miércoles, 11 de marzo de 2020

PROCURE NO BESAR AL SANTO


PROCURE NO BESAR AL SANTO
ANA SHARIFE
El pasado 2 de marzo, el vocalista mexicano Eduin Caz daba un beso en los labios a su hijo pequeño durante un concierto y se desataba la furia en las redes. Contemplé el desarrollo del suceso con enorme tristeza. Todo niño necesita a un adulto que esté loco por él, y sus besos serán siempre el mejor remedio para sus lágrimas, para sus terrores nocturnos, para las pupas en las rodillas.

Durante el franquismo el control emocional fue uno de los costos que los niños varones pagaron al exigirles ser ejemplo de virilidad. España sufrió una importante devaluación de los afectos. Bajo una permanente represión sentimental, toda una generación creció sin besos, en hogares inflexibles y con maestros severos. Todo eran golpes en la mesa, insultos, desprecios, palizas: maltratadores que a su vez eran víctimas de la postguerra y de la pobreza.


España sufrió una importante devaluación de los afectos. Bajo una permanente represión sentimental, toda una generación creció sin besos

Es posible que el beso del cantante mexicano sea la expresión de afecto más pretérita de una madre o un padre a su hijo, que se ha mantenido en el tiempo como una forma de manifestar cariño tiernamente. Un beso tan auténtico que no se necesita más. El beso en los labios fue “frecuente entre padres e hijos en la antigua Grecia,”, también “en la cultura en India y la Asiria”, y “en el Renacimiento, donde llegó a convertirse en una forma de saludar muy común en sociedad”, explica Sheril Kirshenbaum en La ciencia de los besos (2011).

La liturgia de los besos

Cada cultura ha creado su propia liturgia acerca del beso. El beso árabe en el hombro es una muestra de respeto. Un gesto que hace el moro Abengalbón, rey de la taifa de Molina y amigo del Cid Campeador en el Cantar de mio Cid, al encontrarse con Álvar Fáñez, capitán del rey Alfonso VI. Los cristianos han besado en la mano, en los pies, en los cordones del hábito o incluso en las joyas de todos los reyes, nobles y eclesiásticos. También en las reliquias, de ahí que la amenaza del coronavirus esté poniendo a prueba tradiciones seculares muy arraigadas, como los besamanos religiosos, y en las iglesias se cuelguen carteles que rezan: “Procure no besar al Santo”.

Los romanos, tan elegantes, se autobesaban la mano y luego la extendían hacia la persona que querían honrar. El primer país que implantó ese tipo de saludo no fue la Italia fascista o la Alemania nazi, sino EE.UU. para saludar a la bandera. Luego se suprimiría durante la Segunda Guerra Mundial para distanciarse del enemigo: el Tercer Reich eliminó el beso y elevó el brazo en rígida tensión.

Los besos también nos cuentan historias de amor y desamor. El Kiss V, de Roy Lichtenstein representa al amor culpable, el beso entre Los amantes, de René Magritte al amor negado, y El Beso de Gustav Klimt, así como toda la obra del pintor austriaco para el que todas las modelos querían desnudarse, sufrió la censura nazi y puritana, que viene a ser lo mismo.

Con Franco el beso en la calle no estaba conceptuado como delito, pero sí subsumido implícitamente en la categoría delictiva de escándalo público como ofensa al pudor y las buenas costumbres. Así, la contención de los sentimientos mutiló a toda una generación, a ellos y a sus hijos. Una ausencia de afectos que aún arrastran muchas familias españolas.

Con Franco el beso en la calle no estaba conceptuado como delito, pero sí subsumido implícitamente en la categoría delictiva de escándalo público como ofensa al pudor y las buenas costumbres

En las guerras los fotoperiodistas nos narran con los besos historias de sufrimiento y separación. Hay países donde los besos en público no son bien vistos y se convierten en signo de protesta y revolución. En Irán las normas islámicas se han dulcificado tras el presidente Hassan Rohani asumir el poder en agosto del 2013, y se vuelven a ver en la calle parejas de la mano besándose.

Pigmalión tardó en entender que a las mujeres que esculpía en piedra y marfil solo un beso les otorgaría la vida. La bella durmiente y todos sus antecedentes indios, greco-latinos e islandeses, donde el beso del príncipe no es más que la iniciación a la madurez retrasada por unos padres temerosos, forma parte del hechizo y carácter mágico de la cultura celta donde el beso tiene poderes curativos. Como el beso que vivió la ciudad brasileña de Amarante hace apenas unos meses. Un ladrón entra en una farmacia para robar las ganancias del comercio. Entre los clientes se encontraba una anciana que temerosa entrega su bolso. La secuencia de la cámara de seguridad capta cómo el ladronzuelo, conmovido ante el sufrimiento de la anciana, no sólo no lo acepta, sino que la besa tiernamente en la frente.

Entre la mafia italiana el capo besa en los labios para anunciar una muerte. Una antigua tradición esotérica cuyo paso al nuevo mundo sólo se puede llegar con un beso. Lo vemos en el episodio evangélico y también en la vida diaria, allí donde Judas utiliza una falsa señal cuando besa a Jesús. “¿Con un beso entregas al hijo del hombre?” (Lucas, 22).

El beso de la cobra en Canarias

Pero, ¿de dónde viene la costumbre del único beso? En Canarias un isleño da un beso a un peninsular, y éste le devuelve dos. Dar dos besos no está mal. Es un saludo que muestra afecto entre amigos, y si son desconocidos se recibe como un gesto de amabilidad. Sin embargo, en las islas se retira la cabeza como hace la cobra para evitar un segundo beso. Ese movimiento hacia atrás que hace el reptil cuando se siente amenazado es lo que han hecho los canarios históricamente con los godos, los celtíberos, los galos, los helvecios, los tigurinos y los britanos cada vez que los han visitado.

Curiosamente, ese único beso se da en Argentina, Panamá, Ecuador, Puerto Rico, República Dominicana, Uruguay, México, Venezuela y Cuba (sobre todo en las grandes urbes), países a los que los canarios emigraron entre los siglos XVI y XX.

La colonización de América hizo que Canarias acampara cual ancha en la mente de los Reyes Católicos, también cuando crean la Casa de Contratación de Sevilla en 1503 con la que controlar y regular las mercancías que se enviaban y llegaban del Nuevo Mundo.

Dar dos besos no está mal. Sin embargo, en las islas se retira la cabeza como hace la cobra para evitar un segundo beso

En el siglo XVII, viendo la Corona peligrar las áreas del Imperio por potencias rivales como Inglaterra, Francia y Portugal envía a América a numerosos colonos isleños a los que se hace repartimiento de tierras. Allí se asientan familias enteras en territorios prácticamente vacíos como los caribeños, y allí preservan su cultura, el acento y la forma de saludar. El único beso.

Al derecho de familia se le llamaba entonces Tributo de Sangre, una real Cédula de 1678 que consistía en “enviar cincuenta familias canarias a América por cada mil toneladas de mercancías que llevaran los barcos”, explica Manuel Hernández González en La emigración canaria a América. “El número de familias canarias emigradas a América superó tanto al número estipuladas, que, cuando en 1684 emigraron las primeras a través del tributo de sangre, sólo ese año ya había partido un centenar de familias canarias hasta la República Dominicana”.

Sin embargo, la propuesta no sólo partía de la monarquía sino también “de las propias élites dirigentes canarias”, puntualiza el historiador, para “garantizar con ello la continuidad de su régimen mercantil privilegiado, la única excepción al monopolio sevillano”.

Los canarios fundan Matanzas, Bayamón, Mayagüez, Sabana de la Mar, San Fernando de Montecristi, Baní y Montevideo. En San Antonio Texas, Miami, Luisiana y Florida se da también un único beso, y en São Paulo las mujeres ponen la mejilla y hacen la cobra al segundo beso.

El investigador, profesor de Historia de América de la Universidad de La Laguna, aclara en el libro que “ningún emigrante fue obligado a trasladarse por la fuerza”. Es más, la mayoría “fueron personas desarraigadas y pobres sin conexiones en América, que vieron en el pasaje gratis y la concesión de tierras la consecución de su sueño de acceder a ser hacendados. Por ello completaron las familias mujeres solteras con hijos ilegítimos”.

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