martes, 15 de marzo de 2016

BLAS DE OTERO, EL VERSO ATORMENTADO

BLAS DE OTERO, EL VERSO ATORMENTADO

POR IÑAKI URDANIBIA
Hace cien años que nació el poeta bilbaíno.


                                   « Yo doy todos mis versos por un hombre

                           en paz. Aquí tenéis, en carne y hueso,

                           mi última voluntad, Bilbao, a once,

                           de abril, cincuenta y tantos »

        Fue un 15 de marzo, el de 1916, cuando nació quien, en Bilbao, con el paso del tiempo se convertiría en gran poeta. Y tanto su vida como su paralela poesía pudiera haber nacido bajo el signo del poema de Miguel Hernández: Llegó con tres heridas, la del amor, la de la muerte, la de la vida…:ya que a pesar de haber nacido en una familia acomodada los avatares de la vida le rozaron desde temprano; como él mismo poetizaba fue en un colegio de lo jesuitas en donde se sintió cercado, acorralado por las normas estrictas y por quienes las aplicaban con celo.. Una vida agitada: de Bilbao a Madrid, donde cursó estudios de Filosofía Letras, comenzando luego la carrera de Derecho, que finalizó en Zaragoza, de allí al psiquiátrico de Usurbil ( Gipuzkoa), o al frente de Levante en la guerra (in)civil, más tarde vendría su afiliación al partido comunista, captado por Jorge Semprún en una visita parisina…..

La pista de su vida puede vislumbrarse con, casi, meridiana claridad en sus poemas, a través de los que se observan las diferentes etapas de este irredento humanista, al que nada de lo humano le era ajeno, como al clásico ( « creo en el hombre. He visto / espaldas trilladas a trallazos…»), siempre, eso sí, guiándose por los humanos sufrientes, por los de abajo, y no se tome tal término meramente en su sentido sociológico, ya que la herida de los hombres ( y de las mujeres, claro) viene de fábrica, al ser arrojados al mundo desde la primigenia inocencia; el mayor delito del hombre es haber nacido que dijese Calderón de la Barca. Si sus comienzos poéticos se dieron en la onda de claros tintes religiosos se abrieron más tarde a los pagos de la poesía social, pasando por una etapa existencialista ( « Antes fui –dicen- “existencialista”. / Digo que soy coexistencialista ») . El espíritu del desasosiego fue permanente a lo largo de su vida, y así queda reflejado en su poemas , hasta en los últimos, editados post mortem. En la búsqueda de reposo y sanación buscó la felicidad depositándola en la ayuda de Dios, con la consiguiente salvación de su alma que tal compañía supondría; salida solitaria que luego amplió a la salvación colectiva del mundo y la de sus habitantes: « Si no os hicierais como niños / no entraréis en el cielo de los reinos: / la tierra »..

Toda una vida y una obra atravesada por la desazón, por el dolor del mundo, y ante el silencio de Dios frente a todos los sufrimientos, de los cuales el poeta fue testigo, y en algún caso protagonista, alza su voz, reivindicando la palabra, como propiedad exclusiva de los humanos; prestando su verbo a mostrar su dolor por España, por su Bilbao, por el rumbo desbrujulado que seguía la humanidad hacia el desastre como si éste fuese su inevitable centro de gravedad. Los muertos han sido el telón de fondo desde su nacimiento en tiempos de la primera guerra mundial. Luego llegaría la guerra del 36 en la que le tocó combatir –contra su voluntad en los dos bandos- primero en los batallones vascos y posteriormente tras ser detenido en las filas de los nacionales. Acabada esta, llegó la segunda guerra mundial. En su voz la rebeldía se subleva y aumenta a grandes pasos en aras de una transformación de los humanos, prestando la voz a los sin voz, y detectando , como poeta, los males del siglo, el abismo al que se asomaba la humanidad, transformándose su yo en un nosotros como en el cogito de Albert Camus: « me rebelo, luego somos ». Llega así la voz del poeta hasta el pringue con asuntos bien concretos, humanos, demasiado humanos, como su apoyo alborozado a la revolución cubana (« Cuba valiente, invulnerable, / dueña / de tu tierra, y tu aire y tu alegría »), o su denuncia de la guerra de Vietnam y otras expresiones de la solidaridad con distintas causas perdidas.

Hace tres años que se publicó su   «Obra Completa( 1935-1977) » ( Galaxia Gutenberg,) 2013), lo cual supuso un verdadero acontecimiento editorial ya que era la primera vez que se publicaba reunida toda la obra del poeta bilbaíno ( 1916-1979) No cabe duda de que tal edición supuso un verdadero acontecimiento editorial: la publicación por primera vez de la Obra completa del poeta bilbaíno ( 1916-1979); no está de más señalar que se publicó en tal volumen todo lo que se salvó de la compulsión destructora del poeta que quemó en repetidas ocasiones sus creaciones. En el libro se reúnen sus textos en verso y en prosa publicados en vida, incluyendo también algún texto póstumo   y hasta alguno que aún permanecía inédito. Una cuidada edición a cargo de quien fuese cónyuge del poeta Sabina de la Cruz, y albacea de su obra, y un colaborador y estudioso , Mario Hernández; ambos presentan en unos muy ubicadores textos la creación poética de Otero. La tarea no estuvo exenta de dificultades ya que en vida el poeta se negaba, una y otra vez, a que se reuniesen sus poemas, y prosas, con la dificultad añadida de que algunos fueron prohibidos por la autoridad (in)competente ( « no dejan ver lo que escribo / porque escribo lo que veo »); sin obviar los, ya mencionados, intentos de deshacerse de sus obras en algunos de sus episodios depresivos. « Aquí tenéis, en canto y alma, al hombre / aquel que amó , vivió, murió por dentro / y un buen día bajó la calle : entonces / comprendió; y rompió toos sus versos ».

No hay manera más certera para acercarse a la vida y obra del poeta que este necesario volumen, y si digo “necesario” es debido a que hace justicia a una gran obra que andaba desparramada o publicada de manera desordenada y desigual, pueden observarse de manera explícita las distintas etapas o variaciones de rumbo que he indicado . Pueden verse así   cantos al amor, a la esperanza, y también a la desesperanza que alcanzan tonalidades francamente oscuras, junto a destellos que apuntan al valor de la paz y la palabra, esta segunda como artificio para lograr la primera. La paz no la consiguió mas le quedaba la palabra( a pesar del hambre, la sed y otros sufrimientos), que queda presentada en toda su extensión, la palabra de ese ser del que dijese su colega en versos y militancia, Gabriel Celaya : « Tú sabes. No perdonas. Estás ardiendo vivo … / Tú también, Blas de Otero, chocas con las fronteras, / con la crueldad del tiempo, con límites absurdos, …».

Y leyendo a Blas de Otero iremos al centro del poeta, al corazón de los hombres y de las mujeres que habitan este valle de lágrimas, dolores y …esperanzas.

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