[Tribulaciones
en verso]
EN MEMORIA DE D. JOAQUÍN PÉREZ SIQUIER
Por Luis Diaz
En mi mente, ando camino de la Cafetería Portocarrero. Ha pasado
un año de la desaparición de D. Joaquín Pérez Siquier. Allí, como si de un
escenario se tratase, se representaban conversaciones en las que casi siempre
era yo el espectador, el orgulloso espectador. Poder escucharlo y disfrutar de
sus conocimientos siempre fue un lujo que difícilmente podré repetir en mucho
tiempo.
Soy un joven que se está formando. Cómo me gustaría volver a
mantener una conversación con él sobre tantas cosas… saber qué opina de los
últimos lanzamientos en librerías, de los últimos premios literarios o (¿por
qué no?), de la Gala de los Premios Goya. Sería una buena manera de volver a
descubrir cómo llegó a ser quién fue. Y lo fue gracias a su esfuerzo de
lectura, de superación, de preparación y de recordar todo aquello que
consideraba digno de recordarse.
Además, creo que podría (como siempre hacía) volver a descubrir
por dónde podrían ir mis intenciones: le preguntaría que ha pasado con los
políticos. Sí, parece un tema muy manito, pero es que Don Joaquín era eso: un
político pero con todas las letras, un representante de los ciudadanos con
vocación de serlo. Querría saber qué visión tiene de la corrupción más que
abundante (no generalizada, no intento caer en tópicos fáciles y desgastados),
de la utilización de las instituciones públicas en beneficio propio o de
aquellos políticos que ven en el ejercicio que desempeñan un seguro de vida de
cara al futuro y no un deber con la población.
Querría, si me lo permitiera su humildad, conocer el por qué su
generación de diputados, todos jóvenes y con unas ganas de demostrar de que
eran capaces que difícilmente volveremos a ver en nuestro país fue sustituida
por lo que hoy nos tragamos día a día como caldo de cultivo de saber qué falacias.
Don Joaquín, evidentemente no me queda otra que desear esto: yo
y muchos otros que ya quisiéramos que siguiese aquí. Me encantaría volver a
discutir con usted en la misma conversación de fútbol, de literatura y de su
ciencia madre, la política. Lástima que ya no sea posible. Se le echa a usted
de menos.
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