viernes, 29 de septiembre de 2017

Removiendo Conciencias

Removiendo Conciencias
JUAN HENRÍQUEZ
Ando en los últimos tiempos (casi un año y medio) enrollado en una obra literaria, un libro para hacerme entender, lo que me ha permitido, durante el tiempo del que les hablo, salir del ruidoso y nocivo mundo terrenal. Las noticias, sobre todo las que me llegan cada mañana por la radio, durante el trayecto en coche desde casa a la playa de Las Teresitas, unos veinticinco minutos, aproximadamente, las suelo digerir con la distancia que me permite mi condición de librepensador, sin atamientos a estatutos y seguimiento a lameculos. La política estatal y canaria ha llegado a tal extremo de podredumbre, que ya ni siquiera me permito emplear el término de la “excepción” para lavar la cara de alguien, al que, o a la que, se le presupone integridad y honestidad. Todos y todas, sin excepción, han hecho de la política su manera de ganarse la vida. Y lo peor de todo, que hemos elevado a la élite política a lo peor de la especie humana española y canaria.
Aunque parezca que de la introducción se puede extraer la conclusión, no es así. Intentaré aportar algunos hechos que vienen a sentenciar lo dicho. Es más, en un alto porcentaje de éstos políticos (siempre hablando en plural y para ambos sexos), no saben cómo ganarse la vida fuera de las instituciones públicas. Y ahondaré en el asunto, diciendo que muchos de los que abandonaron su profesión (léanse periodistas, médicos, abogados, ingenieros, profesores, etcétera), han olvidado el ejercicio práctico para lo que se titularon; obvio ejemplos, están en la mente de todos. A raíz de esta interpretación personal, la pregunta es obligada: ¿Por qué se elige la política como profesión?
Yo lo tengo claro y simple. Los procesos electorales en los distintos ámbitos e instituciones se rigen por el sistema de listas cerradas que conforman los partidos políticos con el concurso, en exclusiva, de sus militantes, y como mucho, con la participación externa, a través de las redes sociales, pero cuyo parecer no es vinculante, incluso, se presta a la manipulación interesada de los jefes políticos. Este sistema partidista, dictatorial y cerrado, es propicio para que lo más mediocre de la sociedad estatal, regional, insular y local, se postule para encontrar su espacio en las listas electorales, aunque para ello tengan que vender el alma al diablo y levantarse cada día dispuesto a lamerle el culo a su jefe político.
La otra cara de la moneda de las listas cerradas, son las listas abiertas, una obviedad como la copa de un pino. Pero ocurre en ocasiones, que las obviedades te abren un sinfín de caminos para expresar la asignatura pendiente. Hagamos entre todos, exceptuando a los políticos, que todo lo saben y justifican, un ejercicio sincero y abierto, pero para ello necesito elevar la siguiente pregunta: ¿votaría usted a alguno de los políticos hoy en activo sí se presentaran en listas abiertas? Para que vean que no juego con ventaja, admito respuestas de familiares, hasta parentesco de primer grado de los políticos en activo, de todas formas, gano por goleada. Escúcheme bien, lo diré alto y claro: ningún político en activo que se presentase en listas abiertas saldría elegido.
Política basura no sólo porque en las listas cerradas se cuelan los inútiles y mediocres de la sociedad civil, vagos por naturaleza, sino que encima son los propietarios de los echaderos en los que colocan a los mismos inútiles y  mediocres que no han obtenido acta electoral, o sea, que no han sido elegidos. No importa en qué puesto, y si están formados y son válidos para desempeñarlo, no se trata de eso, la cuestión es enchufarlos porque se ofrecieron, con carácter altruista, a ir en las listas del partido, y lo peor, en su inmensa mayoría ni siquiera acuden a su puesto de trabajo. Pero es que además de los echaderos para los fracasados electorales, están los echaderos para los desahuciados de la política, y me explico.
Muchos alcaldes y concejales, por señalar algunos ejemplos, censurados o dimitidos por sentencia judicial, encuentran un echadero en el que refugiarse, llámese una dirección general de no sé qué, o un comisionado para defensa del área de la transparencia, por ejemplo, o asesor en asuntos dietéticos del presidente o cualquier otro consejero. Pero hablemos de la última, de las últimas echaduras. ¿Recuerdan aquella inútil y nefasta Consejera de Educación, Milagros Luis Brito? Pues ésta señora, según la echaron de la consejería por inepta e incompetente, la enchufaron en la ZEC (Zona Especial Canaria), de la que también la echaron, ¿saben ustedes, mis queridos sufridores, ¿dónde le han buscado un echadero?, pues por lo visto, siendo una experta, dicen, futbolísticamente hablando, la enchufaron en algo de no sé qué, de la UD Las Palmas. ¡Mi cabeza!
Los amigos de la Sra. Milagros, comentan que tiene derecho a trabajar en una empresa privada, que no se le va a sepultar en la miseria de por vida, pues claro que no, ¡faltaría más! Pero convendrán conmigo, que el sentido común, del pudor y la discreción, éstos de CC, cómo que no lo tienen muy en valor. Y aquí no acaba la historia de los echaderos. ¿Recuerdan aquel señor que lo cogieron en una importante reunión en Madrid, jugando al solitario en su Tablet? Ése señor tiene nombre y apellidos. Pedro Rodríguez Zaragoza. Después de pasar por muchos enchufes políticos, señalando como los últimos el de la Autoridad Portuaria, para después pasar a Vice-consejero de Acción Exterior del Gobierno de Canarias, que fue ostentando esta representación cuando lo cogieron en una reunión jugando en su Tablet al solitario, de cuyo cargo lo obligaron a dimitir, pero… ¡sorpresa!, de manera inmediata, con alevosía y nocturnidad, le buscaron un echadero, ¿saben ustedes dónde?, en otro equipo de futbol, en el CD Tenerife, que sigue siendo mi único equipo, pero ahora con unos cuantos echaderos. ¡A joderse toca!
No he terminado, me queda el iceberg de la política basura. ¿Recuerdan ustedes aquella concejal de La Laguna que la cogieron conduciendo borracha en sentido contrario? Pues también tiene nombre y apellidos, Blanca Pérez Delgado. Era nada más, y nada menos, que concejala de Bienestar Social y Calidad de Vida, ¡agüita! Hicieron bien, la obligaron a dimitir, porque estos chicos de CC tienen un alto sentido del deber público. Digo que lo hicieron bien con reservas, porque nada más hacerla dimitir por imprudencia o negligencia temeraria con el volante en la mano poniendo en peligro la vida de otros ciudadanos, la nombraron, ¿¡adivinen!?, pues en el puesto para lo que está judicialmente invalidada, en la Vice-consejería de Medioambiente, Seguridad y Emergencias, ¡atentos!: Seguridad y Emergencias. ¿No les parece a ustedes una tomadura de pelo en toda regla?
Déjenme que desahogue mi cabreo y malestar. Déjenme qué en calidad de ciudadano libre, miembro de una colectividad aborregada y pasota, donde estamos gobernados por unos políticos representantes de la política basura, a los que permitimos que hagan de su cargo lo que les sale de los cojones, que incluso se permiten mentirnos sin pudor y expoliarnos nuestros derechos, no seamos capaces de una puñetera vez, salir a la calle para reclamar la democracia real. Soy consciente de que hablo al vacío, que estamos acojonados y nos han inyectado el miedo al poder. ¿Sabéis lo peor? Que estamos a punto de perder nuestra condición de ciudadano, y más grave aún: ¡NUESTRA IDENTIDAD!

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