SILENCIO
DUNIA SÁNCHEZ
La
caída de la tarde. Astros que ambientan la escena. Ella frente a un espejo. El
espejo frente a ella. La casa está vacía. Ni siquiera hay muebles, solo una
silla donde ella se sienta frente al espejo. El espejo frente a ella.
Silencio.
Soledades.
Insolidarios
rincones
Donde
una se cobija.
Mi
cabeza parece estallar
Frente
al oleaje deforme
De
mi esencia.
Que
hacer,
Que
hacer….
Espejo:
Hola
amiga mía. Estás otra vez por aquí. Ahí sentada en una silla. Tus ojeras te
delatan. El sufrimiento, la marca grotesca que ha dejado la sociedad sobre tus
sienes. Pareces estallar, hacerte añicos y me miras, me miras con llanto
tenebroso. Tanto…que me rajo, ten cuidado que te cortes.
Ella:
Sí, aquí. Mirando mi
fisionomía, este cuerpo mío desastrado. No aguanto más. Estoy cansada de
vomitar, de correr y correr hasta arrojar mis entrañas y de muchas cosas más.
Por qué seré tan grotesca, tan gorda. Te miro y observo la decadencia de mi
ser. Yo que soñaba con no se qué. No, no…sueños no. Ya no hay, solo deseo
vomitar y vomitar todo lo que hay dentro de mí. No puedo comer las ideas
perversas me asaltan y otra vez lo mismo. Dime, espejo, espejo…por que seré tan
aberrante
Espejo
Que
hablas mujer. Te has quedado sin dientes, sin cabello, sin carne que rozar¿Es
que no te vez? Estás anoréxica. No lo quieres acertar. Todo depende de ti. Veo
un mal destino en tu desequilibrio mental. Estás delgada, muy delgada pero aun
no lo vez. Ya no puedes ni sostenerte en pie ¡No me cortes y deja esa botella
en el suelo. No bebas más. El alcohol no es la solución. Tienes que pedir
ayuda, por favor. Hazlo por mí, no la muerte ante mi presencia.
Ella:
Dices
que estoy delgada, enferma. Yo no lo veo. Parece que voy a estallar. Necesito
emborracharme y después descargar a lo largo del asfalto con mis zancadas. No
hay fuerzas, me siento débil, me siento caer en los laberintos infrahumanos. Tu
espejo, mírame. Dime que estoy bien. Sí, que soy ala de la vida. No,
no…(aprieta las manos contra sus sienes) soy mierda, soy polvo que se evade de
este mundo. Para qué seguir. Sufro…sí, sufro y no dejaré de sufrir. Y pedir
auxilio, no. Nunca, yo no veo que este mal. Solo que quiero dejar mi cuerpo
libre de estas grasas, de esa comida que tanto apesta. Por Dios…Por Dios…Déjame
de mirarme. Que…que es lo que hay ante mí. No, no me conozco.
Espejo
Tu
impulso te llevará a la muerte. Pronto, muy pronto cuando la luna oculte a las
estrellas. Pide ayuda. Sale de estas paredes y vete a beber de la vida. Sí, de
la vida. Me das lástima. Yo aquí sin poder hacer nada. Tu ahí desnutrida,
deshidratada, etc….No, delante de mi no fallezcas. No quiero ser reflejo de
tumbas. Ya se hay mucho dolor tras tu espaldas ¡Te he dicho que dejes la
bebida¡, ya. No más borracheras para suplir la angustia. Te estás cavando una
rincón sin salida. Recuerdo lo bella que eras…(interrumpe ella)
Ella
Es
que acaso no lo soy ahora. Lo vez…lo vez. Solo soy una bestia deforme.
Espejo:
No
digo que ahora no lo seas. Pero te estás autodestruyendo lento…muy lentamente
¡Quítate de mi vista¡ ya. Vete…vete no quiero que te mueras ante mí.
Ella:
No
puedo. Mis piernas flaquean. Me siento fatigada, muy fatigada…
Adiós,
Paraísos
perdidos
En
las alas del agotamiento.
Cuerpo
inhóspito
De
la hermosa caricia
Del
sol.
Adiós,
Te
has ido
En
el mecer de los años,
Gastados
de tanto y tanto penar
Por
pasillos de hambre.
Se
cae de la silla. Se quiebra el espejo.
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