lunes, 30 de marzo de 2020

SS sos


SS sos
J.M. AIZPURUA
Hasta Franco se dio cuenta de que la SS era imprescindible para su España Vencedora pero sus actuales herederos no lo ven así. Su estupidez y su avaricia, a cuál mayor, han buitreado en ella para crear una “privada” en la que ellos se curan con ventaja, algunos se forran con los fondos públicos, y todos conspiran contra la “publica”, la SS, que en sus mentes es para pobres y gentuza.

Y aquí está la clave de la construcción de un Estado moderno y republicano. No hay nada más necesario que un SS pública de gran calidad, donde todos vayamos a nacer y morir. Si además nos curan y nos atienden en la enfermedad, habremos dado con un factor cohesionador incalculable. Sin milagros, pues Canarias y Galicia no tienen forma de “unificarse”.

El Covid19, debe hacernos ver que la SS no era lo que decía la propaganda, que las previsiones autonómicas eran un desastre y la unificación dictatorial lo fue aún mayor. No tenemos el mejor sistema sanitario, y Alemania sí, de UCI con 621 plazas por cada 100.000 personas. Italia tiene 275, y España 293.
Los soplagaitas de los balcones, cuando entran; debieran pensar en ello.
Y he ahí el gran reto pos-Covid19. ¿Reforzaremos la SS?
La sociedad dividida, las dos Españas, la izquierda y la derecha, es en este paradigma donde divergen y deben divergir más. La izquierda debe olvidar consensos “interclasistas”, transversales, para afianzarse en la SS universal y de calidad que salve a precarios y marginados de un cruel destino desde que nacen. Sanidad, Educación y Pensiones, son los caballos de batalla de quien se diga de izquierdas y los caballos de Troya transversales deben ser arrojados a su espacio derechista sea cual sea su sigla embaucadora.
Hay 9.352 hogares donde el hambre sobrevuela y 8.580 donde la abundancia anida. Es una radiografía burda de las 2 Españas, la lucha de clases estadística, pero los datos hay que interpretarlos y encontraremos su sentido.
2 millones de hogares están en la marginación y su existencia es la señal clara de que estamos ante un Estado fallido. Y 3 millones más están en su límite, carentes y aterrados por caer en él.
10 millones de hogares, ¿la famosa clase media? oscilan entre periodos de escasez y bonanza y viven con la ilusión de penetrar en ese paraíso de los ricos, sueño americano de opulencia.
Y 2 millones y medio, todos en la sanidad privada, exhiben su superioridad consumista ante sus conciudadanos, y en ello ponen todas sus energías. Son los que marcan tendencia, imponen regles y votan siempre a los suyos, que se conocen desde hace generaciones. El segmento más asentado de la clase media los sigue en elecciones y es el responsable de la destrucción de nuestra SS.
Los viejos no merecemos morir aislados de los nuestros, ahogados en la soledad del hospital y enterrados en silencio clandestino. No lo merecemos, no.
Y es tiempo de descubrir a los que, con su voto, con su proyecto, con su falso mensaje de que hay que dejar morir a los viejos para que sus nietos tengan una economía saneada, que

aunque pudiera ser lo sería para una generación inhumana que volvió a la selva donde el hombre es un lobo para el hombre.



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