ALAS EN VERTICAL
DUNIA SÁNCHEZ
Es
infranqueable. Despierta con cierta ironía, con cierta brutalidad cuando
avanzamos bajo su manto verde. Hoy la calma no está presente sino una marea
dura, temblorosa que consume las ganas de ser parte de ella.
No
digo lo mismo. Nos dejaremos llevar por ella, por los sentidos de su movimiento
aunque toquemos fondo. Ella nos dejará respirar si nos dejamos ir. Vamos, aticemos el concierto del océano con
nuestros cuerpos desnudos. Sí, desnudo cuando el alba dice de la tempestad, de
la grotesca caricia de su piel.
¿Nos
arriesgamos? Eso quieres decir, avanzar en su templo de barcas naufragadas como
si fuéramos parte ella. Pero antes de
penetrar en su corpulencia de oleajes inciertos dame la mano. Iremos aunados a una sola palabra, la
libertad. Una gaviota nos merodea. Una gaviota nos anuncia. Una gaviota nos
induce a ser parte del aire, del mar que nos rodea. Dancemos con el rubor
violento de sus aguas, de sus alas.
Me
miras. No estoy acabada. No estoy ida.
Solo, la belleza de la madre tierra aunque su bestialidad este en estos
instantes. No, no es ella, somos nosotras. Sí, nosotras las que en sus entrañas
indagamos con el curso de los tiempos.
Sí,
mirar los ojos desnutridos de tu espíritu. No, no mientas. No digas más, vamos.
Tu también me observas, me examinas por
si seré capaz. Si, lo soy. Acabemos ya, nadaremos hacia el horizonte donde los
sueños se hacen reales, donde la agonía se desvanece en el pausado cauce de los
años.
Alas en vertical
asomo
de la serenidad
de
almas mecidas por un océano
culminante en dicha
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