EL CAMINO...
DUNIA SÁNCHEZ
Comenzamos en la profundidad de un
bosque que exhala brumas. Andamos como perdidas en la dimensión grandiosa de su
humedad. Penetramos en su cuerpo sin saber con qué deparará nuestros pasos.
Miramos atrás y nuestras huellas son invisible espíritu que mece las ramas con
la vaga brisa. Queremos saber de su enigma, del misterio que cubre nuestros
ojos con velo de llovizna. No hay prisa, es noche sin luna, solo el hueco
nuestras almas entregadas a él. Ocultas en esta gran extensión del monte
virgen. No sabemos a dónde llegaremos pero todo tiene un final. Avanzamos, de
la mano, con una prieta sonrisa en nuestros labios. La humedad hace incursión
en nuestras carnes pero la olvidamos. Al final del camino nos hallamos un
acantilado, la bruma se detiene ahí, nosotras también. Meditamos, recorremos
con nuestros pensamientos ese denso mar oscuro que se halla ahí debajo.
Desliamos nuestras manos y alzamos nuestros brazos como signo del vuelo libre.
Alas se engendran, alas matizados por una respiración positiva y energética.
Volamos en el sentido de nuestras sensaciones…sí, sobre ese mar oscuro y rugoso
que se halla ante nosotras. Cachalotes salen a nuestro encuentro, algas que nos
tienden sus dedos delicados al pasar a ras del océano…y de pronto…caracolas
emitiendo el sonido de la tierra. Ahora somos dos en una con vuelo firme y
seguro. Regresamos al bosque. Un bosque donde la bruma se hace invisible. El
alba parece erupcionar con su tonada broncínea. De nuevo de la mano andamos, el
esplendor de ese lugar es extraño y animoso. Nos hemos perdido al encuentro de
sus palabras, del saber. Nos da igual, una cueva se interpone en nuestro camino
y dentro encendemos una hoguera de la vida, de nuestra vida. Un perro amarillo
ladra afuera, nos indica que tenemos que volver. Lo seguimos, descalzas,
cristales rotos a nuestro paso hasta la civilización. Llegamos a la ciudad, aun duerme. Ensangrentadas
de sudor y despacio seguimos en esta alma de ruidos y atropellos. Nos da todo
igual, ya sabemos donde se halla el murmullo de nuestras vidas.
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