GIRABA...
DUNIA SÁNCHEZ
Giraba
y giraba en torno a las hogueras extensas de su cuerpo. Se mecía en sus
pensamientos tras puertas vacías bajo un techo blanco, muy blanco. La casa
vacía solo muebles y muebles habitando su mirada. Se sentó en una silla y con
las manos en sus sienes buscó el por qué. De sus ojos lágrimas. Unas lágrimas
que arrastraban su pesadez en mirarse un espejo y comprender que sus alas aun
podían prender el vuelo. Un espejo sucio, abandonado por la dejadez de los
años. Se levantó, se miró pero no se
reflejaba solo una neblina que lo llevaba a otra dimensión. Con las yemas de
sus dedos lo acarició. Y fue extraño el suceso, y fue alegre lo que emanó de
él: plateadas yeguas en el rigor de su danza. Penetro a ese mundo donde un
pasto verde nutria a estas. Corrió y corrió con el juego de la hierba danzante
por la brisa fuerte. No se cansaba, era la vida. Vida que se entremezclaba con
las sucesiones de sus huellas a ras de la luna.
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