UNA HISTORIA DEL MUNDO SIN MUJERES: LAS BORRARON
ROSA MARÍA ARTAL
Si
algo ha habido realmente demoledor para las mujeres fue y es el tú no puedes,
tú no sabes, tú no eres en definitiva. A una semana del 8 de Marzo que se
celebra este año con una huelga feminista internacional, la derecha española,
PP y Ciudadanos, trata de desactivarla
afirmando que es insolidaria, elitista, anticapitalista. En el mejor de los casos, no encuentran
motivos para un paro reivindicativo. Muchos hombres y mujeres machistas nos
organizan cómo, cuándo y por qué canalizar la protesta. En el PSOE, andan con
sus cabriolas habituales en la disciplina de
nado guardando la ropa y no sé
sabe bien. El colmo fue Javier Maroto, portavoz del PP, atribuyendo la autoría
de una convocatoria en más de 150 países a Pablo Iglesias, el líder de Podemos,
que no destaca especialmente por su feminismo. Para Maroto no cabe más que un hombre
al frente. Tal es la mentalidad incrustada en cabezas poco porosas a las ideas.
Hablamos
de desigualdad, humillación, sometimiento, violación, asesinato, y ni siquiera
les parecen suficientes motivos porque perpetrar esos abusos contra la mujer está
universalmente admitido. Lo grave fue que durante tiempo inmemorial las propias
mujeres creímos también –salvo excepciones- que era así. Es lo que más está
cambiando. Provoca indignada alarma ver la cantidad de mujeres que borraron de
la historia. Auténticas pioneras, tachadas, expulsadas, como si no hubieran
existido. Y lo cara que pagaron la osadía de su valor y su libertad.
Este
tiempo de hartazgo supremo, la discriminación largamente engrosada, nos están
trayendo por fin un cambio de tendencia en las propias mujeres, en una gran
mayoría. Un aluvión de descubrimientos ha venido a rellenar los vacíos de las
mujeres que nos hurtaron. Resulta que hubo científicas, políticas decisivas,
artistas, descubridoras, periodistas, fotógrafas, aventureras, pero el relato
patriarcal las eliminó . Nos dejaban como únicos referentes para ocupar un
lugar en los libros, ser hijas de rey, amantes de poderosos o vírgenes y
mártires, lo cual entraña no pocas dificultades y en algunos casos notables
incomodidades.
Vamos
al siglo XVI. Año 1545. Una mujer, Beatriz Bernal, publica una novela de
caballería de nombre tan largo que dejaremos en Historia de los invictos y
magnánimos caballeros don Cristalián de España, príncipe de Trapisonda y del
infante Luzescanio. Está mal visto, por indecoroso, que la mujer sepa “de
leer”, a no ser libros “buenos” que “la inflamen en el amor de la castidad”,
decía el célebre Padre Astete, y Beatriz Bernal, castellana de Valladolid,
escribió una novela. Cumpliendo además el Test de Bechdel que evalúa el
porcentaje de diálogos entre mujeres cuyo tema fundamental no sean los hombres,
según nos cuenta el autor. Esta historia y otras 18 forman parte del libro “
Mujeres singulares 2” (hay un 1) de Carlos César Álvarez, ingeniero que
escribe. Un filón para conocer a mujeres que desafiaron las normas de la
sociedad cuando muy pocas personas lo hacían.
“
Mujeres radicales del mundo” es otra compilación de las norteamericanas Kate
Schatz y Miriam Klein Stahl (ilustradora). Desde la pobre y gran Hipatia de
Alejandría, Siglo V, matemática, astrónoma y filósofa, a quien desollaron y
arrastraron por la ciudad hasta la muerte porque el integrismo religioso
rechazaba sus hallazgos científicos, a la niña Malala de Pakistán a la que el
talibanismo casi mata por querer estudiar. Un recorrido por el mundo pasado y
presente en el que muchas mujeres han tenido mucho que decir y hacer.
La
periodista Cristina Fallarás nos lleva a la historia de España, sostenida por
mujeres a menudo atravesadas por distintas intolerancias. En pie, pese a los
empujones y golpes. “ Honrarás a tu padre y a tu madre” habla de aquellas
familias que truncó una llamada de botas en la puerta y un tiro en la tapia de
Torrero en Zaragoza. En la guerra que provocó el maldito franquismo que late aún
de forma tan perniciosa en la actual derecha española. La supervivencia de la
viuda a cargo de la prole. El caminar de
la propia Cristina sobreponiéndose al miedo para gozar y vivir y seguir
doliéndose. En la búsqueda constante de la pertenencia. “Con la certeza de que
no estaba sola, de que alguien allí atrás, yo misma por ejemplo en algún sitio,
agazapada, esperaba su ocasión”, dice, en una de esas reflexiones que da forma
a la sensación de tantas de nosotras.
¿Qué
pasaría en un día sin mujeres?” se pregunta la convocatoria de la huelga
internacional. Se diría que el mundo se desarrolló sin nosotras durante siglos,
por el manto de silencio que nos tapó. Pero no era cierto. No lograron
borrarnos del todo, aunque se emplearon a fondo en el empeño. El papel de la
mujer ni es ni fue secundario y casi siempre se hizo con doble esfuerzo al del
varón medio. Urge remediar el olvido impuesto. La violencia machista crece
entre los jóvenes acorde con la involución que atravesamos. Las denuncias se
han triplicado en los últimos 9 años entre los menores de 29 años. Más de la
cuarta parte considera “normal” esa violencia en una pareja. Tanto por limpiar.
El
machismo reverdecido aún desprecia a la mujer por su físico. A todas las edades
y en todos los sitios. El maltrato se agudiza si es política y de izquierdas.
Allí les vemos -incluso desde su propia decrepitud- descalificar a algunas,
catalanas, por feas o por gordas. En un patetismo indescriptible. Hasta siguen
utilizando el término “malfollada”. Lo que
sea o no sea la mujer, depende para ellos de su halo divino. El machismo
también dictamina sobre el cuerpo de la mujer y sobre su sexualidad.
Por
eso, acabaré este recorrido con un libro de Anna Freixas, doctora en psicología
y ya jubilada. Algunos de sus estudios los guardo desde hace décadas porque llamaba la atención
sobre la casi inexistente presencia de mujeres en los libros de texto con los
que crecimos. Y es básico normalizar la realidad. Es básico saber lo que podemos
hacer, lo que hicimos.
"Sin reglas” trata de la sexualidad de
la mujer madura, de la erótica y la libertad femenina también en esa época. Un
tema tabú, escondido en el silencio o comentado como algo ridículo. El colmo
para el machismo de cuño. Aunque entre las muchas libertades que se adquieren
con el tiempo está la de minimizar los comentarios irrelevantes. Nadie es más
libre que una mujer libre. Con prólogo de Soledad Gallego-Díaz es un canto a
cuanto nos queda por disfrutar, también en el sexo, de ser esa la elección y no
la obligación. Anna Freixas ha entrevistado a 729 mujeres entre 50 y 83
años de todas las opciones sexuales. Las conclusiones rompen varios estereotipos,
entre ellos que el deseo sexual disminuye tras la menopausia. La actividad sexual
sí, el deseo no en general. Y la calidad del orgasmo no se reduce sino que
aumenta. Pese a todos los tópicos, condicionantes y complejos, “las mujeres
mayores se las arreglan, más o menos, para no aceptar la condena que se les
quiere imponer”.
No
es cierto si el machismo te dice que no puedes, no sabes o no eres. “Nunca tuve
ninguna duda de que quería escalar aquella montaña, sin importar lo que la
gente pensara”. La japonesa Yunko Tabei
lo hizo en 1975. Era el Everest y ella la primera mujer en coronarlo. En 1912,
Fanny Bullock Workman, plantó un palo con un cartel en lo alto del Mont
Blanc al llegar hasta allí. ¿Una bandera
de su país? No. El texto decía: “Voto para las mujeres”. No hablamos de vidas ejemplares y únicas, se
trata de ser. De escalar las metas de cada día. De descansar si te apetece. De
saber que la tarea es ingente, pero no tienes que hacerla tú toda. Y de no
permitir que te echen a puntapiés cuando estés haciendo lo quieres hacer.
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