*Francisco Castro
Me
gustaría decir aquello de “felices fiestas y próspero año nuevo”. Sin embargo,
observamos a nuestro alrededor un panorama nada halagüeño, con una alta tasa de
paro, con un nivel de pobreza que no hace más que crecer, con una destrucción
de la economía por ahogamiento político y, sin expectativas. La única
expectativa para el 2013 es más de lo mismo. Sí, hemos visto la cara al
capitalismo agresivo. Pero, el capitalismo como tal no tiene por qué ser malo;
lo negativo es el concepto que tienen algunos capitalistas sobre el
capitalismo. Es más, el concepto que tienen muchos capitalistas sobre la vida
misma. Una concepción de la vida sin escrúpulos, en la que prevalece el
enriquecimiento a toda costa. El capitalismo puede ser bueno, pero un
capitalismo moderado, que tenga en cuenta una concepción de lo público; es
perfectamente compatible. Un capitalismo que esté al servicio de las personas,
no de unas cuantas personas, sino que tenga en cuenta en bien común.
Sin
embargo, las cosas son como son. No las vamos a cambiar con ideas utópicas.
Acaso algunas corrientes políticas alternativas tienen toda la voluntad del
mundo; acaso están haciendo un esfuerzo que nadie hace, como salir a la calle a
protestar por todos, acaso quieren invertir el rumbo de los acontecimientos. Y,
yo pregunto, ¿acaso no resulta una utopía? Cuando vemos que el PP, aunque baja,
mantiene una alta intención de voto; cuando vemos que el PSOE baja mucho más en
intención de voto; cuando vemos que, hoy por hoy, no hay alternativas posibles.
Yo también pregunto, ¿qué está pasando? ¿Qué nos está pasando? Mientras el
ahogamiento de la economía nos va a llevar a más paro y más pobreza; mientras
que una gran cantidad de medios de comunicación mira hacia otro lado; mientras
se gobierna para los políticos y para los grandes poderes económicos, los
ciudadanos muestran una tranquilidad pasmosa, una resignación que me hace sentir
perplejo.
Todavía
hay ciudadanos que se creen el cuento de la crisis. El problema, dicen, es la
crisis mundial, esperemos a que mejoren las cosas. Yo me dirijo, una vez más, a
esos ciudadanos que creen que el problema es la crisis, y además una crisis
mundial. Pobrecitos. Hemos gastado por encima de nuestras posibilidades.
Todavía oigo a personas con cierta preparación académica, que además participan
en tertulias o escriben comentarios, que dicen que la crisis es porque hemos
gastado, los ciudadanos, por encima de nuestra posibilidades.
Hay que
volver a repetir que sí es verdad que hay crisis, pero es una crisis
intencionada, hecha adrede. Hay que repetir que la crisis es intencionada y que
mientras muchos ricos siguen ricos o más ricos, los pobres sucumben más a la
pobreza. Acaso todavía hay gente que espera a que “papá estado” le resuelva el
problema; a lo mejor hay gente que espera a que Obama nos ofrezca una receta
mundial; a lo mejor todavía hay gente que no se da cuenta del colonialismo
económico que estamos sufriendo y que seguiremos sufriendo; o tal vez, todavía
quedan sufridos ciudadanos que tienen esperanza en la clase política. Aunque,
afortunadamente, hay muchas excepciones en la clase política, que velan por los
demás. No todo en política va a ser malo.
La
realidad, la cruda realidad a la que me refiero hoy es que los problemas los
tendremos que resolver nosotros. No será fácil, porque los ciudadanos no
hacemos las leyes. Vamos a tener que nadar a contra corriente. Hay que tomar
conciencia de que nos tenemos que unir; pero tenemos que unirnos como
ciudadanos, con independencia de la ideología que tengamos cada uno. Y, un
primer paso para unirnos es el respeto mutuo. Tiene que haber un respeto por la
libertad de conciencia e individual del prójimo. Es necesario que nos quitemos
todos los escrúpulos de encima, que reflexionemos sobre lo que tenemos delante
y no actuemos a golpe de costumbre; y así uno dice porque ha oído y porque
repite lo que ha oído.
Es hora
de que tomemos conciencia sobre lo que están haciendo con nosotros y actuemos
en nuestros ambientes, con nuestras posibilidades; actuemos con la palabra, con
el respeto a todo el mundo, también a esos capitalistas, por el capital, y a
los políticos. Que actuemos con respeto a las leyes vigentes. Sólo así, con el
empuje de la palabra, de la manifestación pacífica, y con el respeto a nuestro
alrededor, podremos ser creíbles y podremos aunar fuerzas. Si nos ayudamos
mutuamente, podremos mejorar la situación. Llevamos cinco años de crisis
económica. En estos días, ha habido más de un político que ha dicho que en el
próximo año las cosas empezarán a mejorar. Sin embargo, esta grave situación va
para largo. No me atrevo a dar una fecha; para largo significa años.
Bueno, lo
voy a decir: felices fiestas y próspero año nuevo.
*Periodista
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