POR:
EDUARDO SANGUINETTI,
FILÓSOFO
Si
deseamos permanecer en un mundo donde la mentira, el abuso y la avidez sean
erradicadas de una buena vez, demos espacio a la “práctica de la verdad” en
libertad, pues uno sin la otra no tienen razón de ser, ni siquiera en lo
lúdico… Ah! Davos es un club de plutócratas y politicastros, en fin, van por
ganancias y divisas obtenidas en atacar a los migrantes pobres y alentar a las
criminales elites de ricachones… no se ha visto su urgencia en terminar con el
hambre y brindar justicia a la población del planeta.
El
no tener un proyecto de comunidad, deviene en no poder dejar de ignorar que los
acontecimientos de nuestro pasado, no solo constituye un tremendo y espantoso
legado a nuestro presente, sino, lo que resulta más penoso, el punto de
afluencia de un interminable tránsito, pareciera irreversible, en inestabilidad
política, económica y social… que determinan un estado de desequilibrio
emocional en la ciudadanía, inocultable en este impertinente presente, eterno
por cierto en el que permanecemos. Deviene en tratar los acuciantes temas de
manera fragmentada, periférica y especulativa, para que nada modifique el
imperio del crimen, de la esclavitud tendencia siglo XXI, el anestesiamiento de
millones de seres, que corren hacia un horizonte pintado a mano por las macro
corporaciones de activos incorpóreos, que marcan el derrotero de la humanidad,
a la que cocinan un porvenir sin huellas.
¿Qué
sentido tiene poner por escrito los signos de “fin de fiesta” de la estafa a
las que nos ha sometido gobiernos corruptos de todo color, estético provisorio
del no ser y no estar en Argentina, tierra de “Ficciones” borgeanas?
Mi
pregunta va dirigida a periodistas y comunicadores rentados, excluyentes,
censores y cobardes, que en calidad de ‘notarios’, ‘escribas’ de las macro
corporaciones económico-mediáticas, pretenden llamar la atención, otorgando en
malogrados discursos y escritos de barricada, devenidos en profecías del
pasado, noticias trucadas y un tanto ingenuas del más brillante amarillo
cadmio, que anuncian que nada cambiará en este país: la acumulación de millones
en el “dulce hogar” de altos funcionarios, sindicalistas mafiosos, funcionarios
de gobiernos peronistas kirchneristas, peronistas menemistas, de la alianza y,
la inseguridad de los ciudadanos reglamentados y reprimidos en su afán de tener
una existencia digna de ser experimentada… la justicia de la mano del poder, la
ignorancia, la compra de aplausos faranduleros, la mediocridad reinante, el
asesinato, la mentira cual norma de comportamiento retórico, la incapacidad, la
corruptela, seguirán siendo el flagelo de una comunidad temerosa y sin destino…
de un tiempo y un pueblo que han dejado de ser en absoluto a mis ojos y sentir,
en el más estricto sentido ontológico… que “han dejado de ser y vivir de este lado
del mundo”… no los percibo como habitantes de esta tierra, más bien son parte
del magnífico ensayo del gran Adolfo Bioy Casares: “La Invención de Morel”.
Soy
de aquellos para los que la verdad de este mundo es la vida con amor: de
aquellos que han elegido “ser”, silenciados y amenazados, obrando contra viento
y marea, decididos a permanecer en estado de constante resistencia al poder de
las bestias, suceda lo que suceda, a hacer siempre “como si” las mañanas que
cantan fueran realmente mañanas… y en adelante los apocalipsis cotidianos, que
nos presenta la denominada civilización occidental, formidable revelación de la
inmundicia burguesa camuflada tras la hipocresía de humanitarismo, que desvía
la mirada de las multitudes temerosas, que aplauden la ignominia cotidiana.
Y
si a pesar de todo se elige vivir (o sobrevivir), se detesta la cobardía
cotidiana, clavándola en un papel como un insecto, al menos nos alejamos del
conformismo, modo de vida de pueblos condenados a la esclavitud: el “Sistema
infecto”, donde reina el destripe, pues es peligroso dar prueba de amor o de
dignidad y valor.
Estar
inspirado no modifica la proa de mi escritura, simplemente exhibo otros
aspectos del “Sistema infecto”, como la niñez sometida al rigor de las
denominadas “buenas costumbres”, arrastrada sobre el barro del porvenir pintado
a mano, por adultos amancebados, que imprimen en la existencia de estos niños
el signo de la “bajeza” y la “inflexión”, en la que se mueven afanosamente las
multitudes abusadas, acosadas, entre fuegos cruzados donde la violencia social
es norma y regla.
Sin
dudas soy irrecuperable para la pudibunda burguesía criminal y los fanáticos
militantes de partidos políticos de derecha o de izquierda, de arriba y de
abajo, construidos, pautados y pactados a espaldas del pueblo sojuzgado… qué
más da, sólo marcas registradas que arrojan olores fétidos de conformismos y
conveniencias, de todo lo que sea conservar, incluso la literatura
anarquizante, una de las coqueterías del monopolio pseudocultural tilingo. A tal
punto que existe, moda mediante, un conformismo del anticonformismo: muy
deprimente, pues devienen efectos canallas de este sistema prescrito, de
métodos taciturnos, criminales y mortíferos.
No
olvidemos que se deja morir a millones de indigentes, a quienes se le atribuyen
la responsabilidad de sus muertes… multitudes discretas de desempleados que
supuestamente deberían tener trabajo o esforzarse hasta el deliro para
conseguirlo, a los que se les ordena buscarlo aun cuando es de conocimiento de
los que no cerramos los ojos, que las fuentes se han agotado.
Las
listas de los exiliados de la vida, es una lista de “réprobos” para el “Sistema
infecto”, me refiero al sistema que reina y mata en el planeta.
De
todos modos, ese “otro” siempre ha despertado sospechas en las “castas
dominantes”, éste ha sido y es el meollo del credo de ninguna fe, su sustancia,
su coartada infame. Aquí quedan revelados los sentimientos concretos y reales
de los parásitos dominantes, respecto a los “otros”, bajo cualquier régimen. Me
doy cuenta y descubro, cómo el excluido se ha convertido en expulsado, siendo
su valor “cero” en la tabla del debe y haber de los dictadorzuelos, disfrazados
de demócratas legítimos, consagrados en elecciones fraudulentas, apuntaladas
por miles de millones de dólares devenidos de los “buenos muchachos” del
exterior y de los “siempre listos” corporacionistas del poder omnívoro.
En
un rapto de sinceramiento comento que intento asimilar la emoción y
sensibilidad a la expresión inmediata, “hablada” de esa emoción y sensibilidad…
de todos modos, un tanto decepcionado por una Resistencia, que habiendo
prometido la Revolución, terminó en apenas una fingida Democracia críptica.
Esta estafa, hace me asimile a una Desobediencia permanente al “Sistema
infecto”, que jamás abandonaré, al menos hasta que se produzca el milagro del
tan ansiado giro de 180º.
No
ignoremos que podemos ser emigrantes o inmigrantes ‘in situ’, ser, en razón de
la pobreza, exiliados en nuestros propios países. Pero no olvidemos tampoco que
las exclusiones oficiales poseen virtudes insondables, como las cloacas,
convencen a los que no son afectados por ellas que son incluidos. Legitimidad
ficticia a la cual se aferran los que creen “pertenecer” al “Sistema infecto”.
Sabemos
que hay “marginados” y “excluidos” cerca, lo vivimos y experimentamos nosotros
mismos, humillados, rechazados por la denominada opinión pública, que no es ni
más ni menos, que la opinión de los bocones de medios, pagados con dinero del
Estado, en manos de ricachones groseros y sus bandas asesinas.
De
estas comunidades presentadas como modelos por la enseñanza proporcionada por
ella, los educandos conocen los secretos, no los del poder, sino de sus
resultados. Los desórdenes y carencias de su cotidianeidad, ¿no les permite descubrir
inconscientemente las catástrofes irreversibles que preceden del derrumbe?
Como
corolario se los arroja al borde del camino, empantanados con ellos un número
creciente de seres excluidos, de todas las razas y regiones.
Un
camino que no se sabe a ciencia cierta a donde conduce… los que podrían
saberlo, los constructores de esta nueva civilización, que se ha instalado en
el mundo, tampoco los transitan… ellos, los genocidas de la
vida-naturaleza-arte, residen y transita por otros paisajes, ese camino no
forma parte ya, ni de sus recuerdos, forma parte del folclore y del olvido.
Siempre
podemos negar lo que está vivo, bastaría esperar algunos siglos para que la
razón nos asista a quienes resistimos permanecer en el “Sistema infecto”, a
quienes emitimos nuestro grito libertario, cual melodía esperanzadora, para
quienes saben que lo peor no ha ocurrido.
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