L. Soriano
Lamentablemente
el dicho alemán de que político veraz no gana elecciones, es más cierto aquí
que allá.
Establecido
esto, y no pudiendo cambiar lo inmutable, solo debemos de resignarnos, ya que
al fin y al cabo, lo único que al parecer hacen ciertos políticos, demasiados
al parecer y por desgracia para nuestra democracia, prosperidad y bienestar, es
decirle a la gente lo que ésta quiere oír.
Aquí decirle a la gente que tiene que trabajar, que tiene que colaborar,
que tiene que reducir, ahorrar, aumentar
productividad y que cuando hay síntomas de que va a ocurrir una crisis hay que
tomar medidas como el navegante que ve nubes en el horizonte y se apresta a
asegurar los cabos, no está bien visto.
La
gente quiere que se le garantice de todo, que se le diga que a ellos no les va
a coger ese toro por muy descuidado que se esté. Eso es ser positivo optimista,
dialogante, y “de buen rollito”. La disciplina, la austeridad, la prudencia y
la objetividad es “fachenta” y crispadora.
Bueno
este es un país donde existen decenas de miles de “liberados” de los
sindicatos, a quienes tenemos que mantener como si trabajaran. Los empleos
improductivos se engullen unos porcentajes enormes de los presupuestos. Los
famosos gastos corrientes. Claro, quien sabe, quiere ser de ese tipo de
ciudadano, impune y carente de responsabilidad en cierto sentido. La inmensa
mayoría jamás ha conocido la “presión de la producción y del despido”. Y
además, el día 28 de cada mes, vuela un “wire” del Banco a su cuenta con una
precisión pasmosa que apenas dura unos segundos, anegando las cuentas de los
suertudos, y que no falle, ya que en ese caso, las monumentales son las menores
de las broncas y mayores a medida de mayor cargo. Cualquiera de los no elegidos
para ese blindaje en tiempos de crisis, tiene que producir, fabricar,
transportar, embalar, comprar, vender, cobrar, pagar impuestos y de lo que
quede, si queda, comer.
Un
proceso enormemente más largo que el chispazo de la transferencia sin duda.
Es por
eso que se les importe verdaderamente una higa lo que le ocurre a quien San
Pedro no se la bendijo, ya que creen que ser empleado por cuenta ajena,
autónomo, agente comercial, profesional liberal o empresario, es para seres
inferiores.
Pues sí,
el gasto Público debe de aminorarse, al menos en lo que respecta a gastos
corrientes. No tanto en gasto en infraestructuras y obra civil, pero todo lo
que se pueda y más en lo no imprescindible y que no produzca o aporte riqueza
real a la economía en crisis y que colabora a sacarla de la atonía o recesión
si esta llegara a darse.
El
gasto Social subirá sólo, las peticiones de prestaciones se multiplicarán y
habrá que atenderlas. La recaudación bajará, las empresas que puedan donde
puedan, se sumergirán y se dejará de pagar indirectos, incluso de carburantes
cuyo consumo bajará indudablemente, ya que lo que hay es lo que hay, y no cae
del cielo ni se genera por espontánea.
Dígase
la verdad, enséñese la realidad por cruda que sea, solicítese y practíquese la
austeridad más estricta, y anímese a trabajar más y a producir más y a
investigar más.
Predíquese
la disciplina, la prudencia, el ahorro y la autofinanciación, e invítese a
preparar a nuestros hijos en tareas, trabajos, o profesiones que nos hagan inmunes
a crisis venideras, con ahínco, esfuerzo y tenacidad.
Entonces,
menos demagogia barata, pregonando la defensa de “lo social”, y conseguir mas
actividad económica más empleo y más recaudación corriente, que entonces se
necesitará menos prestaciones, y aumentarán los ingresos, con lo que se podrán
atender más necesidades, estas si, sociales.
Sé que
no les va a gustar.
A
reflexionar.
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