DIEZ LECCIONES QUE NOS DA
EL CORONAVIRUS
DAVID BOLLERO
"Semanas
difíciles". Así anunciaba anoche el presidente del gobierno, Pedro
Sánchez, lo que nos espera. En mitad de la llamada crisis del coronavirus y más
allá de las conclusiones sanitarias que se puedan extraer, de lo que no cabe
duda es de que el COVID-19 nos deja unas cuantas lecciones que, ya les avanzo,
no aprenderemos.
Nuestros
profesionales sanitarios son buenos... pero pocos. La comunidad sanitaria que
tenemos en España destaca por su elevada profesionalidad, algo que no podemos
decir de la gestión sanitaria que se lleva a cabo en buena parte de las
Comunidades Autónomas. Los recortes en las plantillas, los cierres de plantas
de hospital, etc. pasan factura a la ciudadanía. El coronavirus no hace más que
amplificar una realidad que se da durante todo el año. En cuanto a la Sanidad
privada, ésta ha demostrado que su único interés es el negocio: el coronavirus
no es rentable y lo deriva a la Sanidad Pública; ya saben, "tú me derivas pruebas
diagnósticas por las que te cobro un dineral y yo a ti el coronavirus, que me
estropea las cuentas".
No tenemos modelo
económico. La excesiva dependencia del sector turístico por parte de la
economía española no es nueva; no son pocas las personas y colectivos que
llevan años reclamando un cambio de nuestro modelo económico, pero nunca llega,
es más cómodo seguir la inercia.
Dependencia de
China. Lo llaman globalización pero en realidad es explotación. La
externalización de los centros de producción (los pocos con los que contamos)
hacia Asia ha provocado una situación de desabastecimiento; algo que no habría
sucedido si todos estos 'patriotas' fomentaran el empleo en su país.
No existe la
conciliación. El cierre de los centros escolares en Madrid y Euskadi ha vuelto
a evidenciar que en España no existe la conciliación. La suspensión de las
clases ha caído como una bomba de racimo, sin que en cientos de miles de
hogares sepan cómo afrontar la situación. En esta misma línea, se ha vuelto a
revelar el papel protagonista que tienen los abuelos y las abuelas y, una vez
más, las madres.
Aulas vacías, centros de ocio llenos. Mientras las clases
se vacían, con el buen tiempo las terrazas se llenan. Muchas de las personas
que vacían supermercados o que reclaman el cierre de fronteras a países como
Italia son después las que reclaman que las Fallas o las Semanas Santas de
Sevilla no Málagan o se suspendan. El ocio -incluso, el mezclado con religión-
está reñido con la cautela sanitaria.
Femenización de
cuidados. No es nuevo, pero el cierre de residencias y centros de la tercera
edad vuelve a demostrar cómo la mayor parte de los cuidados recae sobre la
mujer, bien por su trabajo -se dedica a eso- o a pesar de su trabajo -es la que
tiene que sacrificar su profesión para cuidar a sus mayores-.
Se puede
teletrabajar. Pese a las dificultades de hacerlo con los hijos e hijas pequeñ@s
en casa, se puede teletrabajar en muchos sectores. Una medida que negaban o
nunca ha querido poner en práctica buena parte del empresariado español que
continúa con una mente retrógrada que le lleva a pensar que ni no acudes a la
oficina, no trabajas.
El egoísmo siempre
aparece. Las escenas de supermercados vacíos, de personas comprando masivamente
alimentos no pone de manifiesto el pánico reinante, no se equivoquen; lo que
realmente saca a la luz es el egoísmo de quienes no dudan en dejar sin comida
al prójimo mientras llenan su despensa.
Oportunismo
empresarial. El modelo capitalista es depredador. Así se ha demostrado con el
modo en que se han disparado los precios de productos como mascarillas o geles
desinfectantes. Mientras una parte del empresariado llora por su dependecia de
eventos turísticos, otra da palmas por su ganancia de pescador a río revuelto.
Del mismo modo, las grandes farmacéuticas no están dispuestas a sacrificar los
beneficios de sus patentes para favorecer el desarrollo de una vacuna.
Arma arrojadiza
política. Después de la deficiente gestión política que realizó el Partido
Popular de la crisis del ébola con Ana Mato al frente del ministerio de
Sanidad, Pablo Casado no duda en utilizar esta nueva crisis para acusar al
gobierno de ineptitud... pero el popular incluye "el fomento del
turismo" en su plan de choque contra los efectos económicos adversos del
COVID-19. ¿Quién es el inepto?
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