Solo el PSOE negocia con el PP
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Eduardo Parra / Europa Press
Lo que ocurrió entre Sumar y el PP no fue una mera coincidencia del voto por motivos dispares. Lo que ocurrió entre Sumar y el PP —y es muy importante distinguirlo— fue una negociación
Una de las noticias parlamentarias de la semana ha sido sin duda el acuerdo alcanzado entre Sumar y el PP para apoyar mutuamente la toma en consideración de dos leyes introducidas en el pleno del Congreso por cada uno de los grupos. Los de Yolanda Díaz se abstuvieron para que una Proposición de Ley del PP que busca aumentar el control parlamentario de los envíos de armas y de las operaciones militares en el extranjero pudiera iniciar su trámite en la cámara. A cambio, los de Alberto Núñez Feijóo permitieron con su voto la toma en consideración de una Proposición de Ley de Sumar para dificultar los desahucios hipotecarios cuando existan cláusulas abusivas. Quid pro quo.
La
noticia —y esto es muy importante destacarlo— no es la coincidencia en el voto
de grupos que, supuestamente, se encuentran en las antípodas ideológicas. La
mera coincidencia en el voto es algo bastante habitual en el hemiciclo ya que,
en numerosas ocasiones, los grupos pueden votar lo mismo por motivos
absolutamente distintos. Por poner un ejemplo que todo el mundo pueda entender,
cuando el Ministerio de Trabajo de Yolanda Díaz llevó al Congreso un Real
Decreto-ley que incluía un recorte en las pensiones futuras de los parados
mayores de 52 años, Podemos votó en contra y el PP también. Sin embargo y a
pesar de las injustificadas críticas por parte de la progresía mediática y los
sindicatos mayoritarios, que negaban —junto a Sumar— la existencia evidente de
un recorte, lo cierto es que los morados y los populares votaron en contra del
Real Decreto-ley por razones que nada tenían que ver. Podemos pretendía que el
Gobierno trajera una nueva versión del texto sin el recorte —y, de hecho, lo
consiguió—, mientras que el PP simplemente quería sabotear la acción
legislativa del ejecutivo. A pesar de los bulos y las difamaciones que se
publicaron en aquellos días, todos los cronistas parlamentarios sabían que
había un recorte y también que la coincidencia del voto —según este esquema— es
algo muy habitual en el Parlamento.
Lo que ocurrió entre Sumar y
el PP no fue una mera coincidencia del voto por motivos dispares. Lo que
ocurrió entre Sumar y el PP —y es muy importante distinguirlo— fue una
negociación
Pero esa
no fue la noticia que saltó esta semana. Lo que ocurrió entre Sumar
y el PP no fue una mera coincidencia del voto por motivos dispares. Lo que
ocurrió entre Sumar y el PP —y es muy importante distinguirlo— fue una
negociación. Es decir, a diferencia de lo que tuvo lugar con el Real
Decreto-ley del subsidio de desempleo, para el cual Podemos y el PP no
acordaron nada, las votaciones cruzadas de Sumar y del PP del pasado martes son
el fruto de un acuerdo explícito y así lo han reconocido los diferentes
portavoces. Dicho de otra manera, alguna persona con mando en puente en el
grupo parlamentario de Sumar llamó a otra persona con mando en puente en el
grupo parlamentario del PP —o se reunieron personalmente— y alcanzaron un pacto
explícito para votar cada uno de ellos como lo hicieron. Además, es importante
resaltar —aunque sea completamente evidente— que un pacto como este nunca se
suscribe sin el conocimiento y el visto bueno de los respectivos jefes: Yolanda
Díaz y Alberto Núñez Feijóo.
La
noticia no es, por tanto, que los votos de Sumar y el PP coincidiesen sino que
Sumar y el PP negociaron y llegaron a un acuerdo. De ahí el revuelo, de ahí la
reacción airada del PSOE y de ahí también los tirones de orejas que la
progresía mediática ha dado, tímidamente, estos días, a Sumar. Una reprimenda
que, como es obvio, no tiene que ver con que al PSOE y a sus medios afines les
parezca mal pactar con el PP. Todo lo contrario. No hay nada que le guste más a
la progresía que un acuerdo de régimen, o un "pacto de Estado", como
lo llaman ellos. La reprimenda no tiene como origen el hecho en sí sino que lo
haya protagonizado Yolanda Díaz en lugar de Pedro Sánchez. "Solo el PSOE
pacta con el PP", están diciendo entre líneas tanto María Jesús Montero
como Ferreras o El País. "No hay problema por ponerse de acuerdo con el PP
para eliminar el consentimiento de la Ley Solo Sí es Sí, para aprobar pactos
migratorios racistas en Europa o para entregar el Poder Judicial al sector más
reaccionario de la judicatura", nos vendrían a trasladar. "Al revés.
Todo ello son magníficas noticias. El asunto es que solamente el PSOE puede
negociar con el PP". De ahí, el revuelo.
Lo que están haciendo el PSOE
y la progresía mediática cuando critican de forma hipócrita que Sumar haya
hecho lo mismo que hacen ellos no es otra cosa que marcar territorio
Lo que
están haciendo el PSOE y la progresía mediática cuando critican de forma
hipócrita que Sumar haya hecho lo mismo que hacen ellos no es otra cosa que
marcar territorio; y es lógico que así sea. A diferencia de Podemos, el
errejonismo y Yolanda Díaz siempre han apostado por intentar sustituir al PSOE
mediante una asimilación de buena parte de sus señas de identidad. Si los
morados se han esforzado a lo largo de la última década por mantener un
proyecto político claramente diferenciado de la progresía, el conglomerado
Sumar ha diseñado desde el principio una ruta estratégica muy diferente. Con un
discurso mucho más suave —alejándose de un supuesto "ruido" que se
han ocupado de demonizar—, han dejado escrito en numerosas entrevistas la
necesidad de estrechar una colaboración más cercana con el PSOE, han aceptado
un alto nivel de subordinación a los socialistas —apoyando a Sánchez cuando
abraza la posición belicista de la OTAN, renunciando a las transformaciones
feministas o tardando meses en llamar 'genocidio' al genocidio en la Franja de
Gaza—, han rebajado sus críticas a la monarquía, han llegado a apoyar la
'colaboración público-privada' en la sanidad —es decir, la privatización— e
incluso se han asimilado al PSOE en lo estético y en el tipo de fiestas y
eventos en los que participan. Por todo ello, no es de extrañar que, ahora,
hayan decidido adoptar otra de las señas de identidad del PSOE: la mano tendida
al PP y la voluntad de alcanzar pactos con ellos. "Solo el PSOE negocia
con el PP", advierte la progresía mediática porque detecta que Sumar está
intentando entrar en su territorio también con esto.
Sin
embargo, lo que era una amenaza cuando algunos todavía mantenían la ficción de
que Yolanda Díaz podía llegar a poner a Sumar en el 20% se ha convertido en
pólvora mojada. Ahora que la mera supervivencia de una coalición que hace aguas
por todas partes ha sustituido como primera prioridad al proyecto original de
sustituir a Pedro Sánchez, las incursiones de los rosados en territorio
socialista resultan un tanto patéticas y las reprimendas de la progresía
mediática apenas son el gesto de espantarse una mosca.
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