ELUSIÓN
José Rivero Vivas
BASE
En
aquel viaje hacia Estocolmo, Jesús y José hicieron alto en Helsingör, simpática
ciudad, donde se toma el ferry con destino a Helsingbor, Suecia. Durante su
estancia en la localidad danesa, Jesús Oramas, pintor de búsqueda y raigambre,
salía en persecución de un boceto, un dibujo o una acuarela, actividad que le
proporcionaba ingresos para subsanar su economía. José, mientras, trabajaba de
pinche en la cocina de un lujoso hotel, frente a la recoleta playa, en cuyo
extremo, no muy retirado, se erige el Castillo de Hamlet, y, tan pronto tuvo
oportunidad, corrió a visitarlo. En su recorrido, vino a su mente el poema de
Arthur Rimbaud, leído en antología francesa, donde el poeta refleja la dulzura
de Ofelia, y se sintió consternado ante el riachuelo donde ella su cuita acabara.
Súbito reaccionó, y vibró complacido en la nostalgia, por considerar a la
tímida doncella símbolo de ternura en aquel escenario de insidia, altivez,
turbiedad y dubitación.
Abrumado
por cuanta crispación bulle en torno, sin haber todavía recibido la triste
noticia del tránsito de Jesús María Álvarez Oramas, hice memoria sobre nuestro
deambular de juventud. Mi mente voló a Dinamarca; allí, al Castillo de Hamlet,
sin ínfulas de encuentro con William Shakespeare. Entonces cogí el volumen Rimbaud - Obra completa – Edición Bilingüe. Libros Río Nuevo, 1
(1984) Barcelona - España, que tengo en la mesilla, del que leo a veces
algún pasaje de la vida y obra de aquel asombroso muchacho. Rápido busqué el
poema OPHÉLIE, vertido magistralmente a español por J. F. Vidal-Jover. Pero,
tratando de eludir esta actualidad convulsa que azota al mundo, se me ocurrió
hacer, en libre sentido, esta versión.
José Rivero Vivas
Tenerife, Islas canarias
Noviembre de 2017
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OPHÉLIE
Arthur
Rimbaud
Esta traducción,
en versión libre:
José Rivero Vivas
Tenerife – Islas Canarias
Septiembre de 2017
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I
En la
bóveda oscura, donde moran las estrellas,
la
tierna Ofelia flota como inmensa flor de lis.
Ondea
bien lentamente, tendida entre largos velos…
-Se oye,
bosque lejano, las trompas de caza allí.
He aquí
más de mil años que la triste Ofelia
blanco fantasma,
en el denso río negro surge extinta.
He aquí
más de mil años que, en su apacible locura,
su
romanza susurra con la vespertina brisa.
El
viento besa sus senos y en corola despliega
sus
grandes velos, mecidos blandamente por las aguas.
Los
sauces gimientes sobre sus hombros lloran;
en su
frente de ensueño, los juncos inclinan sus ramas.
Los
nenúfares transidos, a su alrededor suspiran;
ella
despierta a veces, bajo un abedul que sostiene
algún
nido, del que escapa sutil escorrozo de alas:
-Un
canto misterioso, de los astros de oro desciende.
II
¡Oh,
pálida Ofelia, igual de bella que la nieve!
Tú has
muerto, niña, por el fragor de un río arrastrada.
-Porque
el viento, al zumbar de los montes de Noruega,
de la abrupta libertad te hubo hablado en voz muy baja.
Fue el
aire, que al ensortijar tu larga cabellera,
a tu
espíritu soñador aportó extraños sones;
tu
corazón oyó el canto de la naturaleza
en la
quejumbre del árbol y el suspiro de la noche.
Es que
la voz de la mar en furor, hondo estertor,
rompió
tu pecho de niña, demasiado dulce y humana,
cuando
al alba de abril, un pálido y hermoso caballero,
desdichado
orate, sobre tu regazo, mudo se sentaba.
¡Cielo!
¡Amor! ¡Libertad! ¡Qué sueño, oh pobre loca!
Tú te
fundías en él como nieve junto al fuego:
Tenebrosas
visiones tu palabra truncaron
-Y el
hosco Infinito turbó tu mirar etéreo.
III
Y el
Poeta refiere que al rutilar de las estrellas
vienes
de noche a buscar tu ramo de frenesí;
y que en
el agua ha visto, tendida sobre largos velos,
la
tierna Ofelia flotar como inmensa flor de lis.
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OPHÉLIE
Arthur Rimbaud
Obra completa – Bilingüe
Libros Río Nuevo, 1 (1984)
Barcelona - España
Esta traducción,
en versión libre:
José Rivero Vivas
Tenerife - Islas Canarias
Septiembre de 2017
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