miércoles, 27 de marzo de 2024

MILEI Y EL CLUB DE APLAUDIDORES

 

MILEI Y EL CLUB DE APLAUDIDORES

Coautor del libro "Fútbol y política", exfutbolista y DT, exiliado durante la última dictadura militar en Argentina, en esta columna Cappa apunta contra los aplaudidores de Milei. También llama a no perder el optimismo y a organizar la resistencia.

ÁNGEL CAPPA

“En mi país, que tristeza, la pobreza y el rencor”.

Alfredo Zitarrosa.

 

Reconozco que no es fácil pertenecer al club de los aplaudidores de Milei. Es que el presidente, creyéndose algo así como un emperador del subdesarrollo, no solo arrasa con todo: trabajadores, bienes comunes, sueldos, jubilaciones, en una gigantesca transferencia de dinero hacia las élites dominantes, sino que además atropella, insulta, agrede verbalmente a quien o quienes se atreven a objetar sus delirios de poder.

 

No importa que sean gobernadores, legisladores, cantantes, actores, maestras jubiladas, opositores políticos, manifestantes, feministas o la misma Constitución si viene al caso.

 

Él se monta en su twitter beligerante, cual si fuera Othar, el caballo de Atila y como si él mismo fuera Atila y a donde apunta desaparece la democracia.

 

Haga lo que haga y diga lo que diga, la hinchada de aplaudidores sale a la cancha a festejar, justificar y celebrar las rabietas infantiles, las decisiones caprichosas y antidemocráticas del subjefe, porque según dicen, su hermana es realmente el jefe y no la jefa que eso es de comunistas.

 

Resulta que, con frecuencia, el hombre se contradice –ejemplos: el Papa y su auto-aumento de sueldo- y entonces los aplaudidores se ven en la necesidad de desaplaudir lo aplaudido. Otro caso, el anunciado aumento de las dietas de los legisladores. Espert, sin ir más lejos, lo justificó por la mañana y lo desaplaudió por la tarde con la misma cara de cemento y desprecio que pone en estos casos.

 

Claro que Espert es un experto en eso de afirmar algo y lo contrario como si tal cosa y tal vez no sea el mejor ejemplo. No se olviden que dijo que Milei no es un liberal, sino un populista y calificó de poco seria la intención de dolarizar la economía, cosa que ahora le parece bien.

Como todas la hinchadas, esta de aplaudidores de Milei, tiene un núcleo duro: Manuel Adorni.

 

El vocero del gobierno, es el primero que tira la piedra sin esconder las manos aplaudidoras y en las conferencias de prensa saca el libro de los elogios para cualquier barrabasada gubernamental y especialmente si tiene origen en el presidente Milei. Con gesto de canchero y primer aplaudidor del reino, da el punta pie inicial y marca el camino de la justificación de todo, caiga quien caiga. Hasta se anima a expresar su alegría twitera por el cierre de la agencia Telam, sin un cachito de respeto a más de 500 colegas suyos que quedan en la calle.

 

Se ve que a Adorni no le sobran luces ni argumentos y ni bien los periodistas rascan un poquito, sanatea tipo Fidel Pintos y pasa a la siguiente pregunta simulando una simpatía que no tiene.

 

Después, inmediatamente después, aparecen los periodistas de las empresas propiedad de la clase dominante, fieles servidores de sus amos, a continuar con la tarea y desprestigiar su profesión sin remordimientos.

 

En la mesa de uno de esos periodistas de usar y tirar se exhiben una bandera argentina y otra de Israel, cuyo gobierno genocida es denunciado por las Naciones Unidas y gran parte del mundo. Hasta ese extremo llega la sumisión de los aplaudidores.

 

Festejan las medidas depredadoras del ministro Caputo, de quién Milei había dicho que es un inútil que dilapidó 15 mil millones de dólares del Banco Central, antes de aceptar que Macri se lo impusiera y hasta ven razonables los protocolos anti-protesta de Bullrrich, otra imposición macrista, cuando son ciertamente ridículos a pesar de su intención intimidatoria.

 

Es triste que Argentina esté en manos de este gobierno autoritario, mentiroso, patotero, que en muy poco tiempo aumentó dramáticamente la miseria del pueblo y generó obscenos beneficios a la clase dominante.

 

Es peligroso que en su atentado contra la democracia, acompañen al gobierno algunos legisladores supuestamente opositores y algunos gobernadores que no son opositores ni dejan de serlo.

 

Es lamentable que la CGT siga aferrada a la inercia de su ancestral burocracia y no asuma decididamente la lucha por la defensa de los derechos de los trabajadores, con los trabajadores.

 

Es alentador que la gente se junte para protestar por tanta injusticia, aunque por ahora solo se trate de resistir.

 

Es necesario que esa protesta se organice y tenga carácter masivo y unitario y que de la resistencia se pase a la exigencia de respeto a los derechos arrebatados y a la libertad cuestionada.

 

Es bueno saber que este pueblo, de tan larga historia de lucha y dignidad, sabrá oponerse, una vez más, a las medidas dictatoriales de un gobierno opresor.

 

Que la tristeza no nos quite el optimismo, que no nos gane el desánimo. Un pueblo en rebeldía, decidido a recuperar lo que le roban, es imparable.

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