POR EL HUMO SE SABE DÓNDE ESTÁ EL PP
DAVID TORRES
Apenas empezaba
a hincharse la gigantesca humareda sobre el cielo de Seseña, se vislumbró una
enorme nube negra en forma de P, e inmediatamente otra nube también en forma de
P. “Es de Podemos” señaló un concejal, “es el fuego, que está tartamudeando. Ya
se sabe, le gusta crepitar y tal”. Sin embargo, aunque el incendio tosió un
poco, no se veía que fuese a expectorar nada más. Al poco rato la humareda,
estabilizada cual titular apache, en negrita y con mayúsculas, publicaba la
noticia a los cuatro vientos: por el humo se sabe dónde está el PP.
El PP suele
despedirse a lo grande, con una escabechina medioambiental de las que hacen
época, ya sea una fogata apocalíptica o un petrolero desangrándose, una ampliación
de la consigna de “tierra quemada” a los cuatro elementos. Al igual que en los
tiempos del Prestige (cuando las autoridades pertinentes decidieron alejar
aquel barco chorreando petróleo de la costa para que la mierda se extendiera a
placer), una catástrofe ecológica marca un fin de ciclo, quién sabe si una
despedida para agradecerle a Mariano los servicios prestados o bien un
Götterdämerung en toda regla.
Poco a poco se
fueron conociendo los detalles de una gestión que, como siempre que andan por medio
los populares, oscila entre una de Viernes 13 (fecha de inicio del seseñicidio)
y una de Paco Martínez Soria. La concejal de urbanismo de Seseña, Rosa Laray,
ha explicado cómo el ayuntamiento recibió más de cien ofertas para deshacerse
del mayor cementerio de neumáticos de Europa. De inmediato -con ese instinto
infalible que les lleva a reclutar lo más granado entre tesoreros mafiosos,
ministros delincuentes y banqueros en libertad condicional- eligieron la peor:
una compañía senegalesa, Gie Reboot Corporation, sin empleados, sin sede ni
actividad previa en España y, lo mejor de todo, sin la menor experiencia en
gestión de residuos. Ocurría, sin embargo, que el cabeza visible de la empresa
en cuestión, Pape Séga Diagne, iba ataviado con unas cadenas de oro enormes y
con un reloj del tamaño de una patata, argumentos incuestionables para los
responsables municipales. ¿Quién podía resistirse? ¿Qué podía salir mal?
Cuando en
octubre del pasado año, el señor Diagne fue a parar a una prisión en Senegal,
la cosa empezó a oler mal. Tanto que María Dolores de Cospedal ha declarado que
el contrato no se formalizó porque la empresa no presentó ninguna garantía,
aunque la concejal ha afirmado que recibieron los 60.000 euros que el
ayuntamiento pedía como aval para firmar el contrato (probablemente fue un
contrato al estilo Bárcenas, en diferido y en forma de simulación). En fin, el
caso es que en seguida se hizo cargo del marrón una empresa de Valencia
(también es casualidad), Gestión de Desechos y Ruedas Iberia, anteriormente
denominada Consorcio Hostelero Industrial El Palmar. Tras demostrar la relación
directa entre el reciclaje de neumáticos y la paella valenciana, en febrero de
2016 ambas partes decidieron rescindir el contrato de mutuo acuerdo, aunque se
ignora todavía en qué modalidad.
Tras los
títulos de crédito de la película, en cinemascope y con señales de humo,
Cospedal ha referido la vergüenza de la anterior administración, que le endosó
un cementerio de neumáticos sin manual de instrucciones lo mismo que José Luis
le dejó en herencia a Mariano un país a traición. Las responsabilidades se
remontan a Barreda, a Azaña, a Fernando VII, a Abderramán III y al inventor de
la rueda, que la inventó sólo por joder.
¡¡GENIAL, COMO TODO LO QUE ESCRIBES!!
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