LA CATARSIS DE NICOLÁS
R. KOLIA
POR ROBERTO CABRERA
Nicolás R. Kolia, Rafael Arozarena y Roberto Cabrera
Jornadas Literatura y Ciudad.
Parque Cultural Viera y Clavijo
¡Ay! Historia noria
no marees más al
corazón,
para tus aspas de
mariposa
No hurgues en los
entresijos del aire
deja en paz a ese
pobre loco.
Kolia
Nicolás Rodríguez Kolia tenía un gran
dolor de muelas cuando regresaba a su casa del colegio. Tenía que hacer unas
gárgaras de vinagre, me dijo. Yo caminaba a su lado cerca ya de la calle Castro
en su confluencia con Serrano. Allí me esperaba don Juan Borges para hacerme
las dolorosas curas de una caída en bicicleta.
Tiempo después Kolia publicó un libro de
poemas y acudió al colegio para presentarlo. Fue un día inolvidable, porque Lo
dulce, lo amargo y mi callado, era una declaración de intenciones de lo que
sería su dedicación al noble mundo artístico.
En otra ocasión, después de recoger unas
octavillas en la calle con un amigo de clase, preparamos un trabajo para poner
a prueba a nuestro profesor de Filosofía, pero confundimos a Stalin con Lenin y
entonces Kolia fue quien nos sacaría de dudas.
Lo dulce, lo amargo y mi callado era la
capacidad, en palabras de Antonio Bermejo, que tienen algunos hombres de lanzar
al aire su agonía...y no creo que exista un testigo de mayor excepción de los
avatares de nuestra sociedad en estos últimos 30 años, que Nicolás Rodríguez
Kolia. Tampoco con una sensibilidad poética, baste recordar su vehemencia
recitando a Whitman o a Baudelaire, autores de cabecera en la mesilla de noche
de su casa de la calle Serrano, donde vivía solo.
También recitaba a Pedro García Cabrera
o José Luis Gallardo, aquellos Domingos de la cárcel, llenos de melancolía.
Han pasado unos años y nos refugiamos en
su vivienda para ensayar rock de los setenta. Allí quedaban los restos de
aquella primigenia edición de Lo dulce, lo amargo y mi callado. Y llegó un
almanaque de manos de uno de tantos personajes clandestinos que lo visitaban
algunos de los cuales hoy son prominentes personajes de la cultura o de la
política. Era lo mejor de la poesía social que en aquel momento se publicaba.
Enseguida nos pusimos al trabajo, musicar aquellos poemas, preparar un
encuentro de Nueva Canción Canaria y tocar y recitar por barrios y pueblos en
un clima de solidaridad, concordia y arrojo. Fue la puntilla de aquel sistema
opresivo.
Entonces la poesía se convirtió en la
llave de un cambio hacia la libertad. Y si quisiéramos obviar a artistas como
Nicolás Rodríguez Kolia, estaríamos completamente alejados de la verdad.
Kolia no ha dejado de escribir, sobre
cartones, servilletas de bares, a un lado de los lienzos o por detrás de ellos.
Ha poetizado su pintura, haciendo que sus cuadros sean hoy muy valorados por
los coleccionistas. Tampoco se quedan atrás sus breves relatos que son perlas
de incuestionable calidad. Todo rezuma la poesía, que desde el principio
advierte de un final romántico y transformador. Ha escogido el barrio como tema
central, y es que toda la cultura popular, por muy globalizada que parezca, no
puede olvidarlo. No es estrechez de miras, sino todo lo contrario,
universalización de un microcosmos creativo.
Hace muy poco tiempo tropecé con otro
amigo de infancia, con quien iba al colegio todas las mañanas, este eminente
psiquiatra de hoy me confesó con verdadera inquietud, que daría lo que fuera
por volver a leer Lo dulce, lo amargo y mi callado. Ese callao que Kolia se
trajo a la ciudad desde su pueblo del Sur y que le servía de interlocutor en
todos sus descubrimientos cosmopolitas.
Ninguno de nosotros sabemos si todavía
lo conserva, si ese intimismo es compatible o no con su rebeldía como
experiencia, título magistral con el que se refirió a la música popular que
creció en las calles de su ciudad. Pero se nos antoja que tras tantas
experiencias y avatares artísticos y humanos, siempre conservará un hueco donde
dar cobijo a la amistad, su tema preferido, reiterado y recurrente. Como si
dejase intacto ese espacio intocado de la sorpresa del encuentro con el otro.
Esta advocación por el pasado nunca ha logrado dejar a un lado su deseo de
estar a la última. Por eso mismo es extraño que se le escape la novela recién
publicada, la inminente exposición, el titular de ese día, el estreno
cinematográfico, la revista de opinión o la filosofía del momento.
Una sólida cultura le hace un
conversador para el constante enriquecimiento, uno de aquellos filósofos
abiertos a la discusión asertiva, que no excluye la ironía, el humor o la
parodia, dando movimiento ajedricístico a sus argumentos. Haciendo más fácil la
existencia a pesar de profundas reflexiones abisales.
Yo me pierdo en sus manhatans,
recorriendo azoteas plagadas de gatos y de palomas, y él como ojos del Guadiana
retoma la pluma y sorprende como ahora con este libro lleno de nubes y de lunas
que persiguen habitantes urbanos, entrando por sus ventanas a ordeñar secretos
y afilar garras de solitarios corazones.
Iconoclastia humanista, de merecidísimo reconocimiento,
contemporáneo de otros creadores en la genealogía de un barrio de artistas como
Alberto y Yamil Omar, o Ángel y Eduardo Camacho. Pedro Víctor Debrigode Duggi.
Cronista actual de sus vivencias en colaboraciones periodísticas. De piel a piel
y también diseñador de proyectos arquitectónicos como el burgado gigante que
coronaría la city desde lo alto, albergando un museo espiral, lleno de
pasadizos como sólo Kolia puede imaginarlo.
Pero no olvidemos sus contribuciones
vanguardistas como el espectáculo totalizador de las artes: Contaminación o su
ópera rock La Ayuda de la Amistad, ambos en colaboración con el Grupo Salvaje,
y que tanta repercusión tuvieron a finales de los años setenta.
Sospechamos que toda esta frenética
actividad de tantos años se plasma en su poética, ya que el mismo ha precisado
en innumerables ocasiones que la poesía es el motor primigenio de otras artes.
Y ésto, he tenido la suerte de poder visualizarlo en su estudio de la calle
Castro cuando de una gota de pintura emanaba un poema o la última letra
irrumpía en el lienzo. Esa estrecha constante conjunción entre la poesía y la
pintura que algunos ingenuos creen haber descubierto hoy.
@Roberto Cabrera
LOS MUELLES
Tal como decía en un
artículo que escribí sobre Walt Whitman :
....El tirante que cruzaba en diagonal
su camisa blanca de sólo dos botones se deslizaba con facilidad sobre su
hombro. En un gesto rápido por lo acostumbrado, lo volvía a subir, mientras
seguía corriendo hacia el muelle. Allí sentado en el pretil, miraba ensimismado
el torrente humano...La gente que bajaba y subía de los barcos, que lloraba y
aireaba sus pañuelos blancos plata en un adiós visual. Los que sonreían en
silenciosa mueca de fino cristal a punto de romperse ante los seres queridos
que llegaban.
....Conocí los muelles de Santa Cruz
paseando con un delicioso vagabundo llamado Makey y lo que más me llamaba la
atención era las barcas de los cambulloneros dirigiéndose hacia los barcos en estambay
y el remolino de gente en la marquesina donde el fondo azul marino hacía
destacar los móviles, colores de las barcas y de los barcos.
....El muelle presentaba siempre una
especial viveza, el ajetreo de la gente con ropa multicolor hacía que los colores
se mezclaran en mis ojos como si estuviera ante un enorme tiovivo, que giraba
sin cesar.
....Los rayos solares se refractaban en
el mar y rebotaban en las montañas de Anaga para pincelar el muelle,la plaza de
España, la plaza de la Candelaria y todas las casas con sus floridos balcones y
unas calles más allá también a la iglesia de la Concepción al hospital
viejo,edificio neomodernista obra del arquitecto Manuel de Oraá.
....Un muelle tan limpio que los
chiquillos nos bañábamos en él. Los domingos el paseo por el dique era uno de
los entretenimientos preferidos por los chicharreros
Nicolás Rodríguez KOLIA
....Quizás tuviese
ocho años, cuando caminaba hacia lo que llamábamos fábrica de Coca-Cola, llevaba
pantalón corto beige, camisa azul falange, lonas blancas, en la cabeza hasta
tapar las cejas un bombín negro de cartón y en la mano un alambre curvado que
dirigía mi aro de hojalata.
....Frené primero bajo las buganvillas
de doña Tin para pedirle que me dejase pasar al patio y coger pitangas que ya
debían de haber pasado de un agrio naranja al dulce rojo sangre. Luego, aún con
la boca llena de tan singular sabor continuaba hasta el almacén de la
cochinilla y allí me quedaba extasiado durante un rato, luego seguía y cuando
llegué al muro trasero vi algo que sin saber porqué me estremeció de miedo, sin
embargo aquella palabra hendida por las balas hasta formar un bajo relieve
salpicadas por ribetes de pintura negra, quedó impresionada en mi mente como lo
artístico matérico expresado no como escultura sino como suceso creativo
provocado por motivaciones antagónicas.
....Tal podía sugerir El 2 de Mayo de
Goya, una arpillera de Manolo Millares o un jeroglífico de Tapies. Años más
tarde leyendo a Kandinsky subrayé esto en lo técnico y en lo espiritual. La
palabra ametrallada era libertad, palabra que yo entonces sólo entendía por
instinto.
Nicolás Rodríguez KOLIA
LAS CIUDADELAS
.....Las ciudadelas y
convoyes eran especialmente coloristas con sus patios llenos de variedad de
plantas y de flores. Había una en especial por la que yo solía ir mucho a ver a
mis amigos Marcos y Luisita y fue justamente en ella en donde se produjo uno de
los recuerdos imborrables.
.....Sucedió una noche en que la
habitual quietud y silencio quedó hecha añicos por un trasegar de ruidos
inusuales que despertó hasta a la abuela con su conocido sueño imperturbable.
Todos habían salido ya cuando llegué a la puerta, miré hacia abajo donde todos
corrían con cubos llenos de agua.
.....En esos breves segundos se produjo
la visión que no solo marcó inexorablemente mi memoria sino que vino a
confirmar que mi sentido estético, la importancia que yo daba a la belleza,
aquello que mayor placer producía a mi mente a través de los ojos estaba unida
a mi escala de valores y en ella la solidaridad ocupaba y ocupa el primer
puesto. Esta extraña mezcla entre lo ético y lo estético tan difícil de
dilucidar con el tiempo iría constituyendo el lenguaje total a través del cual
quería, quiero significarme.
.....Corrí calle abajo y antes de
llegar, ya Luisita, sólo arropada por un falso gritaba en medio del sollozo un
desgarrador: " se me quema mi casita". Quedé paralizado no tanto por
el sonido como por la imagen. Aquellos cuatro huesitos y cara bonita que eran
Luisita, con la luz del fuego a su espalda y su cuerpo envuelto en humo, detuvo
el tiempo y congeló para siempre esa imagen fundida en mi sentimiento. Luisita
vivía en el fondo de la ciudadela y el fuego no llegó a pasar de allí porque
pronto fue apagado.
Nicolás Rodríguez KOLIA
cartel del carnaval Néstor Santana
1999
UN RECORRIDO POR
30 AÑOS DE CARTELES DE
CARNAVAL LAS FOTOS DEL VIEJO AMOR
.....Antes que la
romana nave de la carne atracara en el muelle de la Humanidad, los griegos
escenificaban la danza del macho cabrío, con las tres conocidas máscaras
(apatía,alegría y tristeza) a las cuales llamaban personas,hecho que luego
serviría a Freud para desenmascarar el carácter de la persona.
.....En 1962, la única carne permitida
por estos lares era el sagrado matrimonio, o la que se escaseaba en los
calderos. Por eso aquí se llamaron Fiestas de Invierno. La rígida cuerda de la
censura aflojaba a medida que los años iban pasando, haciéndose notar en el
trabajo de los artistas.
.....Es ya viejo el hecho de que el
Carnaval ha calado hondo en esta tierra, convirtiéndose en una de sus más
populares fiestas. La forma en que un pueblo expresa sus alegrías es también la
manifestación de su inquietud creativa.
.....Es por eso que el cartel anunciador
debería ser la síntesis que de ello hace el autor acreedor del premio que se
convocaba o el elegido para la ocasión.
.....Veamos si es así.
Nicolás Rodríguez
KOLIA
Arpillera de Manolo Millares
EL SUEÑO DE LOS SIGLOS DUERME
SOBRE UNA ARPILLERA
.....Ocurrió en 1954.
Estaba a la entrada sobrecogido, sintió frío a pesar de que aún le daba el sol
en la espalda, reflejando y alargando su silueta oscura sobre cadmios del suelo
de la cueva, el negro total en el techo y un blanco brumoso en la atmósfera.
.....Sin saber por qué se arrodilló y
besó la tierra. Fue entonces cuando se percató de las momias guanches del fondo
por las que seguía saliendo el rojo. Arropándose con una arpillera descendió
del silencio sepulcral hasta la playa y allí se acercó la caracola a la oreja,
oyó una voz que repetía incesante: vacaguaré, vacaguaré... la arrojó al mar.
.....Cuando volvió al estudio miró
absorto durante horas sus pictografías inspiradas en los petroglifos; luego los
arrinconó. Estiró cuanto pudo la arpillera hasta provocarle desgarres, rotos
que cosería para volver a romper y volver a coser, le sacó jirones que
remendaría con gruesos zurcidos, la mortificó con violencia hasta el martirio,
la pintó con los colores que aún recordaban sus ojos, dando sublimidad a los
humildes materiales, convirtiéndolos en sagrados sudarios del siglo pasado.
El mensaje que debía transmitir no le
permitía ser formalista figurativo, tenía que ser descarnado y profundo, es
decir, matérico. Llegó pronto a los pintores de la época, ejerciendo la
influencia de su mensaje en la fundación del grupo El Paso. Proyectó
internacionalmente aquella voz de la caracola que tanta inquietud había
provocado en su alma.
Así lo descubrió en El homúnculo en la
pintura actual o en Destrucción-construcción en mi pintura, como sombrajos de
redención. El tiempo, factor humanizado,fue es el compañero invisible de su
obra, es decir, elegía materiales impregnados de carácter, que él aumentaba.
Simplificó aún más la gama cromática a aquellos colores que encontró aquel día,
en la cueva funeraria.
Pintaba como un iluminado que debe
transmitir con urgencia el sentir de un pueblo que fue diezmado. Obtuvo premios
en bienales internacionales y a él le debemos-entre otras muchas cosas- el
hecho de que una pintura netamente canaria enriquezca el patrimonio artístico
de este planeta, siendo considerado en la actualidad -20 años después que un
maldito tumor cerebral acabara con su vida, a la edad de 46 años, en plena
ebullición creativa- como el más importante pintor informalista.
Tratar de plantear ahora la indagaciones
sobre las influencias que otros pintores ejercieron en él, es un trabajo
extenso que no encaja en la intención de este escrito. Sólo destacar las
influencias naturales de sus amigos más próximos y -por similitud dramática- la
del pintor noruego Edward Munch. Más lejanamente, pero no con menos virulencia,
la de Francisco de Goya. Su obra cargada de amargura pero también de esperanza,
viaja por todo el mundo. Pero yo estoy seguro que su espíritu reposa plácido junto
a nuestros muertos en aquella cueva funeraria, confeccionando sobre arpilleras
el sueño de los siglos.
Nicolás Rodríguez
KOLIA
LOS OLORES DEL
COLOR
.....
.....Uno de los recuerdos más
importantes para mí se produjo un día en que estaba jugando con mis amigos a la
pelota de trapo. Esta salió lanzada lejos y fui a recogerla junto a la puerta
de un alto y estrecho edificio que con el tiempo quedaría sellado para albergar
más tarde la nueva iglesia del barrio,en honor a María Auxiliadora. Justo
cuando ya tenía la pelota en mis manos, me llegó un olor muy particular que
procedía de unas puertas más abajo.
.....Me quedé paralizado sin poder oír
siquiera a mis amigos que se quejaban de que no les pasase la pelota.
¡Dios,aquel olor! ¡El que perfumaba mi alma con olores que tenían color! Sin
duda, era la cochinilla. Mis amigos me dijeron que era allí donde la compraban
y la almacenaban hasta que los barcos se la llevaban no sabíamos adónde.
.....Aquella noche no pude dormir
pensando en ella: la crisálida que albergaba la alquimia del color. Comprendí
que ella,la humilde y sencilla cochinilla, poseía la esencia del secreto de
todos los colores de Canarias. Y así fue como a través de ella comprendí e
interpreté el cromatismo que había visto y que vería en Santa Cruz.
.....Más tarde supe la importancia que
tenía en el aspecto económico. Que durante mucho tiempo había sido
estabilizadora de los ingresos y gastos de las Islas. Supe, por ejemplo, que la
casa Martini la usaba para dar color a su famoso "vermouth" desde
hacía varios siglos y, entre otras, muchas marcas de reconocidos perfumes,
sedas naturales y otros productos exquisitos.
.....Una anécdota que me llamó mucho la atención
me la contó un amigo erudito en la materia, en torno al descubrimiento de dos
nuevos colores de la cochinilla, muy usados en la fotografía y en las artes
gráficas y plásticas en general:el "magenta" y el "cyan",
que fueron descubiertos por un químico alemán que en principios quiso
bautizarlos con los nombres de "teide" y "drago", pero que
asesores comerciales le aconsejaron que pusiese los nombres que ahora llevan
por ser dos ciudades famosas en aquellos tiempos, en las que Napoleón obtuvo
dos sendas victorias.
Nicolás Rodríguez
KOLIA
LUCES DE NEÓN
.....La zona del cine
"Greco", a excepción de dicho edificio, que permaneció con su
estructura desnuda durante muchos años, eran solares que los niños habíamos
convertido en campos de fútbol.
.....Una tarde de tantas, después de
terminar el partido, nos bañamos en la charca como siempre. La broma
generalizada era mojarnos la ropa. Luego, para que nuestras madres no se
enteraran de nuestras travesuras, bajábamos corriendo desnudos y descalzos,con
las lonas amarradas al cuello y la ropa en las manos para que se secara antes
de llegar a casa.
.....Pero la tarde nos reservaba una
sorpresa:bajábamos, y al llegar al puente de Asuncionistas, el
"quasioscuro" habitual de pronto se disolvió en una luz extraña por
nueva que cegó nuestros ojos. No entendíamos nada. Mientras mirábamos nuestros
cuerpos desnudos, nos pusimos la ropa rápidamente como -y nunca mejor dicho-
iluminados, empezamos a correr.
.....Aquello había trastocado nuestros
esquemas infantiles. Era como estar en otro sitio. Fue, como diría Carlos
Castaneda, una realidad aparte. Para mí, aquella nueva luz producía un aspecto
que danzaba alocadamente en mi cabeza, produciendo un vértigo de placer
inusitado.
.....Cuando ya no pude correr más, pues
mis pulmones estaban a punto de reventar y mi corazón había alcanzado la
velocidad de una liebre, me tumbé de bruces en la acera con los brazos y las
piernas abiertas y una sonrisa de lado a lado de la cara dirigida a quién había
provocado aquel insólito fenómeno.
.....Entonces abracé la luz y di vueltas
en la acera mientras reía y lloraba de alegría.
Nicolás Rodríguez KOLIA
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