martes, 31 de marzo de 2020

UNA MONARQUÍA IMPRESENTABLE Y CORRUPTA


UNA MONARQUÍA IMPRESENTABLE 
Y CORRUPTA
MANUEL MONGE
Sociólogo y expresidente de la
CRMH de A Coruña
La operación de Estado de la abdicación del rey Juan Carlos en 2014 para salvar la Corona tiene continuidad hoy cuando el rey Felipe VI pone en escena la segunda parte de esta farsa, transmitida por televisión, anunciando que renuncia a la herencia y retirando al rey Emérito Juan Carlos I la asignación anual de 200.000 euros. Esta es el mensaje: ¡todos con Felipe VI, salvemos la Corona!

No seguiré la consigna general de la derecha y ultraderecha para que nos centremos en el virus asesino y olvidemos la corrupción de la monarquía. Están muy preocupados por la indignación que hay en la calle por la ocultación del enriquecimiento del Rey Emérito –entre otras cosas, el cobro de 100 millones de comisiones– como se manifestó estos días en las caceroladas, y no haré caso a la recomendación para que callemos de Jorge Fernández Díaz, exministro de Interior del PP, que manifestaba: "Cuestionar la Monarquía es más letal para España que el coronavirus".


Voy a intentar justificar el título de este artículo y para ello recurro a unos de los capítulos de mi último libro Guía para non perderse en política. 120 realidades. En 160 páginas explico el origen de la monarquía borbónica, el reinado de Juan Carlos I, su abdicación y la corrupción continuada. Para no cansar al lector voy a intentar sintetizar y me limito, prácticamente, a señalar el título de los apartados, añadiendo algún comentario.

El dictador Franco eligió a Juan Carlos como su sucesor –"para que todo quede atado y bien atado para el futuro"– y este juró fidelidad al Caudillo y a las leyes de la dictadura
Juan Carlos tenía un gran afecto y admiración por el dictador y así fue recogido en diversas entrevistas.
Juan Carlos I y Felipe VI nunca condenaron la dictadura criminal de Franco, cosa lógica porque fue el propio dictador quien designó a Juan Carlos como su sucesor en la Jefatura de Estado.
Franco y el rey Juan Carlos concedieron títulos nobiliarios a fascistas, golpistas y criminales, que todavía conservan porque Felipe VI no tiene ningún interés en su supresión. El ayuntamiento de Sada, a iniciativa del BNG, aprobó pedir a Felipe VI la retirada a los herederos de Franco de los títulos de Señorío de Meirás y Ducado de Franco, y el rey no contesta.
El rey Juan Carlos fue el inspirador del intento de golpe de Estado del 23–F. En la versión del coronel Amadeo Martínez Inglés, Juan Carlos fue un golpista falaz, felón y traicionero. El CESID estuvo implicado en el golpe desde el primer momento. Todavía queda mucho por investigar. La versión oficial del 23–F es un cuento. El rey mostró simpatía por los golpistas. Reconvirtieron el golpe en un "éxito político" para la monarquía y reforzaron la imagen del rey Juan Carlos
El rey Juan Carlos era el "jefe" de la trama Nóos. El rey no sólamente estaba informado de los negocios del Instituto Nóos (presentado como una especie de ONG dedicada a proyectos sociales y sin ánimo de lucro), sino que participó activamente para que esos negocios fuesen un éxito y por eso Diego Torres, socio de Urdangarín, manifestaba ante el juez Castro: "El jefe es el Rey".
"Yo no voté a ningún rey", decía la camiseta que llevaba el diputado Diego Cañamero el 17 de noviembre de 2016 cuando los reyes Felipe y Letizia presidían la apertura de la XII Legislatura. Yo tampoco; por eso espero que algún día habrá urnas para que el pueblo pueda decidir democráticamente si quiere Monarquía o República.
El rey Juan Carlos nunca juró la Constitución y nunca se hizo una ceremonia de juramento, como recuerda Javier Pérez Royo, catedrático de Derecho Constitucional. Promulgó la Constitución con esta fórmula: "Don Juan Carlos I, Rey de España, a todos los que la presente vieren y entendieren, Sabed: Que las Cortes han aprobado y el pueblo español ratificado la siguiente Constitución". Juan Carlos nunca consideró que su autoridad venía de la Constitución, sino que era anterior y por eso non debía subordinarse a ella.
El PSOE es hoy un partido monárquico. Sin duda alguna es el principal sostén de la monarquía, juntamente con el PP y Vox. Por eso esos tres partidos impiden que se constituya en las Cortes cualquier Comisión Parlamentaria que investigue los casos de corrupción de la monarquía.
Tenemos una monarquía impresentable. Juan Carlos tuvo una vida poco ejemplar. Hay muchas cosas que no se pueden decir de los Borbones. Los fondos reservados que teóricamente estaban destinados, entre otras cosas, para combatir el terrorismo, fueron utilizados también para alimentar el terrorismo de Estado, como en el caso de los GAL, para comprar el silencio de Bárbara Rey y que non desvelase sus relaciones con el rey Juan Carlos.
Los Borbones fueron, históricamente, unos traidores. Fernando VII vende la corona al emperador francés y después se niega a jurar la Constitución de Cádiz de 1812. Alfonso XIII promueve la dictadura de Primo de Rivera. Las Cortes acusan a Alfonso XIII de alta traición el 26 de noviembre de 1931. Don Juan, conde de Barcelona, ofreció sus servicios al dictador Franco. Juan Carlos fue confidente de la Casa Blanca y pactó con EE.UU. la entrega del Sáhara a Marruecos y Mauritania.
El rey Juan Carlos abdicó para preservar la monarquía y perpetuar el dominio de las fuerzas conservadoras, como resumía muy bien el titular de El Mundo: "Una renuncia que rescató la Corona". Y resumía así el resultado final: "La operación fue un gran éxito". La editorial de este periódico describía así la situación: "Caída en picado de la popularidad de la institución hasta los niveles más bajos de los años 70". Había que actuar porque era "imprescindible un cambio de timón que devolviera el impulso y toda la credibilidad a la Monarquía. Para ello sólo cabía la abdicación".
Tenemos una monarquía corrupta y el rey Juan Carlos hizo una gran fortuna. El rey Juan Carlos tiene amistades peligrosas. Fue denunciado por su implicación en el robo de la colección de arte del duque de Hernani
La corte del rey: empresarios, banqueros y propietarios de medios de comunicación.
"Los Borbones son unos ladrones", título de un videoclip que tiene total actualidad. Es una canción por la libertad de expresión, grabada por un grupo de raperos en la cárcel Modelo de Barcelona, después de las sentencias con penas de cárcel para Valtònyc y Pablo Hasél.
Los Borbones viven como dios. En 2017 los Presupuestos Generales del Estado recogían una partida de 7,8 millones de euros para el sustento de su Familia y Casa Real (la partida para la Familia Real fue de 662.316 euros en 2016).
Los Presupuestos del Estado pagaron una casa para la princesa Corinna, cerca de la Zarzuela, viajes y seguridad.
Los negocios de Corinna con el rey Juan Carlos están muy documentados. Corinna acompañaba a Juan Carlos en los viajes oficiales. Así describía Rebeca Quintans en su libro Juan Carlos I. La biografía sin silencios, la situación en el aeropuerto de Stuttgat en 2006: "Corinna compartió incluso alfombra roja y honores militares con el rey. Y llegó a viajar, en una visita oficial a Arabia Saudí, en el mismo avión militar en el que volaron la reina Sofía y dos ministros del Gobierno. La amiga del monarca se desplazó en calidad de ´consejera estratégica´ del jefe del Estado, integrándose en la delegación empresarial que visitó junto a los reyes la capital saudí, Riad, del 8 al 10 de abril de 2006. La comitiva fue recibida en la base aérea de la capital por el rey Abdalá. Corinna acompañaba a Juan Carlos en algunos de los actos programados exclusivamente para el monarca. Por ejemplo, en su visita a la Agencia Saudí de Inversiones Internacionales (SAGIA, en sus siglas en inglés), donde el rey se dirigió a un auditorio compuesto por autoridades y empresarios de ambos países para animar a sus anfitriones a invertir en España".
Patricia Sverlo (seudónimo de Rebeca Quintans) señalaba en su libro Un rey golpe a golpe que los escándalos económicos salpicaron a Juan Carlos en numerosas ocasiones y cita varios casos de corrupción protagonizados por empresarios o personas de su máxima confianza como Javier de la Rosa o Manuel Prado y Colón de Carvajal. Mario Conde en su libro Memorias de un preso relata los intentos del rey por frenar la intervención de Banesto y el posterior procesamiento de este empresario. Cuando Rumasa fue expropiada, José María Ruiz Mateos declaró que había entregado mil millones de pesetas al rey.

Corinna daba detalles sobre la intervención del rey en determinados negocios, como publicaba la revista Vanity Fair: "Los negocios en España se han hecho en los últimos 30 o 40 años de una forma muy particular. Quien quería llegar a grandes acuerdos con empresas españolas en Oriente Medio, Europa del Este o Latinoamérica sabía que la persona a la que políticos y empresarios llamaban es al rey, y el rey hacía las llamadas necesarias".

Carlos Elordi publicaba interesantes datos sobre la procedencia de los ingresos del rey Juan Carlos en su libro ¿Quiénes mandan de verdad en España?: "Algunas de las personas que le habían ayudado a asentarse en la corona en los momentos difíciles también gestionaron sus iniciativas en el mundo del dinero. El que más, Manuel Prado y Colón de Carvajal, cuya larga fidelidad al monarca, que ciertamente le debió de reportar grandes beneficios, le llevó en 1995 a aceptar una condena de dos años por haberse apropiado de entre 12.000 y 16.000 millones de pesetas de la familia real kuwaití a fin, se dijo, de que el Rey no apareciera como el destinatario de esos fondos. Las compras estatales de petróleo árabe, y más tarde, hace poco, del ruso, a través de la compañía Lukoil y de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, destacan entre las actividades en las que se dice que don Juan Carlos ha ejercido funciones de intermediario desde hace décadas. Pero también se ha vinculado su nombre a grandes operaciones de inversión en telecomunicaciones, líneas ferroviarias de alta velocidad y otras."

Hay otros muchos datos sobre las actividades del rey Juan Carlos como comisionista. A través de la intermediación de Manuel Prado y Colón de Carvajal el rei Juan Carlos habría cobrado una comisión entre un y dos dólares por barril de petróleo comprado por España a Arabia Saudita y Emiratos Árabes.

La monarquía está blindada. El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) no pregunta sobre Monarquía o República. Muchos medios de comunicación censuran toda la información sobre la corrupción de la Familia Real. El CESID secuestra información. El Congreso no responde a preguntas comprometedoras para la monarquía. Continúan las sanciones por supuestas injurias contra la corona.
Por qué no se informa de ciertas cuestiones relacionadas con la monarquía? Iñaki Gabilondo diferencia perfectamente entre los intereses de las trabajadoras y trabajadores y de los propietarios de los medios de comunicación: "El gerente y el redactor tienen un objetivo común, tener el mayor número de lectores, oyentes o espectadores; pero normalmente viven líneas de acción diferentes. En este momento, en el periodismo español, y en otros, la lógica del gerente se ha impuesto a la lógica de la redacción porque hay angustias financieras tan grandes que un porcentaje muy alto de la energía de los medios está dedicada a sobrevivir y esto provoca el desequilibrio que estamos padeciendo" (entrevista de David Sanz en El Mundo, 1-5-2017).
Gabilondo es muy comedido. Creo que las subvenciones, la publicidad, etc. condicionan la línea editorial y la información, provocando que, a veces, los medios de comunicación estén al servicio del gobierno de turno, de la banca y de las empresas más importantes. Por otra parte, es una evidencia que las editoriales, titulares, fotos y contenidos responden a criterios políticos.

Caso aparte es el tema de la monarquía, un auténtico tabú, que escapó de todo control y permitió al rey Juan Carlos actuar con total impunidad. Esto decía Gabilondo en la citada entrevista: "Evidentemente se produjo una complicidad con la Jefatura del Estado que terminó proporcionando una impunidad que no fue una buena idea, aunque en su momento formaba parte de la acción ahormada de todos para sacar aquello adelante. Se aceptó de hecho que la Jefatura del Estado abanderaba la idea de la nueva realidad democrática y todo el mundo seguía una estela de mantener la armonía y no ponerlo en cuestión. A toro pasado aquello constituyó un fallo de la acción periodística mínima del control de las instituciones". No fue un "fallo", amigo Iñaki, sino una actuación consciente, perfectamente planificada, que continúa hoy.

Cuando acabemos con el virus y llegue la primavera política hay que dar una respuesta a esta vergüenza con una movilización cívica unitaria y masiva detrás de esta pancarta: ¡Non queremos una Monarquía corrupta!¡Viva la República!

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