ERREJÓN Y MUCHOS DEL MONTÓN.
La
revolución será feminista y antirracista o no será
Lo que quiero exponer hoy pone en palabras una realidad que
muchas mujeres dentro de espacios progresistas han vivido: una izquierda que se autoproclama feminista, pero en la práctica
reproduce actitudes patriarcales. En muchos partidos y movimientos
progresistas, se observa cómo ciertos hombres han asumido una postura feminista
superficial que, a menudo, no es más que una fachada. Estos llamados
“feministos” instrumentalizan el discurso feminista para proyectar una imagen
de progreso y justicia social, pero sin una convicción genuina ni una
introspección profunda sobre sus propias conductas machistas.
La hipocresía en estos círculos no solo es frustrante, sino también dañina. Muchas mujeres han sufrido maltrato, acoso, ghosting y una constante desvalorización en su rol dentro de estos espacios. Los descalificativos están presentes en petit comité para desacreditar a aquellas que se atreven a cuestionar la autoridad masculina ya no sólo dentro de la izquierda sino dentro del feminismo y de los partidos progresistas, es una estrategia que enmascara la falta de autocrítica en estos hombres, y un temor latente a perder el poder que aún ostentan, incluso dentro de movimientos que deberían buscar eliminar las jerarquías de opresión.
La situación con
figuras de la izquierda, como Errejón, no es un caso aislado; es un reflejo de
una estructura que ha permitido que, bajo la bandera de la igualdad, se
perpetúen actitudes misóginas y de dominación. La izquierda, por su propia
ética y discurso, debería ser ejemplo de coherencia, pero cuando estos valores
no se encarnan, la decepción es mayor, porque la sociedad espera un estándar
más alto de quienes dicen luchar por la justicia social.
La izquierda ha
cambiado mucho en las últimas décadas, y aunque sigue existiendo en distintas
formas, las tensiones internas y los cambios en sus objetivos han generado
debates intensos, sobre todo en torno a temas como el feminismo, el
antirracismo, y las estrategias económicas y políticas.
La única salida
posible para la izquierda es tomar el feminismo radical y el antirracismo como
pilares irrenunciables, no como temas decorativos o convenientes. Estos valores
deben ser incorporados con profundidad y autenticidad. No puede existir una
izquierda transformadora si no se confronta su propio machismo estructural y no
se permite que las voces femeninas lideren, no solo el discurso, sino la
práctica. Y esto implica asumir que los hombres en la izquierda deben
descentrarse y reconocer que su papel no es liderar, sino acompañar en un
proceso de aprendizaje y apoyo sin imponer sus términos.
La lucha contra el
patriarcado debe empezar por casa, por cada partido, colectivo y estructura
interna que se dice progresista. Las mujeres que han sido acalladas,
etiquetadas, excluidas, son precisamente quienes representan el núcleo de lo
que podría ser una izquierda verdaderamente comprometida con el cambio. La
única manera de que el movimiento resurja con fuerza es poniendo al feminismo
radical y al antirracismo en el centro de su ideología y praxis, no sólo en el discurso sino en cada
interacción y política real.
Me sumo a las
palabras de mi amiga y compañera Antonella para incluir mi visión sobre esta
situación y comienzo recordando que ya en el 2023 escribía acerca del machismo
en la izquierda “Pablo Iglesias utiliza a
las mujeres de su partido de la misma manera que se utiliza a las esposas en El
Cuento de la Criada de Margaret Atwood: cómplices, consentidoras y hacedoras,
trabajadoras por y para el sistema patriarcal. Está claro que este señor es un
artista de la manipulación, una vez que consiguió destruir y quebrar el
movimiento feminista en España ahora va a quebrar la unión de la izquierda en
este país” [1].
Hago referencia a
este artículo porque me desagrada que tanta gente se sorprenda con la noticia
de que Iñigo Errejón es un practicante devoto de conductas y agresiones
machistas, cada vez que dan veracidad a las
voces masculinas, cada vez que ponen en valor a los hombres que se
venden como feministos realmente nos están descalificando a las mujeres que lo
practicamos, que políticamente lo luchamos, que día a día nos enfrentamos con
el patriarcado y todas sus formas.
En la izquierda
española existe un sistema patriarcal imperante que conlleva la anulación de la
carrera política de las mujeres, el cuestionamiento de su ambición y
capacidades de gestión, se menosprecian sus aciertos y trabajo, se da por hecho
que no hacen lo adecuado o lo suficiente, se recalcan sus errores. Se las
cuestiona por su aspecto físico y se pretende que estén al servicio de los
intereses del partido y de sus líderes hombres, dando igual que estos sean
legítimos o no.
La impunidad con la
que actúan los hombres es tan evidente que sorprende la sorpresa de la
comunidad, a no ser que recordemos que da
igual que seas de izquierda o de derechas, si eres un hombre tienes unos privilegios a los que se te permite no
renunciar y da exactamente igual que estos vayan en contra de la otra mitad de
la población.
Recordemos que en
el feminismo militamos una gran mayoría de mujeres que somos de izquierdas, así
que la izquierda puede y debe tener un futuro próspero en la política de este
país; Tendrán que cambiar las voces y las cabezas pensantes, actuantes, y
establecerse las políticas desde dos pilares fundamentales para que la
revolución se lleve a cabo, el primero que esté liderada por la mujeres, y el
segundo que estas sean defensoras y practicantes del feminismo y el
antirracismo.
Acaban de salir a
la luz los relatos de las agresiones cometidas por Errejón ahora esperamos que
se desvelen en breve las de otros muchos del montón, que se haga justicia y que
se repare el daño cometido y es que la Revolución será Feminista y Antirracista
o no Será
Antonella Aliotti
Exconcejala Sí
Podemos Canarias Ayuntamiento de Arona.
Feminista,
Activista.
María José Belda
Díaz
Exportavoz del
grupo Sí Podemos Canarias y exconsejera no adscrita en el Cabildo de Tenerife.
Psicóloga, Activista, Feminista.
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