VARGAS LLOSA: UN APOYO DEMONÍACO
ENRIQUE ORTEGA SALINAS
Escritor
de primera y político de cuarta, ha prostituido su pluma con vergonzosa
genuflexión ante los poderosos del mundo.
Embriagado
de ambición, Vargas Llosa abandonó la poco lucrativa lucha por los humildes
para engrosar las filas de los intelectuales neoliberales, sumándose a los
mercenarios cuya misión es denostar a líderes progresistas como Hugo Chávez y
Rafael Correa.
Ante
su capacidad literaria, me inclino con humildad; pero no sin recordar que
aunque el Premio Nobel lo mereciera desde mucho tiempo atrás por sus brillantes
obras, la fundamentación que se hizo en la ceremonia de entrega poca alusión
hizo a las mismas y mucha a sus ideas políticas, las mismas ideas a las cuales
su propio pueblo les dio la espalda en las urnas cuando aspiró a la Presidencia
del Perú.
Sus
elogios al gobierno uruguayo, proferidos desde el diario derechista EL PAÍS, de
España, ofenden a cualquier frenteamplista que se precie de luchar por los
principios que llevaron a la fundación de esta fuerza que lucha contra la
oligarquía, la explotación, el imperialismo y todo lo que los dos Vargas Llosa,
padre e hijo, representan.
Julio
María Sanguinetti no es santo de mi devoción, lo cual no implica que deba
rechazar todo lo que exprese; detalle que menciono porque, justamente, comparto
plenamente una frase suya: “No todas las ideologías son respetables”. Sostengo
lo mismo porque el neoliberalismo no es una ideología más, sino un modus
operandi, inmoral y egoísta per se, promovida y sostenida por las grandes
multinacionales que han refinado los métodos del imperialismo. No puedo
respetar las ideas políticas de Vargas Llosa porque si triunfaran en el mundo,
el mundo se degradaría moralmente más allá de lo imaginable.
Obviamente,
es una buena noticia que coincida con nosotros en temas como el derecho de las
personas del mismo sexo a contraer matrimonio o la regularización del comercio
del cannabis. Sobre este último punto, varios ex gobernantes de derecha están
apoyando la iniciativa, ya que tiene que ver más con sentido común y práctico
que con ideologías políticas. Claro que cuando tuvieron la oportunidad,
carecieron del coraje de Mujica para hacerlo; pero es positivo que apoyen lo
que hicimos.
En
definitiva, es bueno que un adversario nos aplauda tal como lo hizo The
Economist, al declarar a Uruguay “el país del año”; pero no sea que la vanidad
nos enceguezca e impida ver lo esencial: Vargas Llosa no es un amigo de
Uruguay. Vargas Llosa trabaja para los enemigos más irreconciliables del
progresismo mundial; es el Paul Joseph Goebbels de la derecha, aunque quienes
han promovido su nombramiento como ciudadano ilustre de Montevideo y Doctor
Honoris Causa en la Universidad de la República pretendan que lo obviemos.
No
hay que olvidar a Al Pacino, cuando interpretando a Satanás en “El abogado del
diablo”, no fracasa, sino que termina triunfando al hacer caer nuevamente en
sus garras a Keanu Reeves, que acepta una entrevista para resaltar sus virtudes
éticas. El diablo, antes de la carcajada final, dice algo memorable: “Ah… la
vanidad… Definitivamente, mi pecado favorito”.
Estimado compañero: Muy buena la presentación de la nota en tu blog. Gracias y cuenta conmigo en lo que pueda ser útil.
ResponderEliminarENRIQUE ORTEGA SALINAS
darte las gracias a ti por tu buen comentario, quiero decir que este articulo me lo envio Eduardo Sanguinetti, espero no haberte molestado por su reproduccion.Gracias
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