"LA
CASTA NO QUIERE A INVITADOS INCÓMODOS"
ELOY CUADRA
Comienza
la farsa, se abre el telón de eso a lo que llaman democracia, y en el primer
acto ya hemos visto de lo que va el asunto. "¡Tu tiempo ya había
terminado!", le dice el presidente del Congreso en un despreciativo tuteo
al debutante Pablo Iglesias. Pues me da que no ha terminado señor Patxi, justo
acaba de empezar. Curioso cuando Iglesias sólo le pedía amparo ante los
abucheos, insultos y gritos de "fuera, fuera" de la bancada del PSOE,
por haber nombrado a su gran líder Felipe González relacionándolo con aquel
episodio de los Gal. Y de nuevo, el subconsciente traiciona a nuestros queridos
representantes de la casta, como cuando la señora de Cospedal dijo aquello de
"hemos trabajado mucho para saquear a nuestro país", y no fue un
lapsus, fue una verdad que salió sin querer porque en realidad eso era lo que
pensaba María Dolores. Y al señor Patxi le ha ocurrido lo mismo esta vez, y le
ha salido el desprecio mayúsculo que a la mayoría de los de la casta les
provoca el señor Pablo Iglesias y todo el que vaya con él. Y ello porque
sencillamente no lo ve, no lo ven como uno de los suyos, no lo reconocen, quizá
por las melenas, o tal vez porque no lleva corbata, como no reconocen al joven
Errejón porque tiene cara de niño o al tinerfeño Alberto porque lleva rastas. Y
yo diría más, no los reconocen porque no siguen el guión fijado de antemano, el
protocolo que se ha seguido siempre desde hace ya unas cuantas décadas en
España. Porque, ya me dirán ustedes, si no hemos visto infinidad de veces a los
del PP decir a los del PSOE cosas peores que esa referencia a la cal de
González, y a los del PSOE arremeter contra el PP con lindezas parecidas. Pero
no importaba, todo entraba dentro del guión fijado de antemano, era parte de la
farsa, luego en los pasillos se saludaban y tomaban café comentando el último
partido del Madrid o la última de José Mota. Todo era una pantomina, fuegos de
artificio, lo importante, los dineros, no se tocaban. Pero, cuidado, que ahora
ya no es tan chachi, cuidado que hay un invitado nuevo al que no habían
invitado y se ha colado en la fiesta, y es un actor que también participa en la
farsa, el problema es que no acepta el guión, lo tira a la basura, y sale a
escena con su propio guión no fijado y acordado de antemano, donde, lo
importante, los dineros, también se tocan. Y esto asusta a los de la casta, los
descoloca, los incomoda sobremanera, y al tiempo ofende a su soberbia, a su
orgullo, a su clase de casta profesional, que encima sean jóvenes descarados y
se presenten sin traje ni corbata, con pendientes, con rastas, con faldas de
colores y tatuajes en los brazos. No pueden, no les entra, no entienden que no
acepten sus reglas del juego, sus prebendas, su abundancia y sus privilegios de
clase, y eso les aterra, porque además los deja con el trasero al descubierto
en muy mala posición frente a una ciudadanía cada vez más machacada, más
cabreada, y también más informada.
Y
esto, esto es lo único destacable de la sesión de investidura de hoy en el
Congreso -¿o debería decir de embestidura?-. Acaso, porque es lo único
auténtico y no previsto que nos ha dejado el primer debate, lo demás todo era
parte del guión fijado. Ya se sabía que Sánchez no tenía los apoyos, se sabía
la postura del PP y la de Ciudadanos, se sabe que Podemos quiere ir a nuevas elecciones
aunque no lo dice, pero lo muestra, y se ve que todos preparan posiciones para
salir bien en la nueva carrera, hacia unas nuevos comicios que están cantados.
Así, esto es lo que hay de momento: la casta de un lado, y los incómodos
advenedizos al otro lado. Si no echen cuentas: El PP sigue insistiendo en un
gran pacto PP-PSOE-Ciudadanos; Ciudadanos acepta a todo el mundo menos a
Podemos; toda la vieja guardia del PSOE le dice a Sánchez que con todos menos
con Podemos; y hasta la casta canaria de CC y la señora Oramas ya hace semanas
que se apresuraron a decir que los de Podemos son malos malísimos y nunca los
apoyarán.
Ojo,
no vayan a pensar que me he convertido de repente al podemismo o caí rendido
ante el discurso del señor Iglesias. Este alegato en favor de Podemos lo
expreso desde la distancia que todavía me separa del partido morado por muchas
cosas que no están haciendo bien. Y es que, aún veo mucha verticalidad en
ellos, mucha falta de humildad, mucho tacticismo, o realpolitik, justo lo mismo
que vienen practicando los de la casta toda la vida, y muy poca toma en
consideración de las bases y movimientos ciudadanos. Y sigo sin comprender -o
tal vez sí entiendo- por qué Pablo Iglesias su líder cuasi mesiánico, sigue
presentando negativas a confluir con otras auténticas izquierdas como la de
Alberto Garzón, cuando el de IU es el líder más valorado del país y arrastra
además muchos votos. Iglesias no debe tener miedo a que le hagan sombra, pues
tanto mejor si en lugar de uno hay un equipo. No sé, no entiendo -o tal vez sí
entiendo-, por qué en Podemos no se dan cuenta que no vale de nada ser terceros
o cuartos, ni tan siquiera segundos. ¿O creen acaso que los de la casta van a
repetir otra vez el mismo error? No señores, no, en las elecciones que se
prevén para este verano las cartas se repartirán marcadas de antemano. PP y
PSOE no volverán a caer en el mismo punto y todo vendrá ya cocinado
previamente, y quitarán a Rajoy, o quitarán a Pedro Sánchez, o a los dos, o les
obligarán a darse un besito, y en cualquier caso, prietas las filas, esta vez
no habrá lugar al más mínimo viraje a la izquierda más allá del maquillaje. Así
las cosas, o se gana o no vamos a poder cambiar ni una coma de lo que se
legisle en los próximos cuatro años. Y esto es lo que hay, ahora ya están
avisados, luego no digan que no lo sabían.
Eloy
Cuadra
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