SANGRE ELECTORAL
EN LA ESCENA
SUSO DE TORO
Si Shakespeare
contase la actual lucha de facciones políticas le daría un cierto vuelo a la
cosa, le dedicaría al personaje de Montoro una escena en la obra y
comprenderíamos lo violento y significativo que es lo que acaba de hacerle a
Aznar.
Se puede decir
que el PP está haciendo limpieza de cara a esas elecciones que ya parecen
inevitables, ahí entraría lo de Soria, alcaldes que dimiten…, pero lo de Aznar
da la dimensión de la enorme crisis no solo del PP sino del sistema de poder
político madrileño español. Porque la sanción y la humillación pública de Aznar
es un sacrilegio y un parricidio, Rajoy ha matado al padre, Montoro clavo el
puñal.
El proceso de
crisis de la política española no se saldó en las pasadas elecciones como
creían algunos actores políticos, como Ciudadanos y Podemos. No podía ser
porque lo que está en cuestión es mucho más que la estructura del bipartidismo,
desde hace dos años entró en cuestión la monarquía y la estructura del Estado,
la república catalana es el nudo que anuda ambas cuestiones. La dimensión
histórica de la crisis no podía ser solventada por el electorado en una única
votación. Aunque tampoco va a quedar cerrada en esa segunda vuelta, el proceso
llevará dos o tres años más. Para entonces España será distinta. Aunque nadie
lo vaya a anunciar en la campaña electoral, la próxima legislatura, dure lo que
dure, tendrá que se constituyente.
El PSOE también
administra su crisis interna, otro proceso en marcha. Susana Díaz representa lo
que Aznar en el PP, la vieja cultura del partido, la formada en los años
ochenta
Y, realmente,
Aznar y su idea de España es imposible que pueda participar en ningún pacto
constituyente futuro. Rajoy tampoco, pero él sabe que también es pasado. Está
haciendo lo que cree que debe hacer, aguantar el tipo para aguantar el partido
sin que rompa y pueda evolucionar a otra época.
Los poderes
económicos y mediáticos moverán sus apoyos pero saben que el verdadero desafío
al status quo está en Catalunya, su problema es como vencer al independentismo
catalán. Por eso, jugarán con Ciudadanos y con el PP, pondrán huevos en
distintas cestas porque el PP no está acabado. Aunque tengan que presentarse
con Rajoy de candidato, no es imposible que tras esta purga que afecta a
quienes parecían blindados, Aznar, Soria, Feijóo…, sea capaz de ofrecer una
promesa de renovación verosímil para su electorado.
Pero el PSOE
también administra su crisis interna, otro proceso en marcha. Susana Díaz
representa lo que Aznar en el PP, la vieja cultura del partido, la formada en
los años ochenta. El PSOE no puede prescindir del poder territorial y los votos
que ella encarna, pero Sánchez ya ha aprendido en estos meses, a toda pastilla
y a la fuerza, que la política que tendrá que hacer su partido, en el gobierno
o en la oposición, va a tener que ser muy distinta de la anterior. Sin embargo,
el PSOE tiene un problema muy serio, no tiene proyecto político alguno.
No solo le
falta un proyecto político de fondo, tampoco tiene una oferta concreta que
pueda presentar ahora unas elecciones. Se presenta como un partido muñidor de
pactos, puede pactar con unos y con otros, evidentemente un partido útil para
formar gobierno, pero sin capacidad de movilizar el voto. Solo cuenta con sus
incondicionales, muy definidos por la edad y por el territorio.
Quien sí puede
ser que consiga llamar y concentrar voto puede ser Podemos. Los de Iglesias han
ido reuniendo votos perdidos aquí y allí, pequeñas o medianas candidaturas,
causas minoritarias, votos desilusionados…, y ahora cuentan sumar lo que queda
de Izquierda Unida. La deriva del PSOE y su prepotencia fue dejando a un lado a
mucha gente 'minoritaria' que si ahora se junta puede ser que desencadene un
efecto movilizador y lo minoritario se haga mayoritario, al menos en el campo
de la izquierda.
Podemos se
presentó a las elecciones con la intención de ser mayoritario en la izquierda,
no lo consiguió. Si en las próximas horas se fragua un gobierno de última hora
alternativo al PP por sorpresa puede que tome una decisión que sea buena para
el conjunto de la sociedad pero perderá la fuerza de su inercia, se detendrá.
El PSOE habrá conseguido, por un lado, aplazar su crisis existencial y ganar
tiempo desde la administración y, por otro lado, encerrar a Podemos en un juego
convencional de partidos y pactos. Pero, si vamos a elecciones, entonces el
PSOE comprobará que sus temores son ciertos, Podemos acabará siendo más
adelante un partido sometido a los límites en que se mueven las economías de
los estados hoy, pero por lo de ahora su objetivo es gobernar. Iglesias presume
de cabellera porque pretende cortar la de Sánchez y Rivera.
La pasada
campaña electoral fue una escaramuza, ahora veremos la lucha política en su
crudeza. Correrá sangre en el escenario.
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