viernes, 23 de noviembre de 2018

LOS SIETE RISCOS..5


LOS SIETE RISCOS..5
DUNIA SÁNCHEZ
Los lamentos aparte, desconocido para estas siete mujeres de los sietes riscos. Se sentían conformes con las pisadas dadas cuando su vida se abriga de la aldea, de la gran aldea. Ellas seguían con el tarareo inacabable con el paso de ese amanecer tan pletórico para cada una de  ellas, como si nacieran de nuevo enroscadas a la fortaleza de lo bonancible, de lo bueno para ese estado ahora de cárceles prendidas por cada uno de los siete riscos. El remordimiento de cada una de sus hechos, de sus cavilaciones, de sus actuaciones las llevaba a erupcionar como hijas de callados besos, de callados caricias a medida que las estaciones pasaban. Sí, erupcionar con la respiración profunda de sus sentidos, siempre, en vertical . Ausentes de la necesidad de comunicación con cada uno de los aldeanos. Cada una de ellas sabía que se encontraban ahí, en cada uno de los riscos al derredor del extenso pueblo. Es como si fueran vigías eternas de lo que allí debajo pasaba. Satisfechas con cada acción del ayer seguían con la tonada a medida que la mañana se estiraba hasta el gozo del sol en su plenitud. Una plenitud que las llevaba a un canto unísono, un canto que hacía siempre estremecer la faz donde ambulaba aquellos que se burlaron, que atacaron, que manipularon para que las siete mujeres de los siete riscos terminarán así. “
Vivir, vivir y vivir. Hemos vivido tantas cosas , tantos hechos que ahora somos hijas de sutiles palpitaciones de las aves que nos abrigan cuando la mañana gira y gira entornos a nuestras manos satisfechas, sensibles, emocionadas cuando despertamos y somos reflejo de los soles guardianas en la cumbre de su alegría. Ven sol…ven. Hemos vivido tantas cosas que ya no buscamos. Nos encontramos en las entrañas recónditas de nuestros latidos aun visibles, aun existentes en la conmemoración de una nueva jornada. Nosotras mujeres, mujeres hechizadas por el curso de estos manantiales secretos. De ellos beberemos. De ellos nos alimentaremos y llegará el día en que nuestra vida sea espejo de otras, de muchas otras. Hemos vivido tantas cosas que el soplo de este viento del norte nos anuncia ya el mañana. Un mañana donde las flores maduras nos recogerán con sus brazos abiertos”.  Y la altea temblaba, existía un cierto temor, miedo a estas. Sangraban de prejuicios, de supersticiones elaborada por la propia iglesia…


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