jueves, 13 de diciembre de 2018

C O C


C o c
JM AIZPURUA
¿Canarias o canarias?: he ahí el dilema.
Es el Archipiélago hoy desafortunado por una colonización desacertada y al que metieron en un traje estrecho, pequeño, etéreo, llamado Comunidad Autónoma, que nació a la luz de la esperanza 78 y murió al desencanto 155.
Pero no es un capricho sentimental, una aldeanada, el reivindicar la nacionalidad canaria. Canarias Nación es una necesidad para que la ciudadanía popular canaria tenga una esperanza en superar el Precariado, de ver a sus ancianos tranquilos sentados en sus bancos y echando pan a las palomas, a sus niños felices en sus aulas y sus madres con trabajos dignos y bien pagados, es decir: como en cualquier otro país europeo de la UE.
Pero la Autonomía que se convirtió en Autonosuya; lo impide.
Las islas británicas, claves para la economía canaria, están buscando su camino extracomunitario y con ello, el futuro económico canario está en juego.
Lo adecuado, lo necesario, lo justo, sería que Canarias entrase en negociación con Reino Unido para tratar de asegurar el turismo, la residencia isleña de los jubilados británicos, la exportación agrícola y la residencia juvenil de canarios en aquellas islas para aprender su idioma autofinanciados por trabajos adecuados. Pero Canarias es canarias, y los partidos sucursalistas, godistas, colonizadores, 155 armados, le recuerdan con sadismo que son canarias, no España que va con mayúscula y por ello le corresponde decidir y negociar las cosas de los canarios; para eso los sometimos por las armas, les impusimos nuestras leyes y costumbres y hoy viven entre cruces y baldones comiendo gofios muy felices.
¿Qué será de esta canarias limitada?
Como vagón de cola del españolismo unitario, desconocida e incomprendida, le espera un futuro mendicante, de patero privilegiado, de africano blanqueado, de español de segunda clase que debiera estar agradecido a la Madre Patria que lo sacó del tribalismo isleño.
Mal asunto.
Pero tampoco vemos muy viable que se afiance como Canarias. Le lejanía, las insularidades, los siglos de dominio godo colonizador hicieron su trabajo. Caparon la autoestima canaria y pusieron una palmera frente al canario para que no viera el palmeral.
El Estado de Bienestar europeísta nunca llegó a Canarias, ni los Fondos Europeos de Cohesión, ni los presupuestos estatales de la metrópoli, jamás protegieron a la ciudadanía canaria, que hoy sigue regida por mercenarios que permiten; personas durmiendo por las calles,  desahucios inhumanos, jóvenes sin trabajo y viejos husmeando en las basuras y mujeres mas allá de lo humanamente aceptable.
Hoy la juventud con Internet puede saltar la muralla, el muro de aislamiento con el que rodearon a su tierra, con el que la entontecieron, con el que la aíslan de las mejoras sociales que el siglo XXI europeo puede acreditarles. Les corresponde asumir su condición de canarios libres a los que la ONU acreditó su posibilidad de descolonización, su inalienable derecho de autodeterminación de un Estado que no es capaz de proporcionarle una dignidad nacional ni un estado de bienestar.
La increíble creatividad canaria, que se vuelca en la literatura donde todo canario y canaria son un escritor potencial, pueden ya comenzar a escribir sin miedo, con orgullo, el lamento canario que de cauce al nuevo tiempo en el que ser canario vuelva a ser una cosa afortunada.

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