EL VAMPIRO Y LAS RATAS
LIVINGSTONE85
Si
alguna vez fuese a un psiquiatra, lo tendría difícil para identificar mi
perfil. Siempre me han causado atracción la carne rasgada y la sangre al
brotar, y he disfrutado explorando los límites del dolor en un cuerpo. Pero, a
la vez, soy capaz de apreciar el valor de la vida humana, y pocas cosas
despiertan tanto mi rabia como el uso de la fuerza para oprimir al más débil.
Supongo que estas emociones me apartan del perfil psicopático.
Hace
tiempo aprendí a conciliar ambas facetas de mi personalidad y convertirlas en
algo útil. Volvía de noche y, en un callejón, escuché gritos que provenían de
una ventana. Un hombre insultaba sin parar a una mujer que lloraba. También se
oían golpes seguidos de chillidos que evidenciaban la paliza que ella sufría.
La escena duró una media hora, y ningún vecino le auxilió.
Decidí
investigar y pronto comprobé que el agresor era un animal de costumbres. Todos
los días volvía del bar sobre las 12 de la noche y se desfogaba con la mujer
como si fuese un saco de boxeo. Cuando tuve su cara, compré el material que
necesitaba y busqué una casa abandonada a unos 5 kilómetros de la ciudad que
sería mi centro de operaciones. Una vez hecho, le esperé en la puerta de su
casa y, mientras intentaba abrir, le agarré por la espalda y le inyecté en el
cuello un fuerte somnífero. Luego le introduje en mi coche y fuimos a la casa
abandonada.
Lo
primero que vio al despertar fue mi máscara, pues yo le estaba observando a
escasos centímetros de su cara. Mi máscara era blanca con una enorme nariz
curva y picuda, típica del carnaval veneciano. Entonces comenzó nuestro
diálogo:
-¿Qué
cojones hago aquí?- comenzó a gritar histéricamente, mientras intentaba
desatarse de la silla donde le había amarrado.
-Eres
una rata que va a alimentar a un vampiro benévolo, que necesita sangre para
vivir pero no desea probar la humana. Pero antes de alimentarme, jugaremos.
Dime una cosa ¿Con qué mano solías golpear a tu mujer?
-Te
mataré hijo de perra! He estado en la cárcel por cargarme a tíos y tú serás el
próximo!
Me
acerqué a él con unos alicates y apresé entre ellos un trozo de su mejilla.
Entonces comencé a apretar haciéndole gritar como un poseso.
-Temo
que no eres consciente de la gravedad de la situación. Dime qué mano usabas
para pegarle y pararé.
-La
derecha!!! Joder, Dios, la derecha!!!
-Bravo!
¿Ves cómo no era tan difícil?
Solté
su mejilla y me coloqué tras él (pues sus manos estaban amarradas a la parte
trasera de la silla) con unas tijeras de podar.
-Me
vas a regalar un dedito por cada mala noche que le hiciste pasar a tu esposa.
Sólo tienes cinco y esas noches son incontables, así que cuando acabemos
estarás en deuda conmigo. Pero me cobraré por otra vía.
Amputé
sus dedos uno por uno provocándole aullidos ensordecedores. Y, aunque me gusta
mantener la compostura, no pude evitar acompañarle con carcajadas igual de
ruidosas. Tras acabar, cautericé las heridas y lo dejé por esa noche.
El
maltratador me duró 5 días. Le arranqué muelas, uñas, los pezones, clavé
alfileres en sus pupilas y le hice tragar cerillas ardiendo. Mis conocimientos
en química me permitían reanimarlo rápidamente cuando se desmayaba y darle la
atención necesaria para que no muriera rápidamente.
Antes
de acabar con él (lo maté a golpes con un bate) quise decirle unas últimas
palabras.
-Ahora
que nos despedimos, debes saber que lo de estos días no ha sido sólo diversión.
Me has ayudado a reparar el daño que has causado. Y es que has sido grabado en
todo momento. Todo nuestro juego está inmortalizado en un DVD que verá todo el
país. De esa forma, los que disfrutan martirizando a quienes son más débiles,
sabrán que les espero. Y tal vez eso les ayude a controlarse. Todo gracias a
ti.
Encontraron
su cuerpo ensartado por el cuello, clavado a un árbol de las afueras.
Simultáneamente, envié una copia del DVD a una de las principales televisiones
del país y lo subí a la red tomando las medidas de seguridad necesarias para no
dejar rastro.
Y
así comienza mi historia.
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