Articulos
recordatorios de
Miguel Angel Diaz Palarea
En la cálida tarde de el día 27 de enero de
1981, apenas cuatro días después del golpe de estado, se podía observar en las
calles de Santa Cruz de Tenerife, el caminar inquieto y nervioso de muchos
nacionalistas hacia la sede de la Audiencia, una vez en la misma, se había
formado una tupida fila en la entrada, muchos tuvieron que quedarse en la
puerta según palabras de la Policía Armada, la sala estaba repleta; los que
entraron fueron previamente cacheados y anotado su nombre y numero de el DNI,
en una lista abierta por la policía al efecto.
Por fin, a la hora prevista comenzó la Vista,
después de la lectura monótona de lo actuado, a las preguntas tanto de
Ministerio Público, como de la defensa, los inculpados contestaron con
serenidad y prestesa, los Magistrados en este momento, dejaron hablar
libremente a los acusados, que lo hicieron con el clásico acento de la tierra,
era algo que llamaba la atención, denunciaban que su estancia en las
dependencias de la Guardia Civil, no fue precisamente un camino de rosas,
porque el permanece dos días esposado y atado a un hierro, el tener que
soportar sus costillas los saltos de sus interrogadores encapuchados, para no
ser reconocidos, el ser amenazados con dañar a sus esposas a las que le pasaban
por delante de sus caras, no era precisamente algo propio de un sistema que se
denomina democrático y menos aún el aplicarle electrodos, el meterle la cabeza
en un cubo de agua hasta dejarlo sin sentido y otras barbaridades propias de
regímenes fascistas, era en resumidas cuentas el determinante de sus
declaraciones ante la policía. Pero lo mas grave estaba, así lo entendíamos
nosotros, en las manifestaciones de los inculpados, sino en el hecho de que fue
practicamente una prueba concluyente, pues existían certificados médicos del
hundimiento de costillas, de quemaduras en los labios producidas por la
electricidad, los múltiples moratones e incluso la intervención quirurgica a la que tuvo que ser sometido uno de los
nacionalistas, puesto que le habían roto el menisco, etc. Y si relacionamos
todo esto con las irregularidades en las actas de declaración tomadas en las
dependencias de la Guardia Civil, con declaraciones que no habían sido firmadas
por los testigos presenciales, que manifiestan que no fueron encontrados
ninguno de los elementos alegados por la policía, no existiendo, a si mismo, la
preceptiva autorización judicial para este tipo de acciones.
A este punto, nos gustaría hacer un poco de
historia, puesto que la prensa de la época, como nos tienen acostumbrados, puso
en la primera página de los periódicos, fotografías con multitud de armas,
banderas, escopetas, cables e incluso aletas de pesca submarina, no haya hecho
lo mismo una vez recaída sentencia y haber la Audiencia Nacional absuelto de
este delito a los inculpados.
El Ministerio Público dada la reiterada
negativa de los inculpados a reconocer los hechos los hechos que se le imputan,
se limitó posteriormente, a presentarle las respectivas actas de declaración
ante el juzgado para que se reconociera la firma, por ello, la defensa, con muy
buen criterio, argumenta con el respaldo de los acusados, que las mismas habían
sido amenazados previamente, con ser llevados de nuevo a las dependencias de la
Guardia Cilvil a continuar con sus métodos indagatorios, en caso de no aceptar
como valido lo que se les iba a leer en el Juzgado; la defensa llegó aún mas
lejos, llega a demostrar fehacientemente, que incluso hubo, posteriores
excarcelaciones por este motivo, cosa inédita e inadmisible en un régimen que
se autodefine como democrático.
Llega el momento procesal de la prueba, el
Ministerio Público no presentó ningún testigo, al contrario de la defensa, que
a través de un rosario de testigos
demostró la perfecta inserción en la sociedad de sus defendidos, su conducta
moral y cívica intachable y su no vinculación y, menos aún, subordinación a
conocidos nacionalistas, que manifestaron no conocer con anterioridad a la
entrada en la cárcel, a los acusados, en contra de la tesis policial.
Hay ocasiones, que en el lento y monótono
transcurrir de la Historia, se dan hechos que coinciden con otros posteriores,
si bien en principio no parecen tener ninguna relación.
Como decía el abogado de uno de los acusados,
Sr. Aguirre, existen tantas irregularidades en el sumario, que las detenciones
que tuvieron lugar, no tenían otra explicación que el excesivo celo de la
Guardia Civil ante la llegada a Canarias, unos días después, del flamante
presidente de UCD, Sr. Suárez, se les quería brindar, costara lo que costara y
hubiera que hacer lo que hubiera que hacer, como ramo de flores de bienvenida
la presencial en la cárcel de un amplio número de nacionalistas, había que
demostrar, una vez mas, que Canarias es una parte de la Península Ibérica y que
las ideas nacionalistas no tenían otra cabida que en la cárcel.
Querían dejar constancia que aunque se hablaba
de régimen democrático, cuya cabeza visible era el mago de la transición, Sr.
Suárez, aún existía mano firme, pues no había motivo para despreciar los viejos
métodos del franquismo, alguien habló en aquel momento de la presencia en
Canarias del super-Comisario Conesa, muy conocido en los círculos democráticos,
por sus métodos eficientes.
Pues fijense ustedes, unos días después de
celebrarse el juicio, el presidente Suárez, presentaba su dimisión irrevocable
y, en su discurso de despedida decía: "no quiero que el sistema
democrático sea un paréntesis en la Historia de España", y parece ser que
estaba, entre otras cosas, relacionado con la visita del monarca a Euzcadi y el
anuncio de algunas medidas de gracia.
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