domingo, 25 de febrero de 2018

TERRICIDIO


TERRICIDIO
POR: EDUARDO SANGUINETTI,
 FILÓSOFO
¿Por qué soy un ecologista? simple, pues resisto y acciono contra la violación hacia la Tierra, un aspecto esencial de la recontrarrevolución del capitalismo y sus vertientes, divorciado del ecosistema que contiene a todos los seres y sus relaciones entre sí. El genocidio contra los pueblos y contra todos los seres es un “terricidio”, pues elimina los recursos de la vida misma…no basta ya terminar con las personas vivas, hay que impedir la existencia en este planeta de los que aún no han nacido envenenando la tierra.


Para intentar resolver los desastres ecológicos, no basta con acciones individuales (tales como el consumo responsable) si no la acción colectiva de la sociedad y la destrucción de los sistemas de dominación (el estado, el capital, y todo tipo de jerarquías dentro de la sociedad).

A lo largo de mi vida he luchado contra el ambientalismo que siempre tuvo tintes reformistas y estuvo ligado al estado, y que además fallaba en identificar la raíz de los problemas ecológicos. A pesar de que a muchos no les agraden los giros de 180º, son indispensables, si deseamos que esta tierra deje de ser contaminada y eliminada.

La creación de una sociedad ecológica organizada por libertarios (partidarios de la libertad) verdes…la extracción y el consumo de combustible fósil tendría que detenerse completamente. La industria agro-alimentaria tendría que ser reemplazada por el cultivo de alimentos a nivel local. La mentalidad del valor agregado, la acumulación, producción, y consumos, en otras palabras la mentalidad del libre mercado seria reemplazada por “la descentralización, la asociación voluntaria, la auto-determinación y la ayuda mutua”, valores que han funcionado a través de la historia de la humanidad con resultados estupendos. Estos actos son trascendentes y necesarios para prever que cambios debemos lograr nosotros mismos, aquí, ahora, ya, para que cuando vivamos sin neoliberalismo, ni estado, podremos resolver comunitariamente la tragedia ecológica que afronta el planeta. De no hacerlo deviene caer en la misma rutina depredadora de siempre, a tomar más de lo que necesitamos del planeta y naufragar en un abismo con final anunciado de extracción y consumo que solo puede destruir a todas las especies y a la naturaleza, su hábitat.

La humanidad debe asimilar de una vez y por siempre, que la lógica de la ecología es la negación pura y simple de la lógica neoliberal que soportamos hace ya 40 años, los que nos negamos a la esclavitud y explotación: no se puede jamás salvar la tierra en el marco del neoliberalismo y su modelo depredador.

Los individuos que habitan este planeta, empeñados en ¿elevar? el nivel de consumo, devenido en forma de vida de este tiempo…asimilados a prácticas que suturan de manera atroz sus existencias vacuas y banales, asimiladas a una ecología travestida, que se proyecta especularmente y de modo simulado, en esas prácticas de vida, cual tendencia falaz, del capitalismo reinante, alejada de su origen y sentido: antineoliberal y revolucionario.

Los pueblos distraídos en el consumo extremo de todo lo que les ofrecen como regla y norma, “encerrados” en los límites del sistema, ignoran que de un modo u otro apoyan y son cómplices, por desconocimiento o tolerancia extrema, de las masacres programadas, por los gobiernos más poderosos del planeta, de civilizaciones enteras, en Noráfrica, Medio Oriente, llevadas a cabo con medios mecánicos y químicos… este es, a mi entender, el segundo objetivo del totalitarismo neoliberal.

La tan publicitada “toma de conciencia ecológica”, alardeada hipócritamente por los funcionales gobernantes del planeta, cumpliendo órdenes estrictas de sus jefes, macroempresarios y multinacionales en pleno uso y abuso de su poder omnívoro, en maniobras estratégicas, de doble moral y doble objetivo están en acto de eliminar y mutilar el origen.

El primero se logra al desarticular el accionar de los reales y verdaderos ecologistas al apropiarse de algunos de sus lemas y temas, utilizándolos de coartada para introducir la simulación y la mentira, apuntaladas por los medios corporativos de comunicación. Además de financiar campañas de “cuidado del medio ambiente”, cual estrategia de vender una realidad fraguada, que no forma parte de sus fines de lucro y explotación.

Ahora bien, si uno se pregunta qué medios se procurarán los ecólogos para cumplir los fines de llevar a cabo una revolución ecológica, nos encontraremos con un vacío alarmante, pues los pronunciamientos no llegan a cubrir las necesidades y las prisas de la emergencia ambiental que soportamos…esto explica el carácter “utopista”, “anticultural”, que revisten los movimientos ecológicos y los postulados científicos que los avalan y la imposibilidad de implementar la revolución ecológica en todo su sentido y esencia.

Aunque los planteos de las democracias fingidas de izquierdas neoliberales son caricaturas, desvíos o esquemas rudimentarios de la extraordinaria mutación precisa y necesaria para implementar un sistema ecológico en plena vigencia.

Las crisis estructurales financieras instaladas en el sistema, no eliminarán al neoliberalismo, devendrán en matar de hambre a más seres humanos excluidos de todo en el planeta, y dejarán también sumidos en una pobreza terminal, a miles de millones de mujeres, niños y hombres, que intentan permanecer en pie, habitando un medio ambiente degradado y expuesto a los crímenes ambientales del voraz neoliberalismo…no dejemos de tener en cuenta que de las crisis neoliberales han salido con una mayor propensión a la concentración de la riqueza, los corporativistas y empresarios de las multinacionales asesinas.

Como he manifestado en un ensayo acerca de la Ecología de la Mente, la historia del hombre, a través del alarido y del resentimiento, a través de la venganza y el error, es una historia presocial… y creo para arribar a la era social y ya no presocial, hace falta tanto un despliegue de movimientos profundos, conscientes e inconscientes, de la humanidad toda, en estado de conciencia plena de las primeras verdades y de los peligros mortales que implica seguir en este derrotero de decadencia y esclavitud impuesta por la dictadura ultraliberal que dicta y rige en el mundo.

En último análisis, la lucha por ampliar el universo de la belleza, de la no-violencia, de la armonía es una lucha política. La insistencia en estos valores, en cuidar la naturaleza como medio ambiente de todas las especies que la habitan es no solo una idea poética, romántica que concierne a unos pocos privilegiados, es hoy, cuestión de supervivencia… la lucha por un medio ambiente que asegure una vida más feliz podría fortalecer en los individuos mismos, hoy en estado de alienación y anestesia, en las raíces de un instintivo deseo de liberación y tal vez, llegar a conocer y experimentar la cualidad esencial de la libertad y de la dicha.

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