RAFAEL LUTZARDO RINDE HOMENAJE EN UN LIBRO A LA CULTURA ISLEÑA DEL
VINO
Rafael LutzardoRafael Lutzardo ha querido acompañarse en su libro
de diversas colaboraciones. / SERGIO MÉNDEZ
SANTIAGO TOSTE |
DIARIO DE AVISOS
Cuenta Rafael Lutzardo (Santa Cruz de Tenerife, 1953) que un
día, hace algo así como nueve años, decidió ir anotando en una libreta los
guachinches que visitaba los fines de semana junto a sus amigos. Lo que en
principio no era más que un recuento de sus andanzas por el Norte de la Isla,
de las buenas conversaciones y los momentos inolvidables vividos en torno a un
vaso de vino y algún que otro plato de la gastronomía popular, poco a poco se
fue convirtiendo en el proyecto de un libro, en una promesa que ahora se ha
cumplido.
El periodista tinerfeño acaba de publicar ¡Vamos de guachinches!
…y otras casas de comida (Ediciones Aguere y Ediciones Idea), un volumen donde
la voluntad de crear una herramienta de divulgación se combina con el deseo de
celebrar muchas de esas cosas tan sencillas que, quizás justo por eso,
enriquecen nuestra vida. “En suma, lo que me he propuesto ha sido rendir
homenaje a la gente del mundo rural -subraya Lutzardo en una charla con este
periódico-, a todas esas personas que no suelen tener protagonismo, que siempre
están entre bastidores, pero que gracias a ellas tenemos, por ejemplo, unos
vinos de calidad exquisita”.
El libro incluye artículos del presidente del Cabildo y de su
antecesor, Carlos Alonso y Ricardo Melchior, respectivamente; del consejero insular
de Agricultura, José Joaquín Bethencourt, y del alcalde de La Laguna, Fernando
Clavijo. A estas colaboraciones institucionales se unen las de un conjunto de
personas, donde no faltan periodistas, escritores o enólogos, que relatan sus
vivencias vinculadas a los guachinches.
CONTENIDOS
La obra se completa con fichas técnicas, así como con una breve
guía donde, además de este tipo de establecimientos, el autor también recoge
algunas tascas, casas de comida, bodegones, bares y restaurantes. Un glosario
del habla canaria relacionada con esta actividad y el ya famoso acuerdo del
Consejo de Gobierno insular para regular los guachinches cierran el volumen.
“Incluyo algo más de un centenar de establecimientos que pueden
servir de orientación para quien se anime a visitarlos -apunta el autor-, pues
si fuera a dar cuenta de todos, me hubiera quedado un libro enorme”. A este
respecto, Lutzardo indica que se calcula que en la actualidad la cifra de
guachinches se sitúa entre 650 y 700.
Rafael Lutzardo, que comenzó a frecuentar estos negocios
familiares cuando apenas contaba 17 años, explica que su origen hay que
buscarlo a finales de los años 60 del pasado siglo en respuesta a la compleja
situación económica que se vivía en aquel tiempo. Precisamente, otro contexto
desfavorable es el que ha propiciado que su número se haya incrementado de
forma notable en los últimos años. “Frente a la brutal crisis que padecemos
-argumenta-, muchas familias se han dedicado a abrir un guachinche que les
aporte una fuente de ingresos, de tal manera que los que existían hace diez o
doce años no suponen ni la mitad de los que hay en estos momentos”.
Del mismo modo, el periodista tinerfeño alude a la evolución que
han tenido estos locales, que sobre todo se ubicaban en cuartos de aperos,
patios, garajes o cualquier estancia más o menos modesta de una vivienda.
“Ahora, con la nueva regulación, se han de cumplir unas normas
sanitarias y pagar determinados impuestos. También se concreta qué es lo que se
puede vender en ellos y qué no”, detalla. “Estoy de acuerdo con que se haya
establecido este conjunto de reglas -afirma Lutzardo-, porque el guachinche que
verdaderamente lo es no ha de tener miedo a nada de esto, al tiempo que se
consigue que no se desvirtúe su razón de ser”.
No obstante, el autor del libro precisa que aún no resulta
significativo el número de guachinches que han optado por regularizarse. “El
proceso todavía va lento, al margen de que los responsables de algunos de estos
negocios optan por cerrarlos, pues entienden que no pueden asumir todos esos
condicionantes que se les plantean”.
Otro aspecto que subraya Rafael Lutzardo es que ¡Vamos de
guachinches! …y otras casas de comida no ha sido concebido únicamente para los
lectores de las Islas. “He hecho este libro con el deseo de aportar mi grano de
arena a la puesta en valor, al conocimiento, de un elemento que forma parte de
nuestra entidad, de nuestra cultura del vino, y por eso buscamos que pueda
salir fuera de las Islas”. Desde esa pretensión, la obra, que tendrá varias
presentaciones públicas tras Semana Santa, incluso ya se encuentra, por
ejemplo, en Venezuela y Alemania, y existe el proyecto de que posea además
ediciones en inglés y alemán.
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