viernes, 13 de marzo de 2020

VÍCTOR RAMÍREZ: “CADA CUAL ARRASTRA SU SOMBRA” Y “PERO COMO SI NO”. EL ALCANCE DE LA DESGRACIA


Del libro  CONSTANTES DE LA NARRATIVA CANARIA DE LOS SETENTA. 
APARTADO III : LA  TRAGEDIA COMO FIN
FCO JUAN QUEVEDO GARCÍA
VÍCTOR RAMÍREZ: “CADA CUAL ARRASTRA SU SOMBRA” Y “PERO COMO SI NO”. EL ALCANCE DE LA DESGRACIA

Víctor Ramírez es un ejemplo significativo del cuidado por la expresión literaria que se observa en la narrativa canaria de los setenta. Juan Manuel García Ramos, en Ensayos del Nuevo Mundo, -escribe sobre este autor:

La condición humana del insular, como señalaría Domingo Pérez Minik, encuentra su entonación más arraigada en las frases largas y musicales de Víctor Ramírez, en sus arriesgados encabalgamientos. Cada cual arrastra su sombra es hasta el presente la obra más acabada de ese autor y su aparición en 1971 nos descubrió con vigor a todos que un estrato social de las islas no sólo tenía un modo de pensar y de pensarse, sino una forma muy particular y sugestiva -y hasta ese momento desconocida para la literatura- de expresarlo.


Cada cual arrastra su sombra es una narración corta que Víctor Ramírez entresaca de la realidad canaria. En esta ocasión le cede al escritor una historia de amor, de celos, de venganza, de deshonra, de un hombre en el sendero de una desgracia envilecida por todos los lados de su existencia. Desairado por su novia -su mujer luego- con la sombra de la duda:
En mala hora vienes y te pones novia. La silla en que ella se sentaba cuando yo la visitaba, tallada con tanto esmero, si vieras el tallado y el tiempo que empleé én él, se la hice yo. Pero la ella no estaba sentada en mi sillita. Ella se sentaba en el sillón grande, el de

271. García Ramos, J.-M., op. cit., 1993, p. 93.

mimbre pajizo. Y conmigo nunca, nunca, se había sentado en el sillón grande, el de mimbre [...] Yo los vi. Vi a su primito sentado junto a ella, pegadito. No estarían haciendo nada malo, no sé. Pero estaban los dos sentados juntitos, pegados, hombro con hombro, cadera contra cadera.272

Más desairado aún con la certeza la noche de bodas:

Ahora me siento nada: ni viudo, ni casado, ni soltero, nada. Uno es, ha sido, honrado, mala suerte. Voy; y te casan ayer por la tarde [...] y te quedas, ¡al fin!, a solas con ella. El mundo es tuyo, hambriento.
Ha llegado el momento de la verdad, la golosina que te engatusa durante ar,os. Eres honrado, mala cosa. Felicidad mortal, instantánea, pero ves que no soltó sangre. Y un latigazo estremece tu decencia [. . .] Yo me vestía silencioso, destrozado, el llanto seco. 273

Desairada toda su familia por el Rimero, un personaje infar::.=: componedor de la muerte de su padre y agravio constante para __ madre:

Decía que el Rimero, y si en la guerra, que cementándose mi alma con la resignación, tener que venir ese diablo, una sonrisa lobuna con diente de oro y un cartucho lleno de comidas agarrado contra el pecho por las dos manos, vaya qué obra de caridad [...] había tanta hambre, y mis pobres hijitos, Dios lo sabe, y aquel malvado pagaba en algo, aunque fuese mínimo, lo hecho

272. Ramírez, V., Cada cual arrastra su sombra, en Cuentos cobardes, Madrid, Taller de Ediciones Josefina Betancor, 1977, pp. 49 Y 50.

273. Ibíd., p. 61.





LA TRAGEDIA COMO FIN

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a ffi¡ pobre marid0274

La confesi6n de su madre, la relaci6n de su novia con su primo, lo atraen a la desgracia, como nos atraen a nosotros, sumergidos en su ámbito gracias a ese modelo expresivo intenso arraigado en la condici6n insular, en el que apreciamos la singularidad del habla de los personajes en los diálogos, y los puntos de vista del narrador. Los personajes son verosímiles, su madre, su novia, el Rimero, su padre muerto con la Guerra Civil como trasfondo, el propio narrador. Víctor Ramírez los crea con los perfiles de la realidad. Para ello recurre a esa "forma muy particular y sugestiva -y hasta ese momento desconocida para la literatura- de expresarlo", como afirmaba Juan-Manuel García Ramos, y a la temática que nos remite a la concepci6n universal de los seres humanos atosigados por los marchamos del deshonor y la deshonra.
Como en la tragedia lorquiana, como en La familia de Pascual Duarte, las ficciones marcadas por estos motivos derivan hacia la violencia como un destino insobornable -"Haya luz, haya penumbra, siempre habrá una sombra que se arrastre, delante o detrás, a un lado o a otro. Y en la tiniebla todo serás sombra, y tu sombra ya no es tuya, eres tú mismo"275-:

entré en la tenducha del cubano, como le decimos, y ponga un ron, Virginito, luego otro, otro, iban siete por lo menos, la cabeza engomándoseme· y los ojos vidriándose, el corazón que me acelera sus pálpitos, cuando el diablo me trajo a mi presencia al Rimero mismo, la cara una maceta roja del alcohólico que se ríe apestando alcohol y tabaco, la mirada pantanosa de buey que rumia confiado [...] mi cuerpo tirándose hacia adelante, el brazo en asta abanderando el negro hierro de dos kilos contra la

274. Ramírez, V., op. cit., 1977, pp. 46-48.

275.lbíd., p. 58.





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cara del Rimero que se asusta y se ladea y que recibe un solo golpe en el hombro, ¡qué alarido!, y me envalentono y tiro al suelo la pesa y cerrando los dos puños cruzo con el derecho un trompazo antes que se caiga al suelo, y cruzo con el izquierdo, y otro y otro, verdugándole el rostro, hasta que cayó sin sentid0276

La sacudida de la violencia y del sufrimiento acontecen este relato de Víctor Ramírez. Son elementos que se despliegan en creación como resultado de una postura literaria establecida antemano. En "Contrapeso", recogido en Aislada órbita, nos ex las razones de su acercamiento a la escritura:

Escribo por venganza, por profundo sentimiento de frustración, por punzante rencor ante tanto mal, porque me da la gana, por distraer el rato, por sádicos deseos de crear seres que sufran como los que de veras existen por ahí, por jugar a darme alguna explicación que me engañe algo, por esto y seguro que por muchos motivos más que no alcanzo, ni me preocupo en alcanzar, a ver. Y siempre sabiéndome cómplice del lector; lector que busca corroboración en el autor, corroboración insana a sus insanas perspectivas de la vida. m

La actitud de rebeldía del escritor se decanta en éste desde primera confesión: "Escribo por venganza". Frente a la existe _ procelosa que lo rodea, su trabajo consiste en "crear seres que su como los que de veras existen por ahí". Su literatura cae en el mu real y su caída necesita del lector, le confiere el entendimiento de _ técnica, e interpreta su compromiso y sus argumen _

276. Ramírez, V., op. cit., 1977, pp. 59 Y 60.

m. Ídem, "Contrapeso", en Aislada órbita, de V.V. A.A.
(Ed. de R. Franquelo), Las Palmas de Gran Canaria, Inventarias Provisionales, 1973, p. 149.




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:...A TRAGEDIA COMO FIN

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.. ecíprocamente, el lector necesita de su ficción literaria para -eencontrar su experiencia: "Y siempre sabiéndome cómplice del "" tor; lector que busca corroboración en el autor, corroboración . ana a sus insanas perspectivas de la vida".
En Pero como si no, otra de las narraciones cortas de Víctor amírez, también salen a la luz personajes sufrientes:

(seguías ovillado en el suelo y no viste cómo la agarré y la arrastré para afuera, ¿sabes?, casi me da por echada escaleras abajo, y todo esto para que , ¿para qué?, para tú pudriendo la tierra y yo hecho un, hecho un, oh Santiaguillo.
¿Oyó pariente? ¿es cierto lo de los Ravelos?
¿que se botó el chico de un noveno piso y que mancaron los Rutinas al más viejo?.. Sí, señor; así mismito... ¿Pero los dos brazos? Junjun: ¿Y cómo demontres le dio al Santiago liarse con la Rutino, lo penca que siempre ha sido? .. Pues ya usted ve, compañero: las guerras de la paz... ¿Eh?... Nada, nada... 278

El escritor nos presenta una historia luctuosa entre familias, en la que la atracción por una mujer se constituye en desencadenante e la desgracia: " ¿Y cómo demontres le dio a Santiago liarse con la Rufino, lo penca que siempre ha sido?". Este lenguaje coloquial facilita la verosimilitud de los personajes que conversan, lo que oadyuva a estimar lo que se nos está transmitiendo como verdadero, aunque sea acoplable a la irracionalidad: "no viste cómo la agarré y la arrastré para afuera, ¿sabes?, casi me da por echarla escaleras abajo"; "y todo eso para que, ¿para qué?, para tú pudriendo la tierra y yo hecho un, hecho un, oh Santiaguillo".
Pero aún se quiere acentuar más la tragedia. Por ello se nos precisa c6mo se produjo la muerte de Santiago y qué es lo que le

278. Ramírez, V., Pero como si no, en Cuentos cobardes, Madrid, Taller de Ediciones Josetina Betancor, 1977, p. 87.




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pasó realmente a su hermano: "¿Oyó pariente? ¿es cierto lo de los Ravelos? ¿que se botó el chico de un noveno y que mancaron los Rutinos al más viejo?.. Sí, señor; así mismito... ¿Pero los dos brazos? Junjun".
Para penetrar en el concepto de la violencia, de la tragedia, aunado al afán de dar a conocer la realidad sobre el que se construye la narrativa canaria de los setenta, recogemos el siguiente texto escrito por el propio Víctor Ramírez, en el que hace referencia a Miguel Hernández y a Antonio Bermejo:

Sí; este narrador acepta las palabras de Miguel Hernández, "nuesto cimiento será siempre el mismo; la tierra. Nuestro destino es parar en las manos del pueblo". Si esto no fuera así, maldeciría este narrador su obra, por estéril o por traicionera. Y para concluir quiere recordar a Antonio Bermejo, uno de los narradores canarios que más aprecia y fallecido el año pasado, con unas palabras que este narrador escribiera para prologarle el libro La Huida:
«Aquí queda su palabra aguda, precisa, irónica de seriedad, hilvanada con intuitiva maestría para no recordamos que somos islas apresadas por aguas y por leyes inhumanas que nos agusanan hasta la ignominia, islas hechas destino triste y sumiso, islas en las que hasta la rabia resulta mezquina y colonizada y llenas de miedos a la libertad.,,279


279. Ramírez, V., "Este narrador", en El Urogallo, Madrid, diciembre de 1988-enero de 1989, p. 45.

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