sábado, 20 de marzo de 2021

SIETE POEMAS INSUMISOS

 

SIETE POEMAS INSUMISOS

Variaciones circulares. La insumisón es

una semilla de transformación.

PATROCINIO NAVARRO VALERO

Si fuese, excelencias, señorías, majestades

Señores de horcas, cuchillos y mazmorras,

Si fuese, tal vez, un seducido

-Para empezar sin más dilate este argumento-

Aplaudiría todos sus intentos

En acordar  la vida con su opuesto,

Asunto de  alta magia y mayor cuento.

Señor obispo y cardenal Primado,

Majestades y notarios, y señores

Okupantes del sillón y  del estrado

De inmerecido asiento y altos vuelos:

De su mundo no soy,  lo habrán notado.

Si fuese alguien seducido

Por tirios o troyanos, o banqueros,

Pongamos por ejemplo y quedan muchos,

Mi docta prudencia  aceptaría

Un amo sin amor, o algún filibustero

Nacido de urna, perjurio, o injusticia,

Pero pueden esperar a que las piedras canten.

 

II

Convencidos están de su derecho,

Magistrados y notables, señorías,

Gentes de altos vuelos y bajas felonías,

A enviar mensajeros de la muerte

A violar cada día  lo inviolable

De  toda nación cogida por sorpresa,

-Y de paso a las niñas y a  sus madres

Iraquíes, afganas, sudanesas, angoleñas,

Bosnias,  albanesas, chechenas, haitianas,

Yemeníes, palestinas, somalíes, mejicanas,

Libias, sirias, yemeníes, y sumando….

Al  Este  de la codicia desmedida,

Y al  Oeste de cualquier  moral

Soñada o conocida, señorías,

Galopan sus caballos de la muerte

Por tierra, mar o aire y sin clemencia.

Y luego

Corresponde a sus códigos de Infierno,

Absolver al verdugo uniformado,

Encumbrar a usureros y tiranos

Y al general con más cadáveres ganados.

¿Razones de cruzados? No:

Razones del Averno.

III

Si fuese un  seducido, callaría

Ante el grito de tortura en las mazmorras

Del  crimen universal y sin testigos

Donde el diablo oficia sin medida

Y  no alcanza a consentir   otro derecho,

Que el derecho del reo a respirar

(Sin garantía,

Claro está).

 

IV

Si fuese un  ciudadano seducido

Diría,  para ser bien considerado,

Que el mundo está bien ajustado,

Que las cosas como son, son adecuadas;

Que no hay que tirarse de los pelos,

Que cada uno a lo suyo

Y a lo de todos, nada,

Faltaría…

Pero  una mañana temprano dije: este juego

Ya  está  de sobras jugado.

 

V

¿Dónde está el principio de este fiasco?

La emisión del veneno cotidiano

Que vierten altos  estrados

Asombra por  igual al sabio

Que  a la niña que juega con muñecas.

La sangre del pobre son impuestos

Que mantienen al rico en pie de guerra

Y  aumentan al pueblo su pobreza

Así gane batallas o las pierda.

Y el hijo del pobre marcha, qué dislate,

Empujando su miseria, a ser soldado

De una de esas guerras, qué ironía,

A matar niños con la edad de sus hermanos,

A  destruir a corazón vacío y manos llenas

Lo que hicieron los siglos y las penas

De otros pobres como él y sus parientes

Con otro uniforme y distinta bandera

 

VI

¿Quién proclama el amor,

Quién lleva la paz como bandera,

Quién  libertad proclama

Y abomina de las guerras?…

¿Quién habla  de cerrar  los arsenales

O destruir los candados

De cárceles, bancos y fronteras?

-Los que saltan las vallas del cercado,

¿Cabe, tal vez, otra respuesta?

 

¿Quién proclama que su voto solo sirve

Para enterrar sus sueños en las urnas?

¿Quién niega el derecho de la vida

A circular libre y sin barreras?

Los que saltan las vallas del cercado,

Los hijos de la luz  y sus esferas.

(Y si hay alguien más que diga el santo y seña).

 

VII

Que no hay bando sin bandera

Ni bandera sin amo y sin vasallos

A no ser la blanca bandera

De los que saltan cercados,

proclamo en alta voz y en carne viva.

Y díjome  el más viejo del lugar, aparte,

“A poeta libre, silencio reservado”.

Y acierta.

 


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