EL ESTADO Y LA CORRUPCIÓN PEPERA
II
EL
CAMPESINO.
Sodoma y
Gomorra
En la actualidad la persecución contra la impunidad de los
delitos mayores no es que sea difícil, que ya de por sí lo es, lo cierto es que
se ha convertido en un recochineo, ¿de qué sirven inmensos procesos de
seguimiento e investigación, si cuando los equipos de inspectores policiales,
judiciales o de hacienda tienen al pájaro contra las cuerdas, el poder
legislativo o el CGPJ destituye o releva a los funcionarios, para que el buitre
escape a placer?
Pedirle a los legisladores que aborden esta cuestión, es ya para
mearse y no echar gota, hoy cuando ocurren cosas anormales y paranormales,
sería lo mismo que poner la zorra a cuidar las gallinas y que está las acaricie
sin causarles el menor daño. ¿Entonces a quién sancionar cuando el aparato
judicial se encuentra conque los mayores delincuentes están todos aforados?
Se puede dotar los juzgados de los mejores medios, del personal
mejor cualificado, ¿Pero para juzgar a quien? ¿Al que roba una gallina, -como
al Lute-, mientras el ministro del Ku klux-klan indulta a un banqueros por
estafar más de treinta millones de euros?
Entonces no es que exista lentitud, es que las demandas
judiciales, cuando las víctimas son trabajadores de base, se van a resolver
después que estos han muerto, -es como quien dice-, le reconocemos sus derechos
en el más allá, mientras los del más acá siguen mareando la perdiz.
Perplejos sí que se han quedado miles de ciudadanos: si un
jacoso de la esquina se lleva por delante la moto de un policía y se da a la
fuga, terminará con los huesos en la cárcel y con razón; ahora, la Espe Aguirre
se puede llevar la moto, el policía y lo que trinke, que aquí no pasa nada, -al
contrario-, un poco más y meten presos a los policías.
Es aquí donde la justicia aplica dos varas de medir, tremendas
responsabilidades, para llevar al estrado a semejante personajillo,
inmediatamente se vuelve todo una farándula, donde la Sra. se pavonea muy
finamente de su atropello sin que nadie le toque un pelo, hasta que se
volatiliza la gamberrada.
Cuando tenemos un gobierno corrupto, que convierte la
constitución en papel mojado y una administración sumisita, ¿que leyes podemos
esperar? Lo mínimo que podíamos manifestar es que esas decenas de personajes
imputados y sospechosos de estar cobrando sobresueldos, (ahora le llaman sobres
en “B”) deberían ser apartados de sus cargos y desautoridades por décadas.
Señorías, esos delincuentes no tienen ninguna autoridad moral para legislar,
para sancionar leyes.
Porque la problemática procesal-penal se ha convertido en un
laberinto, “que ya no se sabe donde está la entrada y la salida”, ¿A quién le
corresponde esto y a quién le corresponde lo otro, quien firma arriba y quien
firma abajo? Y no es que el tema sea complejo, es que los han amañado para que
los grandes gángster sean intocables; ya los ocuparemos de explicarlo en un
lenguaje timorato, para que al populacho hasta le resulte agradable y nos sigan
votado.
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