SÁHARA: RECUERDO DE UNA IGNOMINIA
ARTÍCULO
DEJOSÉ MANUEL BALBUENA CASTELLANO
España abandonó el Sáhara y a los saharauis hace 39 años. Esta
acción inconcebible fue considerada una ignominia y deja en muy mal lugar a
nuestro país. Todo, merced a los
Acuerdos de Madrid, firmado entre España, Marruecos y Mauritania el 14
de noviembre de 1975, para que estos dos últimos países se repartieran el
territorio con vistas a explotar su riqueza pesquera, sus fosfatos y la
posibilidad de futuras extracciones de hidrocarburos o cualquier otro tipo de
desarrollo económico. Un pacto tripartito llamado también Trimaldito,
especialmente para los saharauis.
Marruecos, con su chantaje de la Marcha Verde y el ejército
detrás, ocupó ilegalmente aquel el
territorio, bajo la aquiescencia de España, de Francia y de los países de la
Comunidad Europea y el paripé de la ONU, que envió allí a la Minurso. Esta
desarmó a las tropas territoriales saharauis, que habían servido con lealtad a
España, y no se ha preocupado de que se respetaran, tanto la
descolonización del Sahara como la
preservación de los derechos humanos,
vulnerados numerosas veces por la monarquía alauí. Los saharauis, que
tenían carné y ciudadanía español y que no querían ser marroquíes, fueron
abandonados a su suerte.
No se entiende la actuación miserable de los políticos españoles
que no han sabido defender a los
habitantes de este territorio, pero tampoco se comprende la apatía de
las Naciones Unidas en este asunto y que debería apoyar el derecho de
autodeterminación de este pequeño pueblo, de apenas medio millón de habitantes,
que hoy se encuentra dispersos en el mundo, o en los campamentos de refugiados
de del inhóspito desierto argelino de Tinduf, o en el su propio territorio
donde son discriminados, perseguidos, maltratados o encarcelados por las
fuerzas represivas de ocupación, cuando no rinden pleitesía a Mohamed VI.
Destacable también el espantoso ridículo de Juan Carlos,
entonces príncipe de Asturias que fui allá a defender, presuntamente, el
derecho de los saharauis a seguir siendo españoles, o al menos, a decidir por
sí mismos. Pues ni una cosa, ni otra.
Los saharauis, a través del llamado Frente Polisario, lucharon contra la ocupación marroquí, pero
no tenían a nadie, o casi nadie que les respaldara ante un ejército regular
bien armado e implacable. Por eso, en
1991 se firmó un alto el fuego. No se ha celebrado ningún referéndum, ni las
Naciones Unidas tampoco se han preocupado de que se produzca, presionados por
Marruecos y las pretensiones de otros países interesados en que no se cree ahí
un estado independiente. Todo ello, a pesar de que fue enviado al Sáhara en
representante de la ONU, Christopher Ross, que visitó los campamentos argelinos
y varias ciudades del territorio ocupado por Marruecos. Por cierto, los
esperanzados saharauis residentes en su territorio fueron brutalmente golpeados
por la policía marroquí durante la
visita de de Ross, como denunció la Asociación Canaria de Solidaridad con el
Pueblo Saharaui. Por su parte, la Federación Estatal de Instituciones
Solidarias con el Sahara ha informado que en estos años de represión marroquí
han desaparecido más de 500 personas (saharauis) y que 72 se encuentran
encarcelados, a cadena perpetua.
Me supongo que ahora España, que se ha retirado de la
obligatoriedad de desarrollar lo que se llama Justicia Universal, para no quedar
mal con países amigos y con los que mantiene intereses y que son famosos por no respetar los Derechos
Humanos, hará la vista gorda en cuestiones como el genocidio y maltrato a los
saharauis, la represión china en el Tibet, los espionajes y canalladas que
cometen los norteamericanos en cualquier parte del mundo, etc. etc.
Tampoco llego a entender como un representante del PP en
Canarias “se alegre” porque los norteamericanos
quieren instalar una de sus bases agresivas en La Palma. Bueno, ya
tuvieron allí la Estación Hidrofónica de Puerto Naos (Los Llanos de Aridane) ,
que dicen que era “científica” pero que estaba gobernada por el coronel Peter
Green, de las Fuerzas Armadas de USA. Aquello no era sino una pantalla para
espiar a la URSS y los movimientos de sus submarinos por el Atlántico. Era la
afamada “guerra fría”.
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