Prepotencia de
PODEMOS
JUAN HENRÍQUEZ
Enjuiciar y extraer conclusiones antes de leer el artículo, no
es nada intelectual y recomendable. Por ello me van a permitir que me declare
públicamente votante de Podemos en las pasadas elecciones del 20-D, lo que no
sé, al día de hoy, es si volveré a votarles tras la mediocridad y prepotencia
de sus teatrales escenas para negociar con el PSOE de Pedro Sánchez un pacto de
Gobierno. Por supuesto que hablo desde un análisis personal, sin carnet o
afiliación ha partido político, es decir, desde la más estricta independencia
como ciudadano universal y librepensador.
Aquella noche electoral del 20-D, muchos votantes de Podemos
pensamos que los resultados obtenidos por la formación política arraigada en la
movilización del 15/M, no fueron los esperados, ni siquiera las encuestas previas
se acercaron al pronunciamiento real de las urnas. El pueblo que acudió a
votar, había colocado a Podemos, al conjunto de la coalición electoral, cómo la
tercera fuerza en número de votos (5.189.333) y escaños (69). Desde el primer
momento, la decepción se hizo patente y pública, y en lugar de asumir con
deportividad democrática los resultados, hicieron todo lo contrario, se
subieron a la parra, y, lo que nadie esperaba, es que pensaran que habían
ganado las elecciones, que a partir del 20-D el mundo político español giraba
en torno a ellos, en exclusiva. Y ahí no acabó el ficticio poderío.
Todavía me suena en los tímpanos aquel surrealista día en que
Pablo Iglesias convocó a los medios de comunicación para ofrecerse, en calidad
de Secretario General de Podemos, a un pacto de Gobierno, “progresista y
reformista”, con el PSOE de Pedro Sánchez, subrayando y destacando, de todo lo
que dijo, las carteras ministeriales que exigían para votar la investidura del
socialista; un servidor, se quedó estupefacto al oír la insolencia y
prepotencia con la que Podemos pretendía formar parte del Gobierno, sin que
previamente se hubieran producido encuentros para acordar un denominador común
en el programa o cometido de Gobierno. Para mí fue un grave error de Podemos
anunciar la exigencia de las carteras ministeriales, sin previamente sentarse a
negociar un acuerdo de Gobierno. Ahora se amparan en que se trataba de una
estrategia; en mí opinión mal calculada y fuera de lugar y tiempo.
Conste que un servidor está a favor de la autodeterminación de
los pueblos, a que decidan su futuro territorial y social, pero quizás -pienso
en el marco de un ejercicio democrático- colocarlo cómo “línea roja” para
determinar un pacto de Gobierno estatal, puede que no sea lo más práctico y prioritario,
también es verdad, que depende de dónde provenga la “línea roja”. Tengo la
sensación de que la actitud de Podemos frente al PSOE para encauzar un
encuentro y acercamiento, ha sido prepotente y descalificadora, como si de
manera intencionada la propuesta fuera todo lo contrario, quiero decir, no acordar
para provocar nuevas elecciones pensando que el rédito electoral les
beneficiará más que al resto de fuerzas políticas. Obvio éste último aspecto
porque no tengo argumentos en los que sostener mi respuesta.
No estoy descargando una rabia contenida, no se trata de eso. La
cosa es más sencilla: estoy defraudado. Al final me he sentido estafado ante
unas expectativas insatisfechas. Puede que con los años me haya sentido
desplazado en las nuevas formas y discursos, pero la arrogancia con las que
Pablo Iglesias se enfrentó al voto de investidura, no terminaron de
convencerme; menos aún los descalificativos a los que recurrió sin que vinieran
a cuento o tuvieran una estrecha relación con los argumentos; por ejemplo,
aquella referencia a la “cal viva” de Felipe González, tenía muy poco que ver
con el debate de investidura, simplemente se podría haber prescindido de la
mención contra una figura política de relevancia y prestigio para el PSOE,
puede gustar menos o más, pero indiscutiblemente es una realidad incuestionable.
Lo siento, no estuvo nada acertado, salvo que, recalco, lo que se intentaba era
provocar nuevas elecciones, en ése caso, si parece haber dado en el clavo.
Alguien pensará que estoy vomitando de Podemos, y no es lo que
el cuerpo me pide. Los problemas internos del partido del movimiento del 15-M,
se lo crean ellos solitos. Las voces cada vez más públicas que ponen en
evidencia las guerrillas por el poder dentro de la cúpula de Podemos, y las
maniobras para el control del partido en distintas comunidades autónomas, son
evidentes. Y por último, el descontento en las bases por no apoyar la
investidura de Pedro Sánchez, es manifiesto. Votar lo mismo que Rajoy en la
investidura, o sea, en contra del candidato socialista, son muchos los
seguidores que no lo han visto muy positivo y rentable, políticamente hablando,
pero dejar al títere del PP vivito y
coleando, es imperdonable. Éstos chicos no parecen haber entendido a los
ideólogos impulsores del 15/M.
Podemos necesita una cura de humildad, bajar el diapasón de la
prepotencia, asumir el rol que las urnas le marcaron, hablar mucho de programa
y compromisos con los problemas de la sociedad, y menos de sillones
ministeriales y galones, sobre todo, favorecer el apoyo a Pedro Sánchez para
que sea investido presidente del Gobierno. ¡Ojo visor!
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