domingo, 27 de octubre de 2024

EL CAPITALISMO CONTRA LA VIDA

 

EL CAPITALISMO CONTRA LA VIDA

MIGUEL ÁNGEL LLAMAS 

Acampada por la vivienda en Valencia — Rober Solsona / Europa Press

Comprender el alcance sistémico de la trama social es fundamental para dar una respuesta democrática eficaz

 

Hace unos días tuve la suerte de moderar una mesa en la Uni de Otoño, foro de debate que organiza Podemos. El título del panel era rotundo a la vez que sugerente, quizás también redundante: El capitalismo contra la vidaLa palabra capitalismo parece un tabú en el debate público. Es muy ilustrativa la archicitada cita, de dudosa atribución, que afirma que “en el cine es más fácil imaginar el fin del mundo que el fin del capitalismo”. Pero el alcance de problema es aún mayor que la ausencia de imaginarios alternativos. Y es que resulta muy difícil escuchar la palabra capitalismo en un informativo, en una tertulia, en una actividad académica, en un centro de trabajo o en cualquier debate.

A veces incluso la izquierda ha contribuido a ocultar la palabra capitalismo al poner el énfasis analítico en el neoliberalismo, que, en puridad, no es más que una ofensiva reaccionaria del capital, iniciada a finales de los años setenta, contra los avances democráticos de las décadas anteriores. El neoliberalismo duraría ya demasiado tiempo como para asumir que designa algo sustancialmente distinto del capitalismo. En cualquier caso, la coyuntura no debería desviar la atención de la estructura.

Necesitamos visiones de conjunto, espacios para reflexionar en términos sistémicos, nombrarlo todo para transformarlo todo, cambiar todo lo que no podemos aceptar

Analizar las características y fundamentos del capitalismo es útil para ser conscientes de que las cosas ocurren porque responden a la lógica de un determinado sistema. Necesitamos visiones de conjunto, espacios para reflexionar en términos sistémicos, nombrarlo todo para transformarlo todo, cambiar todo lo que no podemos aceptar. Trabajadoras que no llegan a fin de mes, una crisis climática y ambiental de consecuencias catastróficas, criminalización de las personas migrantes, genocidio en Gaza, guerras entre grandes bloques de países, discriminación sistemática de la mujer, deterioro de los servicios públicos, vivienda inasequible para las mayorías, un malestar generalizado, medios de comunicación que mienten y desinforman. Casi ningún desastre puede desligarse del capitalismo. Necesitamos pensar la totalidad.

La mesa contó con cinco ponentes de lujo que ofrecieron diferentes ángulos del actual momento capitalista. Perspectivas distintas, pero complementarias, que nos permiten comprender el presente y mejorar nuestra caja de herramientas para transformarlo. Yayo Herrero, con su brillantez habitual, advirtió de que la crisis ecosocial ya está en curso y que el auge reaccionario no sería más que la respuesta de las élites a dicha crisis. La salida desde abajo, ecofeminista, es la que debemos construir.

Tom Kucharz analizó con rigor las dinámicas de la Europa del capital. Belicismo, colonialismo, tensiones ecoimperiales, extractivismo…  Kucharz no exagera porque la Unión Europea es más sincera de lo que parece: casi todo está por escrito en documentos oficiales de diversa naturaleza (también lo que está por venir).

Isabel Faraldo puso el foco en la quiebra del Estado del bienestar. Con datos impactantes, abordó la injusticia fiscal y la privatización de los servicios públicos. Faraldo tiene algo indispensable en los tiempos presentes: la verdad de una luchadora auténtica, algo que ningún spin doctor jamás podrá fabricar.

Alejandro Pérez Polo aportó frescura con una audaz intervención. Pocos ensayistas son capaces de transmitir como él las tendencias individualistas que imperan en nuestras sociedades. Tú no eres especial: Mascotas, selfies y psicólogos (Akal, 2023) es un libro de referencia para comprender las patologías sociales de nuestro tiempo.

Finalmente, Lourdes Lucía Aguirre trasladó la visión de ATTAC, quizás el movimiento social que mejor ha analizado la evolución del capitalismo en las últimas décadas. La financiarización de la economía, la globalización descontrolada, el poder de las empresas transnacionales o las “guaridas fiscales” (la idea de paraíso banaliza el latrocinio) son fenómenos que socavan la igualdad y la democracia y que requieren la respuesta organizada de la ciudadanía. ATTAC tenía razón en todo. Escuchémosles más.

El capitalismo nos plantea desafíos más amplios que el transcendental conflicto capital-trabajo. Comprender el alcance sistémico de la trama social es fundamental para dar una respuesta democrática eficaz. Necesitamos pensar la totalidad. Estudiar. Y actuar: en las calles, en las plazas, en los centros de trabajo, en las universidades, en las instituciones, en los medios de comunicación, en la cultura, etc. El movimiento pacifista, el movimiento feminista o las protestas por una vivienda digna marcan el camino correcto. Pensarlo todo, cambiarlo todo. En común. Nos va la vida en ello.

 

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