionismo. ¿Por qué no intervienen?
Puede
ser que ni la del 78 ni los actuales políticos y soberanos, sirvan para gran
cosa, ni sean capaces de resolver los problemas del parado, el mileurista, o el
pensionista (¿y las madres solteras o separadas sin empleo), a los que, encima,
les plantean un “procés”.
En
un conflicto, las partes deben buscar componedores y árbitros neutrales. La
intervención judicial, claramente de parte, como “arbitro neutral”, es un
fraude de Ley, pues es un conflicto de soberanías, más apropiado para que
organismos internacionales aporten luz y soluciones; que por supuesto las hay.
Pero
el “marianismo”, trilera versión del franquismo, como siempre haciendo de D.
Tancredo, ha provocado tal confusión que, salvo ellos, nadie sabe que pasa, ni
de parte de quien ponerse.
El
“toro” que no quieren ver, es el Estado fallido.
¿Como
es posible que según dice Mariano la gran “nación de 500 años” tenga un millón
de catalanes en la calle, negándolo y queriendo fundar una república? Son 500
años en los que del Imperio pasaron, siglo a siglo, perdiendo territorios,
hasta llegar a nuestros días sin un tiesto en América, con las colonias
canarias y Ceuta y Melilla, como únicas posesiones africanas, y sin Gibraltar,
con gran alborozo de los llanitos. Y en esos años muchos vascos, catalanes y
gallegos, han pasado sus vidas buscando la puerta de salida, para liberarse del
yugo imperialista que les impide su autodeterminación.
¿Dónde
está la “gran nación de 500 años”? ¿En Cuba?
Se
quiere olvidar la Generación del 98, testigos del derrumbe del poder imperial
español, y la llegada del nuevo tiempo de un Estado, al que los poderes
fácticos impidieron siempre consolidar, con regímenes fraudulentos o fascistas,
para mantener sus poderes y beneficios a salvo del bien común y el progreso
moderno.
Cuando
la lavadora, comienza a dejar manchones en la ropa, no sirve. No queda otro
remedio que cambiarla por otra mejor, o resignarse a ir hecho un marrano por la
vida. Lo mismo pasa con el Estado, que es un ente para procurar la convivencia armónica
entre sus vecinos y provocar la mejora de vida y trabajo de sus miembros. Hace
tiempo que los recortes, las crisis, la caída de sueldos, el desierto laboral
de los jóvenes, la mangancia de los que pueden, el futuro de las pensiones,
cuestionan este Estado.
Quizás,
la vida actual sea realmente una comedia.
¡Pero
ese es su problema compañeros; yo ya me estoy yendo!
j-m Aizpurua
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