lunes, 23 de marzo de 2020

LA DAMA DE SALMOR


LA DAMA DE SALMOR
ANGHEL MORALES
Un día cualquiera iba muriendo lentamente, el inmenso mar parecía devorar el dorado disco de luz. La Palma se reflejaba en las nubes, dando vida a la mítica San Borondón, como dos estrellas que se miran y que nunca se alcanzan sin entendimiento entre su misma luz y entre su misma nada.
    ANGHEL MORALES GARCÍA
del libro
TRECE MENSAJES EN UNA BOTELLA
Año 2011
Surcando los cielos, una banda  de aves migratorias buscando libertad. Un vomito de azules colgando de los Cielos, prometían al pacífico Valle del Golfo unas gotas de lluvia.


El silencio de aquel atardecer, solo era roto por el ruido de las olas, que golpeaban incansablemente las rocas de la orilla, salpicando la campana del pequeño hotelito.


El Risco Tibataje se elevaba poderoso, retumbando en sus laderas el grito desgarrador de la Princesa Jinama, que se arrojó al vacío arrepentida después de traicionar a los bimbaches, revelando a los conquistadores donde se encontraba El Garoé.

Todo era tranquilidad, en ese pequeño pueblo de pescadores, en medio del valle encantado, donde siempre queda un rincón para esos macetones de blancas flores. Casa pequeñas que dan cobijo a gentes sencillas. Y entre esas casa, las redes y la playa, sin mas recuerdos que sus penas, sin mas compañía que su sombra, está una vieja paisana, la última pescadora de Punta Grande. Vestida de negro, en recuerdo de aquel marino que nunca regresó. Con sus ojos cansados, que ya no tienen fuerza ni para llorar, pero que se clavan en el horizonte, tratando de encontrar, allá a lo lejos, esa barca que se llevó su vida, esa vida que poco a poco se ha ido escapando de sus manos.

En la cúpula del cielo, habían comenzado a parpadear las estrellas con sus guiños. La Luna también salió esa noche como queriendo acompañar a la vieja pescadora.

...Pero ella seguía allí sola, tratando de encontrar a lo lejos esa barca que se llevó su vida. Así encuentro a la Dama de Salmor, sola con su soledad, sin mas recuerdos que sus penas, sin mas compañía que su sombra.

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