A
PROPÓSITO DE USTED Y DE MÍ
GUILLERMO DE JORGE
Todos los días nos levantamos
inquebrantablemente para luchar por un trozo de pan con el que poder llenar
nuestras bocas. Nadie, absolutamente nadie, nos ha dado un teorema o una clave
irrefutable con la que poder sobrevivir a esta vida, y así, sortear los
obstáculos que al paso alguien se empeñó en ponernos en medio: nadie.
Confieso que a veces es duro
digerir todo ésto que nos sobrepasa a menudo -miro a los ojos de mis hijos y
pienso: debes de seguir luchando por ellos-. Sin embargo, cuando las fuerzas
parecen flaquear, un hombre o una mujer que se precie sabe que debe de coger
todo aquello que le pertenece, triturarlo todo en una inmensa e incomestible
bola y comérsela, poco a poco, mientras que sus hijos viven en ese mundo
tornasolado que somos incapaces de destruir.
Hablo en defensa propia.
Hablo porque tengo la irremediable necesidad de respetarme a mí mismo, es
decir, de respetar a cada uno de vosotros, querido lector, que semana tras
semana, lee artículos: no me queda otra opción, no quiero otra alternativa.
Y hay días que empuñar la
pluma se me hace difícil. Y me dan ganas de llorar a manos llenas cuando oigo
hablar a un padre con cincuenta y dos años y con familia, que aún cobrando la
paga de apenas cuatrocientos euros tiene que buscar comida en los contenedores
de basura, y sabe que el próximo año
seguro que perderá la única ayuda que le queda: Y clama al cielo, y al dios del
lugar, y pregunta al vacío que qué va a hacer entonces, si ya con su edad
muchos no dan ni un duro por él. Y también se me hace difícil ver como los
negros piden un trozo de pan en las aceras, mientras que recuerdo a mi padre
-negro, como un tizón-, cuando nos contaba cómo vino a España, de polizón en
un barco, con apenas catorce años en los
bolsillos y la piel negra, recordad, como un tizón. Sin embargo, sigo viviendo día a día, porque
no me queda más remedio, a pesar de la crisis que nos ahoga, a pesar de la
subida del I.V.A que nos lleva al abismo, a pesar de todas las cosas: a pesar
de tí y de mí.
Y sin embargo, sólo me queda
la certeza, que estas torpes y torvas manos que han escrito este artículo ha
sido a propósito de usted y de mí. Que está dedicado a todos aquellos que como
el que aquí suscribe estas palabras está cansado de tanta injusticia y de tanta
soledad. Que este artículo se que no estará encumbrado en los anales de la
historia, ni tampoco será premiado como un artículo esclarecedor que nos enseña
algo nunca visto.
Este artículo ha sido escrito
única y exclusivamente para todos aquellos que son de carne y hueso y que, de
una forma u otra, sufrimos esta mezquina y miserable crisis que no podrá con
nuestros sueños, con nuestras ilusiones, con ninguno de nosotros: os lo
aseguro.
Guillermo
de Jorge
#guillermodejorg
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