LARGO OSCURO ORIGEN, EL VOLCÁNICO VERBO DE VÍCTOR RAMÍREZ
JOSÉ M.
BALBUENA CASTELLANO
“Largo oscuro origen” es
un derroche de lenguaje con toda la soltura del mundo creativo. Narración sin
tiempo histórico ni costumbrismo, que pone a flote la memoria de personajes
primarios de un barrio en una ciudad sin esquinas”, así define el profesor, escritor
y cronista de Artenara, José Antonio Luján,
la obra de Víctor Ramírez, a quien comencé a leer y a admirar cuando
publicó su libro “Nos dejaron el muerto” , editada en 1984. Acto seguido la
recomendé a mis conocidos e,
incluso, la llevé a amigos y parientes que vivían en la Península para que la
leyeran. Después, su novela inspiró la película La Caja, que dirigió en 2007
Juan Carlos Falcón., en la que intervinieron, entre otros, Ángela Molina, Elvira Mínguez, Antonia San
Juan, Vladimir Cruz y María Galiana. “Con una prosa intencionadamente nítida y envolvente, y
partiendo de un sucedido que podría clasificarse erróneamente como grotesco,
continúa insistiendo en su despiadado e insolente diagnóstico sobre la
situación sociohistórica de nuestra gente”, según puede leerse en la
contraportada del libro.
“La insólita y bárbara
historia de las páginas de Largo oscuro origen, plagada de miserias miles,
zoofilias, pedofilias, incestos y hasta canibalismo, queda, en las páginas
finales de la novela, puesta más que en duda merced al testimonio del supuesto personaje central,
el Tunicio, que no resulta ser el mismo que da pie a todo el relato
imaginario”, afirma el escritor tinerfeño Juan Manuel García Ramos.
Por su parte, Luis León Barreto, proclama que “en una cosa
admiro al compañero escritor y sin embargo amigo, Víctor Ramírez: en su fe
militante, en su capacidad para mantenerse en el ruedo. Víctor es hombre
explosivo, que no se anda con rodeos, que proclama su fe allí donde va”.
También señala el autor palmero que “entiende el autor la escritura como una forma de solidaridad
primaria con su pueblo, con esa masa de lectores y no-lectores, con ese público
indeterminado que no puede apreciar la literatura hecha en las islas, esa
literatura marginada por tantos y que, a pesar de todo, sale a flote”.
Personalmente, le fui siguiendo la trayectoria ,el rastro, a
todo lo que produjo Víctor Ramírez y al
que me encontré ofreciendo su opinión en
los numerosos artículos aparecidos en Diario de Las Palmas, gracias a las
puertas que le abrió el desaparecido director Santiago Betancort Brito. Víctor
refleja en su conversación y en sus escritos el profundo amor a esta tierra y
no oculta para nada su inclinación independentista. Pero no es un
independentista cerrado e intransigente que ve enemigos por todas partes o que
culpa de los males de Canarias a los que colonizan esta tierra. Él reconoce que
personas peninsulares le han ayudado más que otras, que sí son nativas pero que
tienen una mente estrecha y se comportan como “godos” y no como compatriotas de
la patria canaria.
Recordemos otras obras de Víctor Ramíez: Arena rubia, La tercera
mitad del cariño, Precisamente, Guirres sin alas, “...que Machanguita?, etc.
Pero es polifacético.
Además de sus obras en prosa, escribe también poesía aparece en emisoras de radio, como
comentarista o realizando programas, le encanta cantar y escribir corridos y
rancheras. Es, a veces, tan mejicano como
el fallecido Premio Nobel colombiano, Gabriel García Márquez, que guarda ciertas
con nuestro escritor cierta semejanza. Mucho antes de que escribiera “Nos dejaron el muerto”, editó en 1976, con
el profesor y escritor Rafael Franquelo, con el que ha coincidido en otras
publicaciones, una antología de textos de la literatura canaria, en la que
figuran 97 autores isleños.
Ha contribuido a una siembra de semilla en esa escuela sometida,
según recalca una y otras vez, “a la “ignorantación” del sistema educativo”,
que bajo mi punto de vista, está dando sus buenos frutos, tanto por la creatividad, cada vez
mayor, originada en las islas, como por
el conocimiento de lo que se
realiza actualmente y de lo que se elaboró en el pasado. Pero hay que insistir, no cejar en la tarea de culturizar
a este pueblo.
Tenemos en Canarias, en nuestros escritores, un mundo de
fantasías, de anhelos, de utopías, de quimeras que deben salir a flote y ser
conocidas por las futuras generaciones. Es una responsabilidad que han de
asumir quienes influyen sobre los niños
que aprenden y los jóvenes que se
forman. Un deber de profesores, de las instituciones, de los políticos y, como
no, de los padres. Es un derecho inalienable y no puede estar vetado a nadie.
Se trata de abrir mentes, fomentar la iniciativa propia, la crítica, la toma de
decisiones, el impulso a salir de los pozos en los que nos han metido, o, a
veces, en el que hemos entrado voluntariamente.
“Víctor vuelve a mostrar en esta novela que es nuestro escritor
más cercano, el que mejor se mueve en los bordes de la ciudad, en las laderas
duras y desnudas, pobladas por quienes añoraban un campo que nunca fue de
ellos, pero donde se quedaron para siempre sus recuerdos, su cultura, sus
sueños, sus muertos”. Es lo que opina
Faustino García Márquez de Largo oscuro
origen.
...”Me embarga cierta emoción,cuando puedo volver a disfrutar de
un hecho de estas características referenciado a mi realidad más inmediata, la
canaria; pues uno tiene la sensación de
que Víctor Ramírez logra así, como lo han hecho también algunos pocos autores,
regalar a las Islas un mayor bagaje identitario”, escribe sobre que
Machanguita?, el periodista y escritor
Antonio G. González,
facebook/rosariovalcarcel/escritora
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