VIENES...
DUNIA SÁNCHEZ
Ah, como vienes a mí. Con tu ventisca entremezclada con pedazos de
hielo. Sobre mis espaldas pesa tu malestar, tu incontinencia a ser violenta
zarpa que me subestima. Aquí te espero con los brazos abiertos. Ya sé que estas
aquí. La tempestad acaba de empezar. Para ti todo igual. Para mí la lucha
contra la voracidad de mirada. Me miras, así…de reojo, con la ardiente sangre
que tizna tu boca en desagradables palabras. No. No, hoy seré muralla que nubla
tus deseos de daño. Me levanto tras el mal sueño de tenerte a mi lado. Hace frío bajo este techo y tu ahí. Cierro
puertas. Cierro ventanas. Pero tu brusquedad son cristales rotos, puertas que
se abren y se cierran, que se cierran y se abren. No sé si irme. Quieres atraparme con tu sucia
lengua. Con tu olor de daño. No más. Estoy harta. Vete…vete, te digo. En mi debilidad he edificado placas de
ortigas que impiden tu paso ansioso. Ya está bien. Aléjate, digo. Aléjate para
no verte más. Sabes, hoy he nacido. Sí, nacer…bajo las insomnes estrellas que
dan aliento para continuar, para seguir por esas veredas verdes, muy verdes de
boscajes mágicos. Ahí penetraré y los espíritus benignos de la paz, de la
libertad me darán aliento. Tú no tienes nada que hacer, solo, la muerte. Que
venga la muerte ante la bestia negra de las manos. Que venga rápido, muy
rápido…yo, aquí. Dentro de este bosque que me nutre, que me endereza para
seguir mi vida.
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