POR: EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO
¿Por
qué soy un ecologista? simple, pues resisto y acciono contra la violación hacia
la Tierra, un aspecto esencial de la recontrarrevolución del capitalismo y sus
vertientes, divorciado del ecosistema que contiene a todos los seres y sus
relaciones entre sí. El genocidio contra los pueblos y contra todos los seres
es un “terricidio”, pues elimina los recursos de la vida misma…no basta ya terminar
con las personas vivas, hay que impedir la existencia en este planeta de los
que aún no han nacido envenenando la tierra.
Para
intentar resolver los desastres ecológicos, no basta con acciones individuales
(tales como el consumo responsable) si no la acción colectiva de la sociedad y
la destrucción de los sistemas de dominación (el estado, el capital, y todo
tipo de jerarquías dentro de la sociedad).
A
lo largo de mi vida he luchado contra el ambientalismo que siempre tuvo tintes
reformistas y estuvo ligado al estado, y que además fallaba en identificar la
raíz de los problemas ecológicos. A pesar de que a muchos no les agraden los
giros de 180º, son indispensables, si deseamos que esta tierra deje de ser
contaminada y eliminada.
La
creación de una sociedad ecológica organizada por libertarios (partidarios de
la libertad) verdes…la extracción y el consumo de combustible fósil tendría que
detenerse completamente. La industria agro-alimentaria tendría que ser
reemplazada por el cultivo de alimentos a nivel local. La mentalidad del valor
agregado, la acumulación, producción, y consumos, en otras palabras la
mentalidad del libre mercado seria reemplazada por “la descentralización, la
asociación voluntaria, la auto-determinación y la ayuda mutua”, valores que han
funcionado a través de la historia de la humanidad con resultados estupendos.
Estos actos son trascendentes y necesarios para prever que cambios debemos
lograr nosotros mismos, aquí, ahora, ya, para que cuando vivamos sin
neoliberalismo, ni estado, podremos resolver comunitariamente la tragedia
ecológica que afronta el planeta. De no hacerlo deviene caer en la misma rutina
depredadora de siempre, a tomar más de lo que necesitamos del planeta y
naufragar en un abismo con final anunciado de extracción y consumo que solo
puede destruir a todas las especies y a la naturaleza, su hábitat.
La
humanidad debe asimilar de una vez y por siempre, que la lógica de la ecología
es la negación pura y simple de la lógica neoliberal que soportamos hace ya 40
años, los que nos negamos a la esclavitud y explotación: no se puede jamás
salvar la tierra en el marco del neoliberalismo y su modelo depredador.
Los
individuos que habitan este planeta, empeñados en ¿elevar? el nivel de consumo,
devenido en forma de vida de este tiempo…asimilados a prácticas que suturan de
manera atroz sus existencias vacuas y banales, asimiladas a una ecología
travestida, que se proyecta especularmente y de modo simulado, en esas
prácticas de vida, cual tendencia falaz, del capitalismo reinante, alejada de
su origen y sentido: antineoliberal y revolucionario.
Los
pueblos distraídos en el consumo extremo de todo lo que les ofrecen como regla
y norma, “encerrados” en los límites del sistema, ignoran que de un modo u otro
apoyan y son cómplices, por desconocimiento o tolerancia extrema, de las
masacres programadas, por los gobiernos más poderosos del planeta, de
civilizaciones enteras, en Noráfrica, Medio Oriente, llevadas a cabo con medios
mecánicos y químicos… este es, a mi entender, el segundo objetivo del
totalitarismo neoliberal.
La
tan publicitada “toma de conciencia ecológica”, alardeada hipócritamente por
los funcionales gobernantes del planeta, cumpliendo órdenes estrictas de sus
jefes, macroempresarios y multinacionales en pleno uso y abuso de su poder
omnívoro, en maniobras estratégicas, de doble moral y doble objetivo están en
acto de eliminar y mutilar el origen.
El
primero se logra al desarticular el accionar de los reales y verdaderos
ecologistas al apropiarse de algunos de sus lemas y temas, utilizándolos de
coartada para introducir la simulación y la mentira, apuntaladas por los medios
corporativos de comunicación. Además de financiar campañas de “cuidado del
medio ambiente”, cual estrategia de vender una realidad fraguada, que no forma
parte de sus fines de lucro y explotación.
Ahora
bien, si uno se pregunta qué medios se procurarán los ecólogos para cumplir los
fines de llevar a cabo una revolución ecológica, nos encontraremos con un vacío
alarmante, pues los pronunciamientos no llegan a cubrir las necesidades y las
prisas de la emergencia ambiental que soportamos…esto explica el carácter
“utopista”, “anticultural”, que revisten los movimientos ecológicos y los
postulados científicos que los avalan y la imposibilidad de implementar la
revolución ecológica en todo su sentido y esencia.
Aunque
los planteos de las democracias fingidas de izquierdas neoliberales son
caricaturas, desvíos o esquemas rudimentarios de la extraordinaria mutación
precisa y necesaria para implementar un sistema ecológico en plena vigencia.
Las
crisis estructurales financieras instaladas en el sistema, no eliminarán al
neoliberalismo, devendrán en matar de hambre a más seres humanos excluidos de
todo en el planeta, y dejarán también sumidos en una pobreza terminal, a miles
de millones de mujeres, niños y hombres, que intentan permanecer en pie,
habitando un medio ambiente degradado y expuesto a los crímenes ambientales del
voraz neoliberalismo…no dejemos de tener en cuenta que de las crisis
neoliberales han salido con una mayor propensión a la concentración de la
riqueza, los corporativistas y empresarios de las multinacionales asesinas.
Como
he manifestado en un ensayo acerca de la Ecología de la Mente, la historia del
hombre, a través del alarido y del resentimiento, a través de la venganza y el
error, es una historia presocial… y creo para arribar a la era social y ya no
presocial, hace falta tanto un despliegue de movimientos profundos, conscientes
e inconscientes, de la humanidad toda, en estado de conciencia plena de las
primeras verdades y de los peligros mortales que implica seguir en este
derrotero de decadencia y esclavitud impuesta por la dictadura ultraliberal que
dicta y rige en el mundo.
En
último análisis, la lucha por ampliar el universo de la belleza, de la
no-violencia, de la armonía es una lucha política. La insistencia en estos
valores, en cuidar la naturaleza como medio ambiente de todas las especies que
la habitan es no solo una idea poética, romántica que concierne a unos pocos
privilegiados, es hoy, cuestión de supervivencia… la lucha por un medio
ambiente que asegure una vida más feliz podría fortalecer en los individuos
mismos, hoy en estado de alienación y anestesia, en las raíces de un instintivo
deseo de liberación y tal vez, llegar a conocer y experimentar la cualidad
esencial de la libertad y de la dicha.
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